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El 54% de los estudiantes no sabe identificar ‘fake news’: un centenar de catedráticos plantea llevar a la aulas la lucha contra la desinformación

  • 50 catedráticos de Comunicación y 50 de Educación han firmado una propuesta para que los futuros maestros salgan de la universidad siendo también expertos en información mediante un doble grado en ambas materias
  • Destacan que así ejercerán la docencia enseñando a los alumnos, de manera transversal, a distinguir lo que es verdadera información de lo que no
  • La medida permitiría que los profesores también mejoren su manejo de las nuevas tecnologías, ya que la pandemia ha dejado en evidencia sus conocimientos para impartir clases no presenciales

Infolibre.- La lucha contra la desinformación debe ser radical, porque debe empezar por la raíz. Así lo entienden un centenar de catedráticos españoles, la mitad de Educación y la mitad de Comunicación, que han lanzado una iniciativa para que los maestros, especialmente los de Educación Infantil y Primaria, salgan de la universidad convertidos en maestros, pero también en comunicadores. Es vital, entienden, por dos motivos. El primero, conseguir que los niños, desde sus pupitres de la escuela, aprendan a distinguir qué es información y qué no. Y a estar, claro, informados. El segundo, a que la comunicación en remoto y a través de las nuevas tecnologías a la que nos abocó la pandemia hace ya más de un año no suponga ninguna traba a la hora de dar clase. «Formar a quienes forman es la pieza clave. Hay que hacer una apuesta decidida por transformar la educación de los futuros maestros», explica Javier Marzal-Felici, catedrático de Comunicación Audiovisual y Publicidad de la Universitat Jaume I de Castellón. «Lo digital y lo mediático tiene ya mucho peso y su presencia en la escuela requiere replantear la formación de los profesores», añade Ignacio Aguaded, catedrático de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Huelva. Ambos son los promotores de la iniciativa.

Este martes, mientras las elecciones a la Presidencia de la Comunidad de Madrid acaparaban todas las miradas, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) presentaba el informe Lectores del siglo XXI: desarrollo de habilidades de alfabetización en un mundo digital. En él, los resultados para España resultan alarmantes. El 54% de los estudiantes aseguró no haber sido enseñado nunca en la escuela a reconocer información sesgada. La media de la OCDE, en cambio, está ocho puntos por debajo: se sitúa en el 46%. Pero daba más datos. Precisamente un 46% es el porcentaje de jóvenes alumnos españoles que indicó haber recibido formación para detectar las fake news. Menos de la mitad. Además, sólo un 24% siguió una navegación centrada y consultó de manera estricta varias fuentes de información para realizar la prueba que se les pidió para sacar estas conclusiones.

Ante estas preocupantes cifras, un centenar de catedráticos, impulsados por Marzal-Felici y Aguaded, han decidido actuar atacando a la raíz del problema: si los niños no saben distinguir entre información y bulos, enseñemos a los maestros a hacerlo para que luego, de manera transversal, lleven sus conocimientos a sus alumnos. No es tampoco una iniciativa surgida de la nada. Tal y como recuerdan los expertos en su propuesta, la Comisión Europea ya lanzó, hace más de una década, la recomendación Alfabetización mediática en el entorno digital, con la que instaban a los países a introducir enseñanzas referidas a los medios de comunicación. La Unesco, por su parte, publicó en 2011 su Currículum para Profesores sobre Alfabetización Mediática e Informacional, en el que establecía un marco para el desarrollo de la competencia mediática en la escuela.

Pero no se ha seguido ninguna de estas directrices. Por eso, critican los catedráticos, los grados de Educación Infantil y Primaria todavía no tienen asignaturas relacionadas con la educación mediática. Muchos menos, dicen, los másteres de formación de profesorado.

La solución, plantean, es la creación de un doble grado. «Igual que los hay de Matemáticas y Química o de Periodismo y Economía, que los haya de Educación y Comunicación», señala Marzal-Felici. Y en ese orden. «No hablamos de comunicadores con competencias educativas, sino de formar educadores con altas competencias comunicativas«, señalan los expertos en su propuesta. «Necesitamos formar una ciudadanía crítica que no se deje engañar fácilmente por los medios. En ello va la competitividad y el progreso de las sociedades modernas», añade el catedrático de la universidad de Castellón. «La escuela está para formar ciudadanos que se desenvuelvan de forma autónoma. No puede haber un analfabetismo audiovisual y mediático que haga que la gente se crea los bulos y las fake news«, critica Aguaded.

Ahora mismo, según los datos del Eurobarómetro recogidos por el Consejo General de la Abogacía Española, sólo el 14% de españoles es capaz de reconocer las noticias falsas. A un 40% le cuesta identificarlas. Si aprendieran en la escuela, estos datos mejorarían. «Faltan políticas públicas que lleven a cabo esta iniciativa. Hasta ahora nos centrábamos en que la formación en comunicación la tenía que recibir el emisor. Pero ahora queremos que se forme a la audiencia«, sentencia Aguaded.

«La pandemia ha sacado las vergüenzas a la luz»

No obstante, la propuesta del centenar de catedráticos, que también han iniciado una petición de firmas en Change.org, tiene otro objetivo. Tanto Marzal-Felici como Aguaded sostienen que esta medida también es «urgente» para enfrentar los retos que la «sociedad digital» ya puso hace tiempo sobre la mesa y que, como la pandemia ha demostrado, no se han superado: los conocimientos tecnológicos de los profesores no son los adecuados. Si se les enseñan competencias en comunicación, lo serán.

El cierre de las aulas y los colegios, recuerdan, obligó a las escuelas a convertirse en clases virtuales que, sin las tecnologías, no habrían funcionado. Sin embargo, señalan, eso ha hecho patente que existe, según dicen en su propuesta, una «nula competencia mediática, audiovisual y digital» de la educación que se ha visto reflejada en las dificultades que una «buena parte del profesorado» ha tenido para impartir docencia de manera no presencial.

Según el informe Talis correspondiente a 2018 y publicado por el Ministerio de Educación, sólo el 38% del total de docentes había recibido formación sobre el uso de las nuevas tecnologías, un porcentaje que aumentaba hasta el 56% en el caso del resto de los países de la OCDE. La cosa cambia, no obstante, en los profesores que se habían incorporado desde el año 2013, donde entre el 86% —en caso de secundaria— y el 90% —en el caso de primaria— sí habían sido formados en estas áreas. Pero no es suficiente, opinan los catedráticos, que sentencian, en palabras de Aguaded, que hay que empezar a pensar en cómo crear al «maestro del futuro«.

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