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El feminismo planta cara a la campaña ‘Sé un hombre y cubre a tus mujeres’ en Marruecos

Fuente: El País
Fecha: 29/07/2018

 

Una cruzada retrógrada contra la libertad de las mujeres en el vestir provoca la movilización de miles personas en las redes

Es viernes al mediodía en la playa de Los Udaya, en Rabat. Como en tantas otras calas de Marruecos, los hombres descansan en traje de baño, con el torso desnudo, mientras casi todas las mujeres llevan el cuerpo cubierto, ya sea con un vestido largo, un burkini o una falda… Nadie luce bikini, salvo alguna niña. Solo hay una mujer en bañador de una pieza. Se llama Safa y vive en Londres desde hace 20 años, aunque nació y creció en Rabat. Y solo se ve una con niqab, es decir, con todo el cuerpo cubierto de negro salvo las manos y los ojos. Se llama Hanan y tiene 33 años. Hanan está absolutamente a favor de la campaña «Sé un hombre», que ha inundado las redes sociales en Marruecos desde principios de julio.

El hashtag (etiqueta) en árabe clásico Kun Rajulan o en el dialectal marroquí Kun Rajel (Sé un hombre) va acompañada del consejo: «Cubre a tus mujeres». Hace tres años, en Argelia se produjo una campaña con la misma etiqueta. Ahora, en Marruecos, decenas de activistas, internautas e intelectuales han expresado su indignación contra los vídeos, tuits y mensajes con ese lema machista que corre por las redes. Un columnista aconsejaba “ignorar a los provocadores”, como si se tratara del “idiota del pueblo”. Un marroquí residente en China publicó un vídeo que se ha convertido en viral: “Sé un hombre y ayuda a esa mujer a la que agreden bajo tu indiferencia. Sé un hombre y trabaja o estudia, porque esas mujeres a las que atacas están activas”. Otros han escrito: «Sé un hombre y controla tus impulsos». Y como esos mensajes, muchos otros.

Es viernes al mediodía en la playa de Los Udaya, en Rabat. Como en tantas otras calas de Marruecos, los hombres descansan en traje de baño, con el torso desnudo, mientras casi todas las mujeres llevan el cuerpo cubierto, ya sea con un vestido largo, un burkini o una falda… Nadie luce bikini, salvo alguna niña. Solo hay una mujer en bañador de una pieza. Se llama Safa y vive en Londres desde hace 20 años, aunque nació y creció en Rabat. Y solo se ve una con niqab, es decir, con todo el cuerpo cubierto de negro salvo las manos y los ojos. Se llama Hanan y tiene 33 años. Hanan está absolutamente a favor de la campaña «Sé un hombre», que ha inundado las redes sociales en Marruecos desde principios de julio.

El hashtag (etiqueta) en árabe clásico Kun Rajulan o en el dialectal marroquí Kun Rajel (Sé un hombre) va acompañada del consejo: «Cubre a tus mujeres». Hace tres años, en Argelia se produjo una campaña con la misma etiqueta. Ahora, en Marruecos, decenas de activistas, internautas e intelectuales han expresado su indignación contra los vídeos, tuits y mensajes con ese lema machista que corre por las redes. Un columnista aconsejaba “ignorar a los provocadores”, como si se tratara del “idiota del pueblo”. Un marroquí residente en China publicó un vídeo que se ha convertido en viral: “Sé un hombre y ayuda a esa mujer a la que agreden bajo tu indiferencia. Sé un hombre y trabaja o estudia, porque esas mujeres a las que atacas están activas”. Otros han escrito: «Sé un hombre y controla tus impulsos». Y como esos mensajes, muchos otros.

Lachgar nació en Rabat, al lado de esta playa de los Udaya hace 43 años. Y está convencida de que la situación de las mujeres en los espacios públicos en Marruecos ha empeorado en las últimas décadas. Ella recuerda que en su infancia había mujeres que bajaban a esta playa en bañador sin ningún problema. Hay quienes objetan que en realidad era una élite, una minoría las que bajaban en bañador. «Sí, era una minoría, pero no había acoso como lo hay ahora», alega.

Hanan, la mujer del niqab, ha venido a la playa con sus dos hijas pequeñas. Está casada y su marido le «permite» tomar el taxi sola. Tiene una prima que no puede dar un paso en la calle si no va acompañada por el marido. Respecto a la campaña, está plenamente de acuerdo. “Está escrito en el Corán. Antes que ningún hombre lo dijera es Alá quien ha dicho que las mujeres deben ir bien cubiertas y así serán respetadas”.

A solo cien metros de ella se encuentra Safa, de 40 años, la única mujer en bañador, acompañada también por una hija pequeña. “Soy musulmana y soy libre. El que piense que es un hombre porque se acuesta con una mujer no es hombre ni es nada. Muéstrame a 10 hombres y te diré que soy más fuerte que ellos. Estoy divorciada, dejé mi país y mi cultura hace 20 años, vivo en Londres y me levanto para trabajar todos los días a las seis de la mañana. Nadie me tiene que decir cómo tengo que ir vestida”.

En la playa hay dos hermanas sentadas en la sombra, ambas sin traje de baño. Hanan, de 30 años, tiene velo. Y Leila, de 36, lleva el cabello descubierto. Curiosamente, la del velo es quien se declara en contra de la campaña Sé un hombre porque piensa que las mujeres deben ser libres. La hermana está a favor.

Fátima tiene 24 años, viste burkini y un peto vaquero encima. Acaba de salir del agua junto a su amigo Husín. El amigo dice que no está ni a favor ni en contra de la campaña, que es una cuestión privada y cada pareja debe alcanzar un acuerdo. Fátima se muestra en contra, se declara libre, pero reconoce que no se atreve a bajar sola a la playa porque se siente muy acosada.

En los últimos meses las redes sociales han sido de gran utilidad para denunciar acoso y agresiones contra las mujeres y para detener a los agresores. En uno de esos vídeos se veía a un hombre atacando a una menor en plena calle a la luz del día mientras ella gritaba: «¿Es que no tienes corazón, no tienes hermana, te gustaría que le hicieran esto?». La indignación en las redes impulsó la detención de los agresores en menos de 48 horas. Pero la violencia sobre las mujeres sigue muy palpable en el espacio público. Una encuesta de ONU Mujeres elaborada en 2016 en la región de Rabat-Salé-Kenitra y difundida en febrero reveló que el 38% de los hombres creen que las mujeres merecen en ocasiones ser golpeadas. Y el 62,8% de las mujeres declaró haber sufrido algún acto de violencia.

Betty Lachgar cree que su contracampaña no logrará cambiar la sociedad marroquí, pero se niega a bajar los brazos. “La expresión en árabe dialectal marroquí de “sé un hombre” se emplea a cada momento en la vida cotidiana”, explica. “Incluso para las mujeres, cuando se pretende animarlas y que tengan fuerza, se les dice ‘kun rajel’ , que equivale en español a ‘ten cojones’. Sabemos que esto no va a cambiar tampoco en diez años. Pero hay que hacer algo. Hay que moverse”.

UNA ENORME DESIGUALDAD
La situación de las mujeres en Marruecos mejoró de forma notable en 2004 cuando el rey Mohamed VI impulsó un nuevo código de familia, conocido con La Mudawana. Con esa ley se elevó la edad de casamiento desde los 15 a los 18 años. Hasta entonces, era el esposo el único que tenía derecho a repudiar y emprender el divorcio. Y los hombres se quedaban con los bienes del matrimonio. Con la nueva ley es obligatorio el reparto.

Pero aún queda mucho camino por recorrer en igualdad de derechos. Aún se siguen celebrando en torno a 45.000 matrimonio entre adultos y mujeres menores de edad. Las relaciones sexuales fuera del matrimonio están castigadas con un año de cárcel por el Código Penal. Para las relaciones entre personas del mismo sexo se prevén tres años de prisión y para los adúlteros o adúlteras denunciados por sus cónyuges, dos años de prisión.

Las madres solteras se suelen ver marginadas por sus familias y por la sociedad como si fueran prostitutas. A sus hijos se les llama ‘wlad ihram’, hijos del pecado, en árabe dialectal.

Y en cuanto al derecho a heredar, en Marruecos rige como en casi todos los países musulmanes la ley del Corán, que obliga a las mujeres a heredar la mitad de dinero y bienes que los hombres.

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