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Ir al cine, hacer la compra o un test de embarazo: obstáculos para ciegos más allá de las barreras arquitectónicas

  • Herramientas como la audiodescripción ayudarían a poder lograr una autonomía e independencia completa
  • En 2020 se presentó un prototipo de prueba de embarazo para invidentes, pero las mujeres siguen sin esa privacidad

Rtve.- «Las personas ciegas lo que queremos es ser lo más independientes posible», cuenta José María Ortiz, invidente de nacimiento. Sabe muy bien que las barreras a las que se enfrentan van mucho más allá de las arquitectónicas. Desde hace una década el joven trabaja para ayudar a concienciar sobre la necesidad de inclusión y accesibilidad. Ahora lo hace desde el Centro de Tiflotecnología e Innovación (CTI) de la ONCE, donde evalúan y mejoran las tecnologías para hacerlas más alcanzables. Sin embargo, actividades cotidianas como hacer la compra, ir al cine, navegar por las redes sociales o hacerse un test de embarazo continúan siendo difíciles de disfrutar para ellos.

La Organización Mundial de la Salud estima que en el mundo hay 253 millones de personas con discapacidad visual, mientras que en España más de un millón y medio de personas padecen baja visión. Cerca de 70.000 españoles presentan ceguera total. Uno de ellos es la periodista Ana Gómez, quien perdió la visión cuando tenía menos de tres años.

Para ella, situaciones como la ausencia de una prueba de embarazo en braille, aplicaciones de citas inaccesibles y alimentos sin etiquetas reconocibles se deben que a los desarrolladores «no se les pasan por la cabeza» los usuarios ciegos. «Piensan en el consumidor mayoritario», opina.

La necesidad de herramientas como la audiodescripción

«Existen sesiones que tienen la audiodescripción de la película, pero no muchas. Tienes que ir a horarios muy concretos y cines muy concretos», advierte el responsable del área de innovación del CTI, José María Ortiz. Por su parte, la periodista Ana Gómez reconoce que dicha audiodescripción le sería muy útil para comprender mejor «el cine de autor» y «disfrutar más de la película». Una tarea que «no es difícil de hacer», según apunta Ortiz, pues «la tecnología y las posibilidades existen».

Respecto al tema de la compra, actualmente no hay mucho que hacer. «Es muy complicado que una persona con discapacidad visual se oriente en un supermercado», por eso Gómez la suele hacer por teléfono. Los productos no tienen etiquetas en braille, tampoco están identificados de forma incluyente los pasillos y la cantidad de carritos y de personas dificulta la tarea de moverse por ellos. «Se podría hacer accesible, pero ahora mismo lo veo lejos todavía» porque «nadie se ha puesto realmente con ello», explica el experto en inclusión.

Además, si eres una mujer invidente, hacerse un test de embarazo pierde toda la privacidad e intimidad. El pasado 2020 el Royal National Institute for the Blind (RNIB) sacó a la luz un prototipo de test de embarazo para mujeres ciegas, poniendo así sobre la palestra un tema sobre el que los creadores de este tipo de pruebas no habían pensado hasta el momento. En lugar de las líneas habituales o la pantalla electrónica, el prototipo producía un gran botón elevado para indicar un resultado positivo.

A Ortiz, la idea le parece «genial»: «Para poder lograr nuestra autonomía e independencia completa, las mujeres ciegas tienen todo el derecho del mundo a saber de forma íntima y autónoma este tipo de cosas». Sin embargo, el estado del proyecto se desconoce y las invidentes continúan sin tener su espacio de privacidad. «Puede ser incómodo o angustiante tener que preguntarle a otras personas sobre el resultado», opina Catalina, una joven de 20 años ciega de nacimiento.

Preservativos con la fecha de caducidad en braille

Al igual que los tests de embarazo, el uso de preservativos son parte de la intimidad de los seres humanos, motivo por el que Catalina sugiere que «deberían llevar las fechas de caducidad en braille o de alguna manera notoria», tal y como sucede con los medicamentos. De lo contrario, la utilización de este método anticonceptivo excluye a las personas invidentes y les dificulta cuidar su salud sexualCuentan que «puede ser vergonzoso buscar ayuda para leerlos».

 

Por otro lado, las apps para ligar tampoco permiten a los ciegos integrarse en ellas de forma autónoma. «Tinder tiene muchísimos problemas de accesibilidad», pero la solución pasaría porque «la empresa quisiera hacer su aplicación accesible», reivindica Ortiz. «Estaría totalmente en contra de hacer una aplicación específica para que las personas ciegas pudiéramos relacionarnos», ya que «sería como crear un gueto».

La tecnología ha mejorado la vida de las personas con discapacidad, eso es algo que tanto la periodista como Ortiz y Catalina tienen claro. No obstante, también reconocen que todavía son necesarios muchos avances, porque no siempre se tiene en cuenta a los usuarios ciegos.

Una tecnología avanzada que no tiene en cuenta a los ciegos

En una época en la que Zuckerberg ha anunciado un metaverso en el que podremos teletransportarnos como hologramas, los invidentes tienen dificultades aún al usar la tecnología en su vida cotidiana, incluso para identificar una simple lata de conservas a través de una app: «Tengo que enchufarlo bien con la cámara y no siempre lo consigo», cuenta la periodista.

Por otra parte, a la hora de navegar en la red, el lector de pantalla es el avance que facilita a los invidentes utilizar dispositivos como los móviles o los ordenadores, pero no siempre funciona a la perfección y, además, no es lo único a tener en cuenta. Las webs y las aplicaciones deben tener ciertos ajustes de diseño y funcionalidad para ser incluyentes, algo que no cumplen muchas de las páginas de servicios públicos como la de Renfe, a la que la periodista califica de «muy complicada». «No sé cuántas quejas tienen hechas. Es totalmente inaccesible», explica.

Las redes sociales tampoco son amables, y mucho menos las basadas primordialmente en las imágenes. «Si ese contenido no está etiquetado, no se reconoce», apunta Gómez. Entre las plataformas más fáciles se encuentra Twitter, al estar centrada en palabras y contar con la posibilidad de ofrecer un texto alternativo personalizado, y entre las más difíciles encabezan la lista Instagram y TikTok, pese a ser también las más populares. «Podrían mejorar mucho si cuando subes una foto te saliera un aviso que te recordase añadir un texto descriptivo para que pueda ser accesible», añade Ortiz.

Se espera que la famosa inteligencia artificial consiga perfeccionar el reconocimiento automático de las fotografías, convirtiéndolas en palabras, y que esto se extrapole a todas las redes sociales y en todos los idiomas, aunque no parece que vaya a suceder pronto. De hecho, actualmente las personas ciegas que usan esta función se encuentran con diversos problemas como el inglés como idioma exclusivo en muchas ocasiones. «Se le podría exigir mucho más a las compañías», pero todavía tienen que conseguir «que paguen impuestos», bromea la informadora.

Pero para Gómez todas estas barreras no alcanzan a las emocionales: «Lo que más me han afectado son las barreras mentales, las que tiene la gente para a veces conocerte a ti y tratarte con normalidad». «Hay muchos niños que a lo mejor han crecido sin conocer a una persona ciega», por eso «te ven diferente». Una «falta de conocimiento» que Ortiz señala como causa de la falta de accesibilidad. La pescadilla que se muerde la cola.

«La mayor parte de las veces se hace por desconocimiento»

«No existe un plan de estudios a nivel universitario que enseñe a los diseñadores o a los desarrolladores el tema de la accesibilidad. Estoy convencido de que la mayor parte de las veces se hace por desconocimiento», explica el trabajador del Centro de Tiflotecnología e Innovación (CTI) respecto a la necesidad una mayor inclusión en Internet. Por ello, «apostaría sobre todo por la formación y la empatía».

Asimismo, son muchos los que ignoran que se pueden consultar pautas a seguir para crear productos incluyentes como las Directrices para la Accesibilidad de los contenidos en la Web 1.0, de la Iniciativa para la Accesibilidad Web (WAI) o la norma española UNE, que establece unos requisitos voluntarios de accesibilidad. La intención de estas recomendaciones no es otra que participar en un diseño universal, es decir, un diseño de productos, entornos, programas y servicios que puedan utilizar todas las personas, en la mayor medida posible, sin necesidad de adaptación especial.

Incluir a personas con discapacidad visual en los equipos humanos de creación de herramientas, objetos, infraestructuras y aplicaciones podría ayudar también a tener en cuenta las necesidades de este grupo de la población. «Las personas con discapacidad, aparte de tener formación, el resto del día son usuarios», por lo que tienen una doble visión, la de experto y la de consumidor. Pero, sobre todo, «hay que normalizar que hay gente con necesidades diferentes» y no por ello se ha de quedar «en un rincón».

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