Dos niños se ahogan tras saltar al agua en el Puerto de Valencia para no ser repatriados
Levante.- El buque en el que viajaban como polizones desde África solo dio la alarma cuando se tiraron al mar
Hundidos por el peso de sus ropas y tragados por el torbellino de la maniobra de atraque, no tenían ninguna posibilidad de sobrevivir. Pero ellos no lo sabían. Los dos niños, de alrededor de unos 13 años, cuyos cuerpos sin vida recuperaron ayer los buzos de la Guardia Civil del fondo de las fangosas aguas del puerto de València, habían llegado a bordo del portacontenedores de bandera liberiana Leto como polizones y decidieron saltar al agua en un intento por ganar los muelles y evitar una repatriación segura. O algo peor.
El capitán del Leto dio el aviso a las siete de la mañana, pero solo después de que los dos menores saltaran al agua por la parte izquierda de la proa. Antes de eso, se desconoce si la tripulación había detectado su presencia y no la había comunicado a las autoridades españolas -las leyes marítimas obligan a alertar a tierra en el primer puerto en el que se tenga previsto atracar, pero la presencia de polizones tiene consecuencias para el personal del barco- o si, por el contrario, realmente se dieron cuenta de que los dos niños estaban en el buque cuando saltaron por la borda cargados de ropa de abrigo y aferrados a todas sus pertenencias.
En todo caso, los chicos se tiraron al agua en el peor momento, cuando el Leto, un gigantesco portacontenedores de 220 metros de eslora, 32 de manga y una capacidad de carga de más de 42.000 toneladas, estaba realizando la maniobra de atraque, con las turbinas a plena potencia y la hélice de proa en marcha, lo que genera un inmenso remolino del que es imposible escapar, alimentado, además, por los motores de los remolcadores.
De hecho, la tripulación explicó que les habían arrojado salvavidas desde la proa, pero que «no los quisieron coger», algo que investiga la Policía Nacional, para determinar en qué momento fueron lanzados los elementos de salvamento y si era posible que los niños pudieran cogerlos cuando ya estaban envueltos en la masa de agua y lodo.
Nada más lanzar la alerta el capitán del barco, poco después de las siete de la mañana, se puso en marcha el dispositivo de tierra para tratar de rescatar a los menores. En un primer momento acudieron buceadores de los bomberos, una embarcación de Salvamento Marítimo, una patrullera del Servicio Marítimo de la Guardia Civil, así como efectivos de tierra de este cuerpo, agentes de la Policía Nacional, guardamuelles y Policía Portuaria.
La Autoridad Portuaria no solo paralizó la actividad en ese punto, en la terminal CSP Iberian Valencia, sino en todo el puerto, ya que cualquier movimiento de los buques genera fuertes corrientes y movimientos de agua en un recinto acotado como ese, que podrían haber arrastrado los cuerpos e impedir su rescate.
Los buzos de los bomberos rastrearon durante casi hora y media toda la quilla del buque, que tiene su base en Monrovia, la capital de Liberia, haciendo especial hincapié en el área de la proa y en el lado de babor, pero no lograron localizar los cuerpos.
Al cabo de ese tiempo, los bomberos recibieron el relevo de los buzos del grupo de actividades subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil, quienes finalmente hallaron los cuerpos de los dos menores hundidos a escasos metros de la quilla en torno a las 10.20 horas.
Tras rescatarlos, los llevaron al muelle, donde fueron examinados por la forense, tras lo cual el juez de guardia ordenó su traslado al Instituto de Medicina Legal de València, donde se les practicará la autopsia.
La Policía Nacional ha tomado declaración a varios miembros de la tripulación para tratar de averiguar si existe alguna responsabilidad de algún marinero en la subida al barco de los niños y está a la espera de poder identificar a los menores. De momento, se desconoce si se subieron al Leto en Camerún o en Costa de Marfil, último país donde tocó tierra el buque antes de zarpar hacia València en una travesía de 14 días y medio durante la cual los menores tuvieron que buscar refugio de algún modo.