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Folclore antifascista: canto a la tirolesa para ahuyentar a la ultraderecha

Diario.es JOGIDA, una iniciativa de canto a la tirolesa de Berlín, reivindica el uso del folclore alpino alemán en sus manifestaciones contra la ultraderecha

Las tradiciones no tienen por qué estar asociadas al conservadurismo más reaccionario. Esto mismo es lo que se empeñan en demostrar Gaya Schütze y Elena Gußmann, dos artistas que reivindican el canto a la tirolesa con fines políticos izquierdistas. Ellas están detrás de la «Ofensiva de Canto a la Tirolesa contra la Idiotización a través del Miedo» (JOGIDA, por sus siglas alemanas).

JOGIDA es una banda de canto a la tirolesa especializada en poner música a actos de protesta. Schütze y Güßmann, al frente del grupo, atienden a eldiario.es nada más terminar de impartir el taller de canto que han organizado en un bar situado cerca de una zona de clubes y discotecas del céntrico distrito berlinés de Mitte. Ambas formaron en 2015 el autodenominado «dúo de canto a la tirolesa anticapitalista» Esels Albtraum.

Disfrazadas de guerrilleras, cantan así contra la gentrificación en los barrios populares de Berlín o a favor de la anarquía total y la okupación. Tienen todavía pendiente hacerse realmente famosas en Alemania. Pero lo que ya han conseguido es poner notas musicales que resultaban impensables hace unos años en manifestaciones surgidas como respuesta al auge de la ultra y la extrema derecha en Alemania.

Sin embargo, el canto a la tirolesa tiene fama de ser un arte conservador. «Hitler, un pastor alemán y el canto a la tirolesa. Se supone que ser alemán es eso», dice Güßmann. Ella y su compañera llevan años luchando contra ese estereotipo. «Hay una asociación injustificada entre los movimientos de extrema derecha y el canto a la tirolesa. Según esa idea, el canto a la tirolesa sería todo lo contrario de algo progresista», abunda Gußmann. A su lado, Schütze asiente.

Las dos formaron JOGIDA en 2017, año en que el partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD) entró en el Bundestag como la tercera fuerza política más votada. JOGIDA es un acrónimo que alude y se enfrenta al de los Patriotas Europeos contra la Islamización de Europa (PEGIDA), un movimiento muy cercano ideológicamente a AfD.

«Un día surgió la idea de que fuéramos las dos a cantar a una contramanifestación en respuesta a una ‘mani’ de la ultraderecha. Pusimos nuestro canto a la tirolesa al servicio de la lucha contra la ultraderecha», dice Güßmann sobre los orígenes del grupo que ahora dirige con Schütze.

Su banda mueve regularmente a unas 40 personas interesadas en cantar este tipo de canciones folclóricas con fines políticos. Tras su último ensayo grupal, Schütze y Gußmann recogen la suerte de partituras en forma de pancartas que utilizan para cantar. «Hal-lo, Hal-lo antifa-sci-sti, Holla-re» o «hola, hola, antifascista», se lee en una de esas líneas.

«Hemos compuesto canciones y también tenemos canciones sin texto, que están hechas simplemente de sílabas», dice Gußmann. Ella y Schütze También se sirven de melodías y canciones folclóricas tradicionales del canto a la tirolesa. Se nutren de antiguas composiciones que las responsables de JOGIDA tratan con el mayor de los respetos. Saben que trabajan con material artístico que solía transmitirse por tradición oral. Cantar a la tirolesa, un arte característico aunque no exclusivo de los trabajadores del campo en la zona de Los Alpes, no es algo que se pueda aprender a partir de los libros.

«Encuentro mi patria en estos sonidos»

«El canto a la tirolesa es un arte muy variado. Hay cánticos muy sonoros y diferentes, según quien los cante y según el origen», plantea Schütze. Ni ella ni Gußmann son oriundas de regiones alemanas en las que se canta a la tirolesa. Schütze nació en Hannover hace 59 años. Gußmann es originaria de Baden-Wurtemberg. Tiene 32 años. En Alemania, el canto a la tirolesa es típico en los Länderde Baviera y Turingia. «No es tradición en mi región. Pero me da igual, porque yo encuentro mi patria en esos sonidos», plantea Gußmann. Ella y Schütze llevan casi una década dedicadas a esta música, también muy arraigada en Austria y Suiza.

En Alemania, las cabezas visibles de JOGIDA se enfrentan a un particular clima adverso a la hora de usar como medio artístico el canto a la tirolesa o cualquier otro arte folclórico. «La herencia de las canciones folclóricas ha desaparecido, más o menos, por culpa de la Segunda Guerra Mundial y por el uso que hizo el III Reich de esas canciones», cuenta Schütze a eldiario.es. En tiempos de la Alemania comunista, «el régimen de la República Democrática de Alemania (RDA) también creó sus canciones folclóricas, pero ya nadie se acuerda de ellas».

Esta situación da lugar a situaciones como la que conocen bien Gußmann y Schütze. En manifestaciones, los alemanes no suelen cantar. «Yo he estado en protestas con muchos manifestantes y ahí nos decíamos: ‘¡eh, cantemos algo!’. Pero resulta que nosotros, los alemanes, no tenemos nada que cantar», señala Gußmann.

«La ultraderecha no canta a la tirolesa»

JOGIDA también es, en parte, una solución a lo excesivamente sobrio de las manifestaciones de alemanes. Su aparición, que ha coincidido con el ascenso de la ultraderecha, no puede ser más oportuna. Entre los militantes de AfD y otros grupos similares, además, llevan tiempo popularizándose las canciones folclóricas.

«Las canciones tradicionales están siendo utilizadas por la ultraderecha», conviene en afirmar Gußmann. «Las derechas van a explotar en lo cultural justamente eso. En manifestaciones de PEGIDA se cantan algunas canciones folclóricas, porque dicen que hay que acordarse de ellas», abunda. Ni a Gußmann ni a Schütze les gusta la idea de que el folclore quede en manos de las fuerzas más reaccionarias del país. «Cantar te hace fuerte y te libera, y es una forma de empoderamiento», según Gußmann.

No obstante, ella sabe que «la ultraderecha no canta a la tirolesa». Hacerlo implica, entre otras cosas, dominar el canto difónico y otras complejas técnicas vocales que exigen mucha práctica. Dada su conocida predilección por las soluciones simples – ¿demasiado simples? –, es probable que la ultraderecha siga sin cantar a la tirolesa. Gußmann y Schütze afinan este arte para la izquierda de la izquierda.

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