Se enfrenta a 4 años de cárcel por acoso: “Más vale que no te vea por la calle porque te voy a follar”

El Pueblo de Ceuta.- La víctima relató durante el juicio lo sufrido durante años y aseguró que tiene «miedo de salir sola a la calle»

En la mañana de este miércoles 3 de febrero se celebró en la sala del Juzgado de lo Penal número 1 de Ceuta el juicio contra M.A.A., un hombre ceutí acusado de ser autor criminalmente responsable de un delito de acoso sexual dentro del cual se solicitan 2 años por amenazas y otros 2 años por coacciones, además de una orden de alejamiento a la víctima durante 4 años. El acusado se negó a aceptar la pena de conformidad ofrecida por el Ministerio Público que hubiera permitido reducir la condena a 6 meses de prisión con suspensión, dado que el principal interés de la denunciante era el de imponer la orden de alejamiento, y se declaró inocente durante la vista oral.

 La primera persona en testificar después de M.A.A., que negó todos los hechos de loa que se le acusa y se limitó a señalar que mantenía una estrecha amistad con la denunciante pero que nunca había sobrepasado los límites, fue la mujer supuestamente víctima de este hombre. La joven señaló que ella comenzó a trabajar en una cafetería en la que él era cliente y que conforme fue pasando el tiempo iba cada vez con mayor frecuencia y pasaba más tiempo allí con ella, siempre cuando estaba sola en su turno, cogiendo unas confianzas que no le había dado.

Uno de los primeros episodios, según relata, fue un masaje que se empeñó en darle a pesar de ella negarse hasta que cedió por “formar el lío en la cafetería con un cliente”. La sentó en una silla y le dio un masaje en cuello y espalda. Después, con el tiempo y viendo que este hombre se tiraba las tardes con ella fue sintiendo más miedo y cada vez que intentaba tocarla se retiraba, pero él le decía cosas como “ay, mi rubia” o “que ese cuerpo no era normal”.  El acusado también intentaba quedarse siempre hasta el cierre de la cafetería o la esperaba fuera, por lo que ella empezó a sentir “miedo” y siempre pedía ayuda de alguien para no tener que cerrar sola.

La situación se volvió tan insostenible, relató la víctima, que tuvo que dejar ese trabajo para librarse de su supuesto acosador. En ese periodo que estuvo sin trabajar ocurrió otro de los episodios más desagradables. Cuenta que ella vivía en Bermudo Soriano y él siempre la estaba esperando en la plaza de Hadú por donde pasaba, que se montó varias veces en el autobús detrás de ella y que en una ocasión, la cogió del brazo gritándole que tenía que hacerle una proposición y que se casara con él, “que iba a ser su mujer por cojones”, tras lo que ella salió corriendo y llamó a una amiga.

Las amigas

Dos amigas de la víctima testificaron durante la vista oral como testigos, ya que ellas vivieron todo a su lado. Ambas contaron que siempre iban a la cafetería a acompañarla cuando podían, especialmente a partir de que ella empezara a avisar de que un cliente empezaba a darle miedo, además siempre una o la otra iba a recogerla al cierre.

Entre los hechos concretos que ellas presenciaron destacaron las formas en las que él se refería y acercaba a ella, que siempre estaba allí cuando ella trabajaba y que un día le llevó una bolsa llena de bragas, transparentes y de encaje. Tanto las testigos como la denunciante aseguraron que nunca habían tenido una relación de amistad con el cliente, y que ella solo intentaba ser amable porque era su trabajo.

El encargado de la cafetería sabía que ella le tenía miedo

Otro de los testigos fue el encargado de la cafetería donde trabajaba la víctima y supuestamente comenzó el acoso. Este declaró que era amigo del acusado y que no consideraba que fuera una persona problemática, pero señaló que la denunciante le llamó en “2 o 3 ocasiones”, diciéndole que tenía miedo de él y que por favor no quería hacer el cierre sola, por lo que mandó a alguien para que lo hiciera con ella. Estas ocasiones son las ocasiones en las que sus amigas no podían acompañarla.

Volvió a acosarla en su nuevo trabajo 

Tras el periodo de confinamiento, ella encontró un nuevo trabajo de camarera en unos salones de juego. Al poco tiempo de comenzar en este empleo apareció él de nuevo a frecuentar el lugar donde trabajaba. Por motivos ajenos, fue trasladada a otro salón y el acusado empezó a preguntar a sus compañeras donde estaba. Dos de estas compañeras de trabajo testificaron que esto sucedió así, que no habían visto al acusado en su vida (aunque él dice que llevaba muchos años siendo cliente del salón de juegos) y que apareció cuando ella empezó a trabajar.

¿Por qué no denunció antes?

Como sucede en muchas ocasiones con los delitos relacionados con la violencia machista se cuestiona a la mujer. Una de las preguntas más repetidas y utilizaba como uno de los argumentos principales por la Defensa fue la de por qué no denunció antes, ya que los hechos narrados se había producido durante varios años. “Yo no quería tener que llegar a denunciarlo y a esta situación”, declaró, tenía miedo de él y no quería problemas.

El día que “la gota colmó el vaso” y lo denunció fue el 18 de diciembre de 2020, después de que ya se había enterado donde había sido destinada y fue a ese salón de juego. No había nadie y se encontraban solos cuando él le pidió un café y ella le dijo que la máquina estaba estropeada. Entonces, según el relato de la víctima, él se enfadó y empezó a decirle cosas como “que sepas que ese cuerpo no se me olvida” o “más vale que no te vea por la calle porque te voy a follar”. Ella se enfadó y también le gritó que la dejara en paz, teniendo que llamar a su jefe en pleno ataque de ansiedad. Según confesó, desde ese día no puede salir sola a la calle y va a empezar a ir al psicólogo: “Tengo miedo de que me haga algo a mí, pero sobre todo a mi hijo”.

En cuanto a los motivos que podría tener para denunciarle siendo todo mentira, como dice el acusado, M.A.A. dijo que ella “había ideado un plan macabro para perjudicarle” y que lo hacía por dinero. Pero ante la pregunta de la juez a ella en cuanto a si reclamaba indemnización dijo: “Yo me conformo si me deja tranquila”.

Piden sentencia condenatoria 

Tanto la Fiscalía como la Acusación Particular dieron validez y credibilidad al testimonio de la víctima y los diferentes testigos, solicitando una sentencia condenatoria de un total de 4 años de prisión y de orden de alejamiento, con la prohibición del acusado a acercarse a ella y comunicarse de ningún modo. Por su parte, la Defensa solicitó la absolución con argumentos como que “ella pudo sentirse agobiada en algún momento pero no tomó medidas” o que le “dio mucha confianza y amistad”, y que no hay hechos contundentes para condenar a su patrocinado. La juez dejó el caso visto para sentencia y será la encargada ahora de decidir si el acusado es inocente o culpable.

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