El deporte, clave para luchar contra el racismo

La Vanguardia.- Tanto el deporte profesional como el de base son vehículos para combatir la discriminación racial

Tras el asesinato del ciudadano afroamericano George Floyd a manos de la policía de Minneapolis, el racismo ha vuelto a centrar el debate social en Estados Unidos y en el mundo.

Bajo el lema Black Lives Matters ( Las vidas negras importan ) se han producido manifestaciones masivas en muchas partes del mundo, la mayoría de ellas en Estados Unidos, pero también en otros lugares como el Reino Unido o España.

Este movimiento también ha tenido cabida en el mundo del deporte profesional. El boicot de los jugadores de la NBA a la competición para exigir reformas en los cuerpos policiales o el hecho de arrodillarse antes de cada partido de los futbolistas de la Premier League son algunos de las acciones que se han llevado a cabo en diferentes países para concienciar a la población.

El deporte siempre ha sido un vehículo de lucha contra el racismo en el mundo. Momentos como las victorias del atleta afroamericano Jesse Owens frente a la atenta mirada de Adolf Hitler en los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936, o el gesto de levantar el puño al aire de los atletas estadounidenses Tommie Smith y John Carlos durante la ceremonia de entrega de medallas de los Juegos Olímpicos de México 1968 han pasado a la historia como parte de la historia del movimiento olímpico.

También el triunfo de la selección de Sudáfrica en la Copa Mundial de Rugby de 1995 fue clave para fomentar la cohesión social en un país que acababa de desmantelar el sistema segregacionista del apartheid , en el que personas de raza negra no tenían los mismos derechos que los de raza blanca.

Deporte como vía de transmisión de valores

El deporte es una gran fuente de valores humanos como la integración y la igualdad; y en estos valores inherentes a la práctica deportiva son en los que se centra la labor llevada a cabo por la Fundación Rafa Nadal.

Entre los diferentes proyectos, la Fundación del tenista mallorquín cuenta con dos centros para niños y jóvenes vulnerables, en Palma y en Valencia. Por las características de este proyecto, en él participan menores de orígenes muy diversos, por lo que las diferentes actividades se desarrollan en un entorno multicultural, en el que la interacción y la relación entre iguales es un aspecto muy presente desde la base.

Por ejemplo, el centro de Palma atiende actualmente a menores de 11 nacionalidades diferentes: MarruecosNigeriaSenegalPakistánColombiaIndia y también de España, entre otras.

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