Cuando el acoso va ligado, también, al bajo rendimiento escolar
Fuente: El País
Fecha:30/01/2017
La educación para la tolerancia. Este debería ser el fin por el que miles de niños acudirían cada día a los centros escolares de nuestro país y del mundo.
La educación para la tolerancia, para lo solidaridad, para y por el respecto. Este debería ser el fin con el que miles de niños se comprometerían cada día en los centros escolares de nuestro país y del mundo. Este lunes, 30 de enero, se celebra el Día escolar de la no violencia y la paz, una jornada que coincide con el fallecimiento de Gandhi y que la UNESCO reconoció allá por 1993.
Uno de los principales episodios de violencia en los colegios es el acoso escolar, de trágica actualidad en los últimos años. Este mismo mes, una joven se quitó la vida, por supuestamente padecerlo, y otro decidió combatirlo con violencia y atacar a varios de sus compañeros de instituto. Según la Unesco, dos de cada 10 alumnos lo sufren o, lo que es lo mismo, unos 246 millones de jóvenes -niños y adolescentes- padecen este tipo de hostigamiento en el planeta. El más común es la agresión verbal. Entre las secuelas severas que padecen aquellos que lo sufren, cabe citar problemas de autoestima, indefensión, rechazo y el mal rendimiento escolar, entre otras.
Cuando el acoso va ligado al bajo rendimiento escolar.
Un último estudio realizado con cientos de niños de entre cero y tres años, analizados durante una década ha determinado que «el incremento y cronicidad de los niveles de padecer acoso en el cole están vinculados al bajo rendimiento académico, a la aversión hacia los centros educativos y a la falta de confianza a la hora de hacer sus tareas diarias”.
La investigación, realizada en Arizona, ha sido publicada en la revista de American Psychological Association. Estudios anteriores habían analizado a los niños durante periodos cortos y se habían centrado solo en síntomas psicológicos, como la ansiedad y la depresión. “Este es el primero que ha hecho una evaluación de los sujetos en el tiempo y ha analizado la relación entre padecer acoso y el rendimiento escolar”, según explican los autores. Otro de los datos curiosos del estudio es que “al contrario de lo que cree la cultura popular, de que hay más episodios de acoso contra alumnos en el instituto, los más numerosos ocurren en primaria”.
“Es muy preocupante el gran número de menores que sufren bullying en sus escuelas”, lamenta Gary Ladd, profesor de la Universidad del Estado de Arizona, en un comunicado. “Me gustaría transmitir el mensaje a los profesores y padres de que el acoso suele disminuir según el pequeño va cumpliendo años, pero hay alumnos que lo sufren durante toda su vida escolar”.
La muestra, que comenzó con 383 alumnos de guardería, procedió de distintos centros públicos del Estado de Illinois y los datos fueron recogidos anualmente mediante evaluaciones hechas por los profesores y cuestionarios de lengua y matemáticas. Además, cada año, los niños explicaban si padecían abuso físico o verbal.
Los resultados concluyeron que el 24% de los pequeños que padeció un acoso severo sufrió un mayor rechazo a su colegio, un menor rendimiento escolar y tuvo menos confianza a la hora de hacer sus tareas. Aquellos que padecieron acoso de forma progresiva -un 18%- tuvieron las mismas consecuencias que los anteriores. En estos casos, los más afectados fueron los chicos.
Por otra parte, aquellos que padecieron acoso de forma decreciente, según avanzaban en las etapas escolares (un 26%) mostraron menos consecuencias o ninguna; como aquellos que no padecieron ningún tipo de acoso (un 32%).
“Algunos niños son capaces de escapar del acoso y parece que el rendimiento y compromiso con la escuela se recupera. Y esto es un mensaje esperanzador”, prosigue Ladd. “Frecuentemente, a los niños que han sido víctimas de bullying les cuesta hablar sobre ello. Estoy preocupado por aquellos niños a los que se les dice que no le den importancia y lo están sufriendo en silencio”, continúa el autor. “Los colegios deben aplicar protocolos antiacoso y los padres preguntar a sus hijos si han sido maltratados o excluidos. La alarma social está provocando que se vigilen más estos episodios, pero hay mucho más que hacer para que los niños no sufran acoso”, termina Ladd.