Una joven de 19 años, desfigurada por el ácido, pone rostro al maltrato de la mujer en Yemen

La Vanguardia.- Maltratada durante 4 años, Al-Anoud busca rehacer su vida y que se haga justicia.

«Me cogió del pelo y me tiró ácido, riéndose». Es el testimonio de Al-Anoud Hussein Chariane, una yemení de 19 años, casada a los 12 y repudiada a los 16, desfigurada por su exmarido. Su rostro representa la brutalidad que sufre la mujer en Yemen, un país donde la misoginia se ha extendido gracias a la guerra.

Al-Anoud, que esconde el rostro bajo un velo, accedió a hablar con AFP sobre la violencia que había sufrido. «Pasé un infierno», afirma, describiendo así 4 años de matrimonio como «esclava», según sus propias palabras, en los que su marido la encadenada y golpeaba constantemente.

 

 

Finalmente, con 16, fue repudiada y buscó refugio en casa de su hermana, pero unos años más tarde, su maltratador quiso que volviera. Ante su negativa, él fue a buscarla el pasado octubre y le agredió con ácido en el rostro y en el cuerpo.

 

Tuvo que ser ingresada en cuidados intensivos en el mismo hospital donde se formaba como enfermera y ahora está a las espera de tres intervenciones de cirugía plástica. Moutawakal Chahari, su médico, advierte que las operaciones son complejas, pero que «los daños psicológicos son irreparables».

En Yemen, el matrimonio de niñas es una práctica muy habitual y «la guerra ha aumentado la violencia que sufren», contaba a la AFP Tayseer Walid, de la Unión de Mujeres de Yemen, una ONG local que quiere hacer frente a la violencia machista en el país.

Según un informe de la ONU de 2013, el 32% de los yemeníes de entre 24 y 32 años se había casado antes de los 18 y un 9% antes de los 15. Unicef estima que, en un país con 30 millones de habitantes en 2020, hay 4 millones de niños casados, 1,5 millones menores de 15.

En un informe del año pasado del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), encargado de asuntos reproductivos, se estimó en 2,6  millones las mujeres expuestas a la violencia de género en Yemen. La guerra, que dio comienzo en 2014 cuando los hutíes tomaron Saná, la capital, ha generado una gran crisis humanitaria y decenas de miles de muertos.

El conflicto y la crisis del Covid-19 han dejado en una posición especialmente vulnerable a las mujeres. «Los casos de violencia doméstica van en aumento», alerta el informe del UNFPA. Para combatir esta situación, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha lanzado una iniciativa novedosa.

En colaboración con el gobierno japonés, la agencia de la ONU ha diseñado una aplicación móvil para asesorar a las víctimas del maltrato y les da acceso a servicios de protección y apoyo. El proyecto pretende ayudar a muchas chicas jóvenes que desconocen los procesos legales de denuncia.

«La guerra ha exacerbado los problemas a los que se enfrentan las mujeres», denunciaba el PNUD en un comunicado. Desde 2015, fecha en la que Arabia Saudí entró en el conflicto, «la violencia contra mujeres y niñas ha aumentado un 63%».

Al-Anoud ha denunciado en Saná a su agresor, que ha huido. De momento, está esperando una acción legal que se hace esperar demasiado. «Quiero que ese criminal sea juzgado, quiero retomar mis estudios y recuperar mi vida», afirma, indignada.

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