La Policía tramitó una veintena de casos de acoso escolar el pasado año
Fuente: El Norte de Castilla
Fecha: 24/01/2018
«Los casos de acoso escolar en las aulas van en aumento, aunque la mayoría no se lleguen a denunciar». Quien así se pronuncia es Marta, la madre de una niña de Valladolid que se ha visto obligada a sacar a su hija de un instituto por el continuo acoso al que se ha visto sometida la menor por los insultos, amenazas y vejaciones que al comienzo de este curso ha sufrido.
No ha sido en un solo colegio sino en dos, de lo que queda constancia en las denuncias tramitadas ante la Guardia Civil y la Policía Nacional.
Su dramática experiencia, con medicación incluida y tratamiento de psicólogos, no es la única, por lo que ello ha motivado que media docena de familias hayan decidido constituir la Asociación ‘Déjame ser feliz’, el primer colectivo de la provincia de Valladolid que pretende ayudar a los niños que sufren ‘bullying’.
El Cuerpo Nacional de Policía ha tramitado el pasado 2017 al menos una veintena de denuncias en la capital, en las que integrantes del Grupo de Menores (Grume), responsables educativos, y de la Fiscalía han tenido que intervenir para evitar que estas conductas fueran a más.
«Mi hija tiene 14 años y la primera vez que le sucedió fuí a denunciarlo, aunque me insistieron en que si la iba a cambiar de colegio era mejor que lo dejase puesto que los problemas serían mayores», relata Marta C., que recuerda la personalidad retraída de su hija, circunstancia que los acosadores, aunque sean menores, saben aprovechar.
La denuncia presentada en noviembre pasado ha dado lugar a que la Fiscalía de Menores realice un decreto urgente instando a la Dirección Provincial de Educación de Valladolid a que «adopte las medidas necesarias para atajar la situación de acoso a que viene siendo sometida la menor, incluido si procediera la matriculación extraordinaria de la niña en otro centro escolar». Una medida que, finalmente, se adoptó a finales del pasado año ante «la necesidad de protegerla».
«Mamá lo estoy pasando muy mal porque se ríen de mi en el patio y parece que lo hacen a adrede», ese era uno de los comentarios que esta familia tuvo que escuchar día tras día. No fueron las únicas expresiones.
En las diligencias de la Guardia Civil del puesto de Laguna de Duero del pasado noviembre se señala que en una de las ocasiones, cuando la niña se encontraba en el polideportivo, un grupo de menores la empezó a insultar «con frases como puta zorra y otras vejaciones».
Pero estos episodios de maltrato escolar no quedaron solo en la menor, sino que incluso llegaron a los padres para que no denunciasen los hechos y por comunicarlos a los responsables del centro educativo.
Otra madre, que llevaba a su hija que cursaba ESO en un centro religioso, relata cómo el aislamiento vino por las buenas notas que sacaba y por «no seguir a la mayoría».
Control de la situación
A la casi veintena de casos de la Policía Nacional se suman los diez registrados por la Guardia Civil. Cuatro en 2015 y seis en 2016. Del último año todavía no hay cifras.
Desde las Fiscalías de Menores se ha recordado al profesorado que son los tutores los que tienen capacidad para controlar estas situaciones, y evitar que lleguen más lejos. Cuando hay denuncia formal, el Ministerio Público inquiere mediante un oficio a los centros a que adopten medidas, lo que también crea tensión en los colegios.
«Estas situaciones no se resuelven cerrando los ojos, sino utilizando los recursos de programas de atención especializada», dice un psicólogo. Casi una veintena de estos especialistas están en la lista del Colegio de Castilla y León para atender los casos que ocurren en centros públicos.
«Pero eso no es suficiente», como relata una madre de la nueva asociación, que tuvo que llevar a su niña a un especialista particular, con el consiguiente gasto que «nos generó en cada consulta. Pero había que actuar».
Desembolso al que se sumó también el importe de libros nuevos y del uniforme que tuvo que comprar cuando la Dirección Provincial autorizó la salida de la víctima. Los especialistas psicólogicos describen que «los chavales acosadores entienden las relaciones afectivas desde el dominio y las ejecutan con insultos y amenazas».