‘Curvy’, ‘gordibuena’ o cómo la gordofobia ataca a Cristina Pedroche y no a Pablo Motos

El Confidencial.- Una catedrática de la Universidad de Málaga investiga la utilización de neologismos, diminutivos o eufemismos para eludir las palabras ‘gordo’ y ‘gorda’ porque han acabado imponiéndose como insultos

Cuando el alcalde de Cádiz, José María González ‘Kichi’, denunció hace un año los insultos que recibía en las redes sociales por un supuesto aumento de peso, pareció poner en el debate público el problema de la gordofobia. Pero no fue el primero. La actriz Itzíar Castro, por ejemplo, había alertado con anterioridad de una tendencia con «connotaciones de odio» que se extiende y que ha sido objeto de estudio por parte de la catedrática de Lengua Española de la Universidad de Málaga (UMA) Susana Guerrero.

Dos perfiles en Instagram han acaparado su investigación: los de los presentadores Cristina Pedroche y Pablo Motos. Durante un año la docente estudió los comentarios que ciudadanos y ciudadanas vertían. La conclusión revela machismo. A ella frecuentemente la critican por sus cambios de peso. La llaman «gorda» si sube, destacan su delgadez si baja. A él las críticas le caen por motivos profesionales, sobre todo por eso.

El trabajo de Guerrero se cimenta sobre «una reivindicación de la palabra ‘gorda'» y una «crítica a todos aquellos términos que ocultan la gordura, que han nacido con la supuesta intención de empoderar a la mujer y que son tremendamente misóginos, como ‘gordibuena’ o ‘curvy'». En declaraciones a El Confidencial, explica que pensó en realizar este estudio tras darse cuenta de que «las mujeres hablamos mucho tiempo sobre nuestro propio peso; nunca estamos lo suficientemente delgadas». Esta circunstancia la achaca a la «imposición» de «un canon de belleza procedente del mundo de la moda y que muestra a mujeres casi anoréxicas». «¿Cómo se puede decir que tiene kilos de más Sharon Stone? ¿Está gorda Charlize Theron? Es esa mirada absurda» sobre la que se rebela.

«Lo que médicamente se considera obesidad está clarísimo que nadie lo puede defender, pero lo que critico es el discurso mediático, hegemónico, en el que ves un anuncio de un producto adelgazante promocionado por una mujer que está delgada«.

La autora percibe cierta hipocresía en una sociedad donde «‘gordo’ y ‘gorda’ son palabras que han acabado convirtiéndose en insultos, así que el discurso tradicional no las utiliza». ¿Qué hace entonces? «Utiliza términos que maquillan». «Es igual que cuando usan ‘voluptuosa’ para referirse a una mujer con curvas, que resulta erótica, que gusta, que no tiene nada que ver con la gorda del imaginario colectivo».

La investigadora comprobó que, aunque los hombres insultan en mayor medida, las mujeres que lo hacen se ceban en una proporción más elevada con otras. «El uso del lenguaje está cambiando. Hace una década éramos más comedidas a la hora de hablar, pero las nuevas generaciones cada vez utilizan más palabrotas». «Hay muchas mujeres que han tenido que cerrar su perfil en Instagram por la cantidad de insultos que han recibido en este sentido», apuntó la catedrática, que señaló que cada vez se impone más el término ‘gordofobia’ porque ellas son las principales víctimas.

Sobre qué respuesta dar a este fenómeno considera que son las redes sociales las que deben actuar debido a las dudas de la respuesta legal que puedan tener las denuncias, ya que se puede producir un choque con un derecho como el de la libertad de expresión.

La autora aclaró que «el objetivo no es solamente conocer el léxico utilizado en torno al fenómeno de la gordofobia, sino también el contexto social en que se inscribe y sus mecanismos de reproducción, pues partimos de la hipótesis de que existe una consciencia sobre el léxico concreto que se emplea sobre la gordura».

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