Etiopía da ejemplo con los refugiados

La Vanguardia. El Parlamento de Etiopía ha aprobado una ley que concede a casi un millón de refugiados el derecho a trabajar y a vivir fuera de los campos de acogida, con lo que se les reconocerá una mayor dignidad, al tiempo que se reducirá su dependencia de la ayuda exterior. Etiopía es el segundo país africano en número de refugiados después de Uganda, más de 900000, la mayoría procedentes de países vecinos en conflicto o con regímenes represivos: Sudán, Sudán del Sur, Somalia y Eritrea. Muchos de ellos huyeron a Etiopía hace años y tienen hijos nacidos en este país. Repartidos en una veintena de campos, en su calidad de refugiados no les estaba permitido trabajar hasta ahora.

La Administración para los Refugiados y Retornados anunció en su página de Facebook que “la nueva ley mejorará las vidas de los refugiados y de las comunidades de acogida”. Es de destacar que la nueva legislación está en línea con el compromiso de Etiopía con el Pacto Global sobre Refugiados de Naciones Unidas, que fue adoptado en diciembre y que busca ampliar los derechos de los refugiados y aliviar la carga del país de acogida. Hay que recordar que este acuerdo es distinto del Pacto Global sobre Migración, que fue rechazado por varios países europeos, entre ellos Italia, Austria, Hungría y República Checa.

Los refugiados podrán salir de sus campos, acudir a escuelas normales, viajar por el país, trabajar y abrir una cuenta bancaria. El presidente de la Comisión de Inversiones de Etiopía, Fitsum Arega, ha declarado que la nueva legislación forma parte de un programa que, al coste de 500 millones de dólares, planea crear 100.000 puestos de trabajo, el 30% de los cuales irían destinados a los refugiados. “Esto ayudará a los refugiados e impulsará la industrialización de Etiopía”, escribió Arega en su cuenta de Twitter.

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