Catorce iconos que llegaron a EE.UU. como refugiados
Fuente: La Vanguardia
fecha: 31/01/2017
Trump promete. Trump cumple. El mundo se aterra. La entrada a Estados Unidos ya es más difícil para ciudadanos de Libia, Sudán, Somalia, Siria, Irak, Yemen e Irán. Ni siquiera se ha aplicado una distinción entre residentes que vuelven de vacaciones, inmigrantes que entran por primera vez con todos los papeles en regla o refugiados.
Lo que podría ser un primer paso ya ha servido para remover los cimientos de la sociedad americana, nutrida de cientos de nacionalidades. Repasar la historia es confirmarlo. Estados Unidos ha sido refugio desde su fundación.
Ha dado cobijo a científicos, escritores, artistas o políticos. En la actualidad, las compañías se pelean por los mejores cerebros del mundo entero, lo que ha llevado a Silicon Valley a alzar la voz contra el presidente. Si sus medidas se hubieran aplicado a lo largo de la historia, la realidad sería muy diferente. Queda plasmado en una interminable lista de ejemplos, desde el mundo de la música al de la física, pasando por el cine o la literatura.
Albert Einstein
El Nobel de la Física alemán que descubrió la teoría de la relatividad abandonó su país en 1932 rumbo a los Estados Unidos. Ante el auge del nazismo, ni ser el científico contemporáneo más famoso del mundo le protegía de la persecución contra los judíos. Una vez en EE.UU., impartió clases en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, donde siguió desarrollando sus teorías científicas. Además, Einstein es considerado uno de los ‘padres’ de la bomba atómica junto a Robert Oppenheimer. Su carta a Roosevelt recomendándole la investigación sobre las armas nucleares en plena Segunda Guerra Mundial convenció al presidente.
Bela Bartok
El músico, compositor y pianista húngaro se opuso frontalmente al apoyo de su país al Eje durante la Segunda Guerra Mundial. El miedo a cualquier persecución lo llevó a buscar refugio junto a su familia en Estados Unidos, donde arribó en 1940, con casi 60 años. La adaptación al país no le fue fácil. Se le concedió la nacionalidad en 1945, poco antes de fallecer. A su funeral sólo acudieron diez personas: la muestra de que nunca se sintió valorado en tierras americanas.
Vladimir Nabokov
El célebre escritor ruso, autor de Lolita, fue de país en país desde una edad bien temprana. Cumplida la mayoría de edad su familia, de la nobleza, tuvo que huir de su Rusia natal por la Revolución bolchevique, en 1917. El primer destino fue Crimea. Luego vino Inglaterra, donde estudió en Cambridge. Siguió Berlín, en 1922. Se vio obligado a retomar el camino con el ascenso nazi. Tras varios años en Francia, en 1940 llegó a Estados Unidos. Allí escribió el grueso de su obra.
Marlene Dietrich
La actriz y cantante alemana, leyenda viviente en su época, demostró su potencial en films como El ángel azul oTestigo de Cargo. Tras triunfar en Alemania en la década de 1920 y 1930, Hollywood la reclamó. Filmó unas seis películas bajo órdenes de Josef von Sternberg. Tras varios años de altibajos en taquilla, poco antes de la Segunda Guerra Mundial oficiales nazis le propusieron ser la estrella de Hitler. Lo rechazó y adquirió la nacionalidad estadounidense en 1939. Desde Alemania le hicieron la cruz, la tacharon de traidora. Durante la contienda entretuvo a las tropas americanas con sus espectáculos. “Los Estados Unidos me recibieron cuando ya no tenía una madre patria que pudiera llamarse así”, decía en sus memorias en referencia a Alemania.
Hannah Arendt
La filósofa política alemana, también de origen judío, fue otra de las grandes mentes del siglo XX que buscó refugio en los Estados Unidos. Tras un breve encarcelamiento en 1933, la pensadora decidió marcharse de su país. Su trabajo, no sólo académico si no también periodístico en torno al totalitarismo, la llevó a configurar en 1961 la polémica teoría de la ‘Banalidad del mal’.
Claude Levi-Strauss
El antropólogo, uno de los referentes intelectuales del siglo XX, huyó de Francia en 1940 cuando cuestionó el régimen de Vichy, establecido tras la ocupación nazi. Las leyes antisemitas impidieron que trabajara con libertad, por lo que aceptó la invitación de la New School for Social Research, una universidad en el exilio con base en Nueva York. Vivió en el país hasta pasada la Segunda Guerra Mundial, en 1948. En su estancia colaboró con la Oficina de Información de Guerra y como consejero cultural para la embajada francesa en Washington.
Henry Kissinger
El diplomático inventor del concepto ‘realpolitik’ nació en Alemania y huyó de la persecución nazi contra los judíos en 1938. Sirvió como asesor en Seguridad Nacional y posteriormente desempeñó el cargo de Secretario de Estado durante los mandatos de Richard Nixon y Gerald Ford. Su negociación del alto al fuego en Vietnam en 1973 le valió el premio Nobel de la Paz. Su figura es controvertida, pero su influencia en la política exterior norteamericana ha marcado el siglo XX.
Miriam Makeba
La cantante sudafricana, activista anti apartheid, cobró fama como parte de un falso documental (Come back, Africa) en el que se denunciaba el sistema de segregación. Le valió la posibilidad de viajar a Europa y Estados Unidos. Para su sorpresa, en 1960, cuando pretendía volver a su país natal, descubrió que se le había cancelado su pasaporte. Tres años después, tras testificar ante las Naciones Unidas sobre el apartheid, vio como directamente le retiraban la nacionalidad. Sin país, vivió en Estados Unidos.
Milos Forman
El director de cine, de origen checo, ha dejado para la eternidad obras maestras como Amadeus y Alguien voló sobre el nido del cuco. Su padre, un profesor judío, y su madre, protestante, murieron en campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. El inicio y desenlace de la Primavera de Praga, en 1968, lo cogieron en Estados Unidos, mientras rodaba su primera película en Hollywood. Aplacada la idea de un ‘socialismo de rostro humano’, la ocupación soviética de Checoslovaquia le impedía volver. “Quería volver, pero el país estaba ocupado por los rusos”, declaró en su día. “Me di cuenta de que si volvía, no sería capaz de trabajar”. Sin muchas salidas, se quedó en Estados Unidos, donde en 1977 recibió la nacionalidad.
Madeleine Albright
La primera mujer en convertirse en secretaria de Estado de los EE.UU. nació en Checoslovaquia. Su infancia estuvo marcada por las huidas. Con sólo dos años, en 1939, se trasladó a Londres huyendo de los nazis, ya que sus padres eran de origen judío, pese a que a ella la educaron como católica. Acabada la Segunda Guerra Mundial, su padre sirvió como embajador checoslovaco en Yugoslavia. Ella y sus padres huyeron otra vez cuando los comunistas alcanzaron el poder en Checoslovaquia, y la familia fue a parar a los Estados Unidos en 1948.
Isabel Allende
La famosa escritora tuvo que marcharse de Chile tras el golpe de Estado que acabó con la vida de su tío, el presidente Salvador Allende. Tras recibir amenazas de muerte y saber que su nombre estaba en la lista negra de la junta militar comandada por Augusto Pinochet, viajó primero a Venezuela, donde trabajó como periodista, y a partir de 1985 se instaló en los Estados Unidos. Ha vendido 51 millones de copias y sus libros se han traducido a 27 idiomas.
Steve Jobs
El creador de Apple nació en los Estados Unidos, no obstante, su padre biológico (era adoptado) es el ciudadano sirio Abdulfattah Jandali, un activista del nacionalismo árabe que emigró a los Estados Unidos para estudiar en la universidad. Si se hubiera impuesto un veto a la entrada de ciudadanos sirios como el que ahora ha decretado Donald Trump Silicon Valley sería hoy un lugar muy diferente.
Gloria Estefan
La famosa cantante de música salió de Cuba con apenas 16 meses de edad, en 1958, por motivos políticos. Su padre había sido el guardaespaldas personal de la mujer del dictador Fulgencio Batista, derrocado tras el triunfo de la revolución cubana. La artista ha vendido más de cien millones de discos, tiene siete Grammys y una estrella en el paseo de la fama de Hollywood.
Serguéi Brin
El científico de computación de origen judío es uno de los fundadores de Google, una de las compañías más valiosas del mundo, lo que le ha valido convertirse en una de las personas más ricas del planeta. El Internet que conocemos hoy hubiera sido muy diferente si sus padres no hubieran decidido marcharse de la Unión Soviética rumbo a los Estados Unidos: los mandos del partido comunista no les permitían progresar como investigadores en la Universidad de Moscú debido a su religión.