Discapacidad y discriminación social
La Vanguardia.- Las personas discapacitadas aún sufren situaciones de desventaja social en diversos ámbitos, según denuncian los lectores de La Vanguardia mediante varios casos reales
¿La sociedad discrimina aún a las personas discapacitadas? Y, si es así, ¿con qué dificultades añadidas se encuentra en su día a día este colectivo? A raíz de varias cartas denunciando casos reales de discriminación se ha abierto un vivo debate entre los lectores de La Vanguardia.
“Algunos funcionarios del Ayuntamiento de Barcelona contratados para controlar y poner multas en esas zonas ignoran las normas y multan a los minusválidos”, denuncia el lector Joan Parienta, en su carta Multar a los minusválidos.
“Es una suposición pensar que van a comisión”, prosigue: “El minusválido siempre estará coaccionado al aparcar, pues no sabe si le tocará el desaprensivo de turno. Mientras la normativa vela por la movilidad y la economía del minusválido, estos funcionarios velan por su propio interés”.
Por su parte, la lectora Ester Montaño Daza, vecina de Badalona, se dio cuenta al ir a donar sangre que las personas discapacitadas lo tiene difícil para hacer este gesto solidario. Lo explicaba en su carta ¿Ser ciego y donante?.
Otra lectora, se preguntaba ¿Dónde está la discapacidad?. En esta carta, Lola Ruiz Company, vecina de Barcelona, escribía:
“No eres tú quien soporta miradas compasivas cada día. No eres tú quien no puede entrar en el trabajo por las escaleras principales. No eres tú quien no puede subir la acera porque hay un peldaño. No eres tú quien no puede atravesar la calle cuando no hay una señal acústica. No es a ti a quien hablan como a un niño pequeño. No es por ti por quien toman decisiones sin preguntar. No, no eres tú el que tiene una discapacidad. Pero quizás tampoco soy yo. Quizás es el entorno. Quizás es la Administración pública, el Gobierno, la arquitectura. Quizás es la discriminación lo que crea la discapacidad. Los estigmas. La sociedad. Quizás somos tú y yo. Quizás somos todos nosotros. Nuestras palabras”.