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Edadismo en el lenguaje: claves para evitar la discriminación del mayor en los medios y la sociedad

65yMás.com.- El edadismo es la discriminación que sufre una persona por el hecho de ser mayor. Aunque el término no aparece en el Diccionario español, la Organización de Naciones Unidas (ONU), en su Informe mundial sobre el edadismo de 2021, alertaba de que “es un problema mundial. Conduce a una salud más pobre, al aislamiento social, a muertes tempranas y cuesta a las economías miles de millones de dólares”. El edadismo se alimenta de estereotipos, por la forma errónea y prejuiciada con que la sociedad observa el envejecimiento. De hecho, es considerado como la tercera forma de discriminación, tras el racismo y el sexismo.

Según denuncian las asociaciones de mayores y de pensionistas, entre ellas, UDP (@MayoresUDP) o la PMP (@PlataformaPMP), además de otras entidades como la Fundación Pilares (@FPilares), el edadismo es «una forma de minusvalorar a la persona y a menudo aparece camuflado, envuelto en palabras y expresiones bien intencionadas». Incluso, avisan de que puede convertirse en una forma de maltrato invisible.

La discriminación de los mayores comienza por el lenguaje, según alertan numerosos expertos, ya que las expresiones sobre las personas y sus comportamientos contribuyen a perpetuar los prejuicios y estereotipos. Por la misma razón, el lenguaje puede transformarse en una herramienta del cambio en positivo; de ahí la importancia de detectar y corregir el lenguaje edadista.

Edadismo en publicidad y medios de comunicación

Los medios de comunicación, al igual que la publicidad, la televisión, el cine… y la sociedad en general ofrecen una imagen de los mayores repleta de estereotipos y muy alejada de la realidad de este colectivo: la mayor parte de los séniors son personas activas y activistas, informadas, saludables, digitales, controlan sus finanzas, pagan impuestos y rechazan que se las trate como una carga que ya no aporta nada a la sociedad.

Con frecuencia, se les presenta infantilizados o se transmite la imagen de que son personas que nunca se enteran de nada, olvidan las cosas con suma facilidad, siempre se quejan de sus dolores y únicamente sirven de ejemplo para enfermedades y achaques. Incluso se les muestra como personas que han perdido la ilusión por todo, cascarrabias o individuos pesados que sólo aburren con sus batallitas.

Según el estudio Representación de los mayores 50 años en la publicidad española, las personas mayores en la publicidad son poco visibles y además están mal representadas. Solo el 11% de los personajes que aparecen en los anuncios emitidos en televisión supera los 50 años a pesar de ser ya casi 18 millones de personas en España (más del 38% de la población total). La visibilidad es aún menor en el caso de los mayores de 65 años (tan sólo el 3%) y ridícula en el caso de más de 75 años (un escaso 1%).

Los publicistas desprecian el valor de los mayores para conectar con sus potenciales audiencias y se lanzan a describirlos con clichés negativos, como cuando se habla del viejo verde, el falso mito de su falta de deseo sexual, la falsedad de su incapacidad, casi terror, por acercarse a las nuevas tecnologías o que ya no tienen edad para hacer tal o cual cosa.

Según el estudio Representación de los mayores 50 años en la publicidad española, las personas mayores en la publicidad son poco visibles y además están mal representadas. Solo el 11% de los personajes que aparecen en los anuncios emitidos en televisión supera los 50 años a pesar de ser ya casi 18 millones de personas en España (más del 38% de la población total). La visibilidad es aún menor en el caso de los mayores de 65 años (tan sólo el 3%) y ridícula en el caso de más de 75 años (un escaso 1%).

Los publicistas desprecian el valor de los mayores para conectar con sus potenciales audiencias y se lanzan a describirlos con clichés negativos, como cuando se habla del viejo verde, el falso mito de su falta de deseo sexual, la falsedad de su incapacidad, casi terror, por acercarse a las nuevas tecnologías o que ya no tienen edad para hacer tal o cual cosa.

LENGUAJE Y ACTITUDES A EVITAR

– Evitar generalizaciones: todas las personas que tienen una misma edad, o se hallan en una franja similar, no son iguales. Por lo tanto, no pueden ser retratadas ni tratadas de forma homogénea. Los mayores de 65 años no son frágiles ni vulnerables per se, por el simple hecho de haber traspasado una barrera social convencional.

– No usar lenguaje que infantilice, no abusar de los diminutivos y motes al hablar con las personas. Con frecuencia, se utiliza de forma generalizada diminutivos y expresiones afectuosas, sin reparar en lo que este lenguaje puede hacer sentir a quienes nos dirigimos. La forma de hablar a las personas depende de la relación de confianza y debe adaptarse siempre a lo que cada uno admite y percibe como cercanía y calidez. Para mostrar cercanía y calidez, no es necesario recurrir a un lenguaje infantil.

– No hablar de los mayores poniéndoles etiquetas. El respeto incluye un lenguaje y un trato adecuado a la edad y a la situación clínica de la persona. Aunque sufran un deterioro importante, son adultos que merecen respeto, y el respeto empieza por la forma de hablar con ellos y de ellos. Por lo tanto, descartar etiquetas (“la diabética de la habitación 10”), “la pesada”, “el insoportable”, “la quejica”, “el agresivo”) asociadas a conductas o alteraciones para denominar a las personas.

– Huir del lenguaje que indique la cosificación. Sobre todo, en entornos de residencias, asistencia domiciliaria o cuidados en general, no referirse a «la del párkinson», «los encamados”, «los de silla de ruedas», etc. Son expresiones que degradan la humanidad de la persona.

– Evitar términos como “anciano” o “viejo”, pues remiten a estereotipos que hacen pensar que las personas mayores son siempre dependientes.

– No emplear términos de propiedad. No digamos “nuestros mayores” o «nuestros abuelos», en primer lugar, porque no son «nuestros», y quizá la persona en cuestión ni siquiera es abuela/o.

– Evitar verbos y frases que indiquen superioridad. Es aconsejable evitar expresiones del estilo «en la residencia les dejamos salir», «les dejamos beber alcohol», «les llevamos de paseo», etc. sustituyéndolas por «en la residencia está permitido salir», «los residentes pueden beber alcohol si lo desean», «María quiere salir de paseo y la acompañamos».

 – Evitar errores en el lenguaje de género. Es muy habitual que se utilice el plural masculino para referirse a un colectivo o grupo de personas.

– Desterrar coletillas del tipo: “mira que eres pesada”, “te lo he explicado ya tres veces”, “me lo has repetido diez veces”… Aunque sea la realidad por tratarse de alguien con problemas de memoria o demencia, el lenguaje debe comunicar respeto y paciencia.

– Rehuir términos que indiquen lástima o condescendencia. Evitar “pobre mujer», «para lo que ha quedado», «con lo que ella era»…

EXPRESIONES EN POSITIVO

– Usar un lenguaje neutro, sin términos que indiquen lástima o perpetúen estigmas asociados a las pérdidas que conlleva el envejecimiento. Evitar expresiones del tipo “pobre mujer», «qué pena de hombre…”

– Usar un lenguaje lo más objetivo posible, sin estereotipos o juicios de valor. En vez de decir «se le va la cabeza», «ya no se entera de nada», habría que emplear la expresión apropiada descriptiva: «sufre un deterioro cognitivo», presenta lagunas de memoria», etc.

– Practicar un lenguaje más inclusivo, evitando hablar de “ellos” y “su problemática”, como si fueran un grupo separado de la sociedad. Si tratamos de hablar de “nosotros” y “problemas que serán nuestros” tendremos una visión más cercana de cuánto daño hacen ciertas expresiones.

– Resaltar los aspectos positivos (una vida llena de experiencia) y no centrarse en detalles e imágenes estereotipadas.

– Mostrar a los sénior como fuente de información. Es importante darles visibilidad y que sean fuente directa de información y de opinión.

– Al informar sobre temas de salud, cuidados o dependencia, tomarlos como referencia informativa (y no sólo a sus cuidadores o familiares).

– En cartelería, marketing, webs, medios de comunicación, etc. utilizar imágenes más positivas y diversas de los mayores. La inmensa mayoría de los mayores caminan sin andador y sin bastón, así que no se los adjudiquemos per se. La ONU, en su informe sobre el edadismo de 2021, ofrece una biblioteca virtual con fotografías realistas y en positivo.

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