Termina el curso, pero no el ciberacoso escolar

La Vanguardia.- Termina el curso y el ciberacoso escolar continúa en vacaciones: las redes llegan a casa, a la playa, al parque o a cualquier otro lugar de descanso.

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““Si de repente vemos que el niño o el adolescente está con el móvil y vemos que rompe a llorar o rompe algo, se pone nervioso y no nos deja que cojamos su móvil, pueda ser que ahí esté pasando algo”, afirma Noemí García Sanjuan, directora del Máster en Prevención y Mediación de Conflictos Educativos de UNIR recomienda a familias y a quienes conviven con adolescentes”.

 «Están más irritables. Incluso en algunos otros casos podemos tener síntomas más vinculados a la tristeza. De repente le vemos alicaído. Hay que estar atentos a cualquier cambio en su estado de ánimo que no se pueda explicar con algo que ha sucedido», añade.

Y dice también que hay que estar muy pendientes de los chavales o a niños que ya anteriormente han sufrido episodios de acoso en el colegio.

En este sentido apunta que algunos estudios coinciden en que en la medida en la que los chavales o los niños sienten que hay alguien disponible la prevalencia del acoso y del ciberacoso disminuye.

“No se trata de tener alguien que les diga que les cuente lo que les pasa, sino de saber que hay alguien ahí. Es una cuestión de estar disponibles para nuestros hijos, para nuestros alumnos, para los chavales con los que trabajamos.

«Además de la disponibilidad de un adulto, otra clave _agrega Noemí García Sanjuan_ es retrasar lo máximo posible, todo lo que se pueda, el uso de las pantallas y de internet por parte de los chavales. No tienen madurez para evaluar consecuencias para anticipar y prever riesgos. Les estamos dando una herramienta que no saben manejar.

El estudio de Unicef ‘El impacto de la tecnología en la adolescencia. Relaciones, riesgos y oportunidades’ apunta que dos  de cada diez adolescentes podría estar siendo víctima de ciberacoso.

Este estudio señala que la tasa de victimización de acoso escolar estimada se sitúa en el 33,6% (incluyendo víctimas puras y víctimas agresoras) y apunta que en el ciberacoso se situaría en un 22,5%, siendo en este caso mayor el porcentaje de víctimas agresoras (11,8%) que el de víctimas puras (10,7%).

«En Internet lo más común es acosar y ser acosado. En Internet más de la mitad de quienes sufren acoso, también lo ejercen. Muy a menudo quienes lo sufren no son conscientes de ello o no tienden a interpretarlo en esos términos», remarca Unicef.

Sólo el 3,3% de los adolescentes diría que está sufriendo acoso escolar y el 2,2% ciberacoso. Por “Mi físico”, “Ser diferente”, “Porque me tienen manía” o simplemente porque “era una broma”, son algunos de los principales motivos de acoso.

Sólo el 3,3% de los adolescentes diría que está sufriendo acoso escolar y el 2,2% ciberacoso»

Noemí García Sanjuan directora del Máster en Prevención y Mediación de Conflictos Educativos de UNIR

Tanto el acoso como el ciberacoso lo ejercen principalmente compañeras o compañeros de la misma clase y en muchos casos no se llega a conocer por el entorno adulto protector. Se aprecia que el acoso no desaparece con la edad.

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