Nueva guía sobre acoso escolar para acabar con tópicos y pactos de silencio

Fuente: Diario.es
Fecha: 24/10/2017

Acabar con tópicos como «son bromas, cosas de chicos» o «en nuestra escuela no hay acoso» y romper la ley del silencio que suele rodear a la violencia en el entorno de las aulas son los principales objetivos de la nueva «Guía para actuar en caso de acoso escolar».

Elaborada por Escuelas Católicas (EC) y presentada hoy en el Consejo Escolar del Estado, el nuevo manual quiere ayudar a los responsables de los centros educativos a reaccionar adecuadamente si se presenta una situación de acoso escolar y fomentar un clima colegial que aleje el riesgo.

La guía aborda las situaciones de acoso escolar de una manera integral, desde los ámbitos pedagógico, pastoral, jurídico e incluso de comunicación si hay que hablar con la prensa una vez que se ha producido un caso.

El acto ha sido inaugurado por el presidente del Consejo Escolar del Estado, Ángel de Miguel, que ha afirmado que este manual marca «los protocolos necesarios» para hacer frente al acoso escolar y ha destacado la importancia de la prevención.

El secretario general de EC, José María Alvira, ha explicado que «hay una sensibilización mayor en la sociedad y la respuesta contra el acoso escolar debe ser más decidida».

Observar, preguntar y escuchar son tres de las claves para evitar este tipo de violencia.

Para ello, «los profesionales de la enseñanza tienen que estar atentos y detectar de manera discreta los casos de acoso o discriminación lo antes posible», según la guía.

El manual distingue entre el acoso escolar y el acoso a través de las redes o «ciberbullying», donde se distinguen cuatro clases: «happyslapping» (traducido como ‘bofetada feliz’ porque es grabar una torta o un empujón a un compañero), «sexting» (envío de contenidos de tipo sexual), «grooming» (acciones deliberadas por parte de un adulto) y «ciberbaiting» (burlarse de algún defecto o característica física, en este caso de un profesor).

Como tercer punto a tener en cuenta está la «discriminación», que consiste en «diferenciar, excluir o tratar a otro alumno como un ser inferior por sus características físicas, ideas o religión.

Asimismo, se especifican indicadores en las supuestas víctimas (ansiedad, tristeza, cambios físicos, retraimiento en el grupo, no participación de actividades en el aula); de los agresores (estética radical, falta de respeto a los derechos de los demás, impaciencia, impulsividad, egocentrismo, ausencia de empatía); y de los centros (pintadas en las instalaciones, incidentes en el entorno del centro).

Tutorías con el acosado y el acosador, una vez detectado un caso, es uno de los primeros pasos a dar, donde no debe faltar la presencia de las familias.

El director de Programas de la Fundación ANAR, Benjamín Ballesteros, ha dicho que hay buenas noticias en cuanto a que las víctimas se sienten más apoyadas, quizá por la mayor sensibilización social o el mayor control en las aulas.

Y la inspectora-jefa del Cuerpo Nacional de Policía, Inmaculada Leis, ha alertado de las consecuencias psicológicas y físicas del acosado y el agresor en su vida adulta.

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