Dos de cada diez víctimas de ‘bullying’ en la ESO aseguran haber intentado suicidarse

20 Minutos.- En dos clases de un colegio hay, de media, cuatro víctimas de bullying, un acosador y al menos diez compañeros que son testigos de la situación. El aspecto físico y tener algún tipo de dificultad de aprendizaje son, además, motores principales del acoso escolar, que lleva a intentar quitarse la vida a más de dos de cada diez víctimas que lo sufren en Secundaria.En total, y según una amplia investigación llevada a cabo por la Fundación Colacao y la Unidad de Psicología Preventiva de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), hay en torno a 220.000 menores víctimas de bullying en España y más de 74.000 acosadores de entre 9 y 15 años. 

El estudio arroja conclusiones de los casi 21.000 estudiantes encuestados en 325 centros educativos de todas las comunidades autónomas del país, en una de las investigaciones «más completas hasta la fecha», según destacan la Fundación y la UCM. En proporción, los resultados constatan que, desde 4º de Primaria hasta 4º de la ESO, hay un 6,2% de alumnos que se reconocen como víctimas de acoso escolar después de haber leído en qué consiste; el 2,1% se identifican como acosadores; y el 16,3% como testigos. Y la tortura no siempre termina al abandonar el centro: casi la mitad de las víctimas dice haber sufrido también alguna situación de maltrato digital.

La incidencia desciende a medida que avanzan los cursos. Si en Primaria el 7,6% de los alumnos dice ser una víctima de bullying; en Secundaria lo reconoce el 5,3%. Además, aunque en los cursos de Primaria apenas hay diferencias de género, en la ESO suele haber más víctimas chicas (5,8%) que chicos (4,8%). «El dominio y la sumisión tienen género», ha subrayado este jueves María José Díaz Aguado, directora de Investigación y de la Unidad de Psicología Preventiva de la UCM, durante la presentación del estudio. Así lo muestran también los datos que indican que hay casi el doble de chicos acosadores que chicas (2,6 frente a un 1,4%, respectivamente). Además, el acoso que sufren ellos suele ser «más visible», en forma de agresiones físicas, coacciones, amenazas, etc. «Como es una forma de demostrar el poder, tienden a preferir que sea en público», ha detallado.

¿Los elementos que impulsan ese acoso? Para el 53% de las víctimas es el aspecto físico, sobre todo relacionado con «ser más gordo». También incrementa el riesgo de ser víctima debullying el hecho de «desafiar los estereotipos sexistas» (alrededor del 10,7% de los estudiantes LGTBQ+ se declaran víctimas); o tener algún tipo de dificultad de aprendizaje. En cuanto al tipo de acoso, las agresiones más frecuentes son de tipo verbal y relacional —llamar por motes, burlarse, contar mentiras para provocar rechazo, hablar ml de su aspecto físico, etc.—, tanto en los casos de acoso como en los de ciberacoso. 

La tendencia mayoritaria de las víctimas es de contar lo que están sufriendo, aunque una de cada tres afirma no confesárselo a nadie, principalmente por miedo y para no preocupar a sus familiares. En los casos en los que sí se lo han comunicado a alguien, la madre es la figura a la que suelen acudir en el 77,6% de los casos, seguida de las amistades (72,7%), el padre (63%) y los profesores (52,4%). «El lugar más frecuente para sufrir acoso es el aula», ha afirmado Díaz, subrayando la importancia de que las víctimas depositen su confianza en los docentes. «Aquí hemos avanzado mucho». 

También para los acosadores: «Podría formar parte de ese esquema que les lleva a ver la violencia como forma afrontar estrés y tener control», según Díaz, que ha urgido a prestar más atención a los agresores, pues el 60% asegura que ningún adulto ha hablado con ellos de su conducta de acoso. «Tenemos que prestar mucha más atención a corregir la conducta de los acosadores y proporcionarles las ayudas necesarias para romper ciclo de la violencia», ha insistido. 

«Una vacuna frente a la violencia»

«Más recursos, más formación, más empoderamiento», es lo que, en resumen, y para Díaz, es lo que hace falta para erradicar esta problemática en los colegios. La «vacuna» contra la violencia en las escuelas, ha subrayado, viene precisamente de dentro de los centros. Con formación y concienciación a los alumnos y profesores sobre el acoso escolar, identificación de los riesgos de Internet, y una guía para que sepan dónde pueden acudir a pedir ayuda y qué pueden hacer cuando están mal. «La salud mental también se enseña, también se aprende», ha aseverado Díaz. 

«Estos hallazgos subrayan la urgente necesidad de intervenir desde las escuelas en la prevención del suicidio, poniendo especial énfasis en ayudar a las víctimas de violencia y abordar las dificultades socioemocionales de quienes acosan para garantizar el bienestar de todos los estudiantes», ha subrayado.

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