449 placas inundarán Madrid en memoria de los deportados a campos de concentración nazis
Diario.es La capital se suma a la implantación de las placas ‘Stolpersteine’, una de las iniciativas memoriales más destacadas y difundidas en Europa
Las primeras placas en cada ciudad las instala su ideólogo, el alemán Gunter Deming, y está previsto fijar una fecha atendiendo a la agenda del artista
Las Stolpersteine ya se encuentran en 24 países europeos; en España las hay en diferentes lugares de Catalunya y en Palma de Mallorca
Durante el Pleno municipal del pasado 27 de febrero, los concejales de los cuatro grupos con representación en el Ayuntamiento de Madrid –Ahora Madrid, PP, PSOE y Ciudadanos– homenajearon a los republicanos madrileños, 445 hombres y cuatro mujeres, que fueron deportados a los campos de concentración nazis entre 1939 y 1945
Los ediles leyeron sus 449 nombres, en voz alta y con una música de fondo solemne, ante la presencia de familiares y representantes de distintos colectivos de víctimas del nazismo, la comunidad gitana, el colectivo LGTB, asociaciones de memoria histórica y la asociación Amical Mauthausen. Entre los nombres leídos, muchos de ellos desconocidos, estaba el de Francisco Largo Caballero, el que fuera presidente del Gobierno que acabó en el campo de concentración de Sachsenhausen.
El Pleno de Cibeles cumplía así con una proposición aprobada en la sesión plenaria anterior del 31 de enero, presentada por el PSOE y respaldada por todos los grupos. Pero el homenaje a los deportados a campos de concentración nazi no se va a quedar ahí. Madrid se suma a la implantación de las placas ‘Stolpersteine’, una de las iniciativas memoriales más destacadas y difundidas en Europa para homenajear a las víctimas internadas en los campos nazis.
Las ‘Stolpersteine’ (una piedra en el camino que puede hacer tropezar, en castellano) son unos pequeños bloques casi cúbicos, de 9,6 x 9,6 x 10 centímetros, repartidos por las calles de más de 24 países de toda Europa gracias al artista alemán Gunter Deming y que ahora llegan a la capital española; ya están en Catalunya y Mallorca.
En una de las caras cuadradas, se inserta una placa de bronce en la que se graban los datos de la vida de una persona, como son su nombre, su fecha de nacimiento, la fecha de deportación o su fecha de su asesinato… Estos pequeños adoquines se colocan en lugares que mantienen vinculación con la víctima: por ejemplo, en la casa donde vivió o en el edificio donde trabajó, se ahí que se empiecen con frases como «Aquí vivió».
«La ciudad de Madrid tiene una deuda pendiente con su Historia y con un gran número de sus vecinos. La hegemonía ideológica que, durante casi treinta y seis años, dominó España, ocultó interesadamente los sufrimientos que padecieron miles de madrileños, y de otras zonas del Estado», señalan fuentes del Ayuntamiento de Madrid.
El artista alemán Gunter Deming siempre instala personalmente las primeras ‘Stolpersteine’ de cada ciudad, llevando a cabo prácticamente todo el proceso: desde la excavación del hueco hasta la recogidas posterior de los escombros. Es un símbolo de «respeto a las víctimas». «Esa operación puede resultar especialmente sencilla ya que muchas de sus aceras se encuentran enlosadas con baldosas de material cerámico de 15×15 centímetros, por lo que el proceso se reduce a la sustitución de una de esas baldosas por la Stolpersteine y el relleno de los bordes», aseguran desde el Ayuntamiento de Madrid.
¿Cuándo «tropezaremos» con las placas en Madrid? El Gobierno municipal de Manuela Carmena ha invitado al escultor alemán a que venga a la ciudad a colocar, como es costumbre, las primeras. Deming ha aceptado y está previsto fijar una fecha atendiendo a la agenda del artista. El Ayuntamiento de Madrid prevé colocar una decena inicialmente que se completará con la totalidad de vecinos de la capital que murieron en los campos de concentración nazis: las cuatro mujeres y los 445 hombres.
El proyecto, vigente desde la década de los 90 y presente en más de 24 países, se había instalado en España anteriormente. Las primeras llegaron a Barcelona en 2015, pero tras la colocación de 20 placas en Mallorca el pasado 18 de diciembre, el artista alemán reconoce por primera vez la vinculación entre las víctimas del franquismo y las del nacismo.
Los orígenes del proyecto se remontan a 1992, cuando Colonia, a raíz del quinto aniversario del decreto nazi de deportación de los gitanos por orden de Himmler, quiso instalar una placa en homenaje a las casi mil personas gitanas que habían residido en la ciudad alemana y que fueron detenidas y deportadas. Gunter Demnig fue el encargado de llevar a cabo el proyecto, que consistía en una placa con la inscripción de las primeras líneas del decreto de deportación.
El artista quiso conocer la última residencia voluntaria que tuvieron los deportados en la ciudad. Durante el proceso de búsqueda de información, sorprendido porque muchos ciudadanos no conocían ni los hechos ni los nombres de las víctimas, quiso devolver a estas personas el lugar de donde no tendrían que haber desaparecido: los últimos domicilios conocidos o, sino, los lugares de trabajo, de asesinato o de desaparición.