Adiós a Isaac Revah, el judío español que sobrevivió al Holocausto
ABC.- Salvado cuando era niño por el diplomático Sebastián Romero Radigales, Justo entre las Naciones por salvar cientos de vidas de la maquinaria nazi durante la Segunda Guerra Mundial
El inexorable ritmo de Chronos sigue latiendo de forma despiadada y los últimos que fueron testigos del horror del Holocausto nos van dejando. Así, en el último recodo de este año de pasmo y de bruma nos golpea la noticia del adiós a un ser humano extraordinario: Isaac Revah.
Ese niño que vio la luz en la Salónica de los sefardíes, hacendosa y vibrante. Ese niño al que llamaban Kaki y que dejó de serlo cuando a los 9 años fue confinado junto a más de 300 hermanos de patria y de fe en un tren que había de conducirles al campo de Bergen Belsen, un lugar de oprobio en el que, entre tantos inocentes, encontró la muerte Anna Frank.
Su condición de ciudadano español merced al Decreto de 1924 les otorgaba a él y a su familia una tenue oportunidad de salvación. Y fue un diplomático español, Sebastián Romero Radigales, quien con rigor jurídico y tenacidad aragonesa logró algo pasmoso: conseguir que el III Reich reconociera su error y liberara a los sefardíes españoles ilegalmente retenidos en Bergen-Belsen.
Kaki lo relataba con memoria infantil, asombrado ante un oficial de las SS acompañado de un perro que les anunciaba su liberación en la frontera española. El recuerdo del niño se regodeaba en dos regalos que recibió ese día: un café y un plátano, tesoros de incalculable valor con los que sólo había podido soñar durante su cautiverio.
La familia de Isaac salió adelante y él rehízo su vida en Francia donde desarrolló una brillante carrera como científico en la Agencia Espacial Europea. El mayor de sus éxitos fue, sin duda alguna, el haber vivido una maravillosa historia de amor junto a Judith, su adorada Judith. Sus hijos y sus nietos son la prolongación de esa tierna historia.
Isaac era consciente de que debía su felicidad adulta a la labor salvadora de Sebastían Romero Radigales. Así, una vez que dejó sus obligaciones profesionales, se dedicó en cuerpo y alma a honrar la figura de su benefactor persiguiendo como objetivo vital que le fuera concedido el título de Justo entre las Naciones que Yad Vashem otorga a los salvadores de judíos durante la Segunda Guerra Mundial.
Y ahí le conocimos. Y ahí aprendimos a quererle y a admirarle. Desde Centro Sefarad-Israel apoyamos con entusiasmo esta iniciativa que culminó en septiembre de 2014 cuando Isaac fue testigo de la entrega del título a Elena Colitto, nieta del diplomático español y artífice junto con él del empeño culminado.
Hemos visto crecer la maravillosa amistad, igual de intensa que un vínculo familiar, que unió al salvado con la nieta del salvador. Juntos encontramos y honramos la tumba de Romeros Radigales; juntos fuimos a su casa natal en el pueblo aragonés de Graus; juntos difundimos su memoria por Madrid, Salónica, Roma, París, Cracovia, Budapest…
Hubo un día en el que Kaki nos llamó desde París colmado de felicidad: tantos años después, había recibido de nuevo la nacionalidad española… El, además, fue uno de los pocos sefardíes que desde fuera de España fue invitado al acto de presentación de Ley de Nacionalidad para sefardíes que tuvo lugar en el Palacio de Oriente en noviembre de 2015. En ese acto, S.M. el Rey Felipe VI lanzó el mensaje que tan profundamente ha calado en el alma de los descendientes de los expulsados: “¡Cuánto os hemos echado de menos!”.
En las pocas horas transcurridas desde la partida de Kaki nosotros ya le extrañamos y recordamos su maravilloso sentido del humor. Este fue, sin duda, uno de los instrumentos que le permitieron burlar a un destino trágico y escribir una vida longeva y dichosa llena de amor luminoso. Bendito seas, Amigo del alma.