El Chojin: «En España se ha abierto la veda para exteriorizar pensamientos racistas»
Domingo Edjang Moreno (El Chojin) es rapero y activista antirracista. En 2011 promovió el videoclip ‘Rap contra el racismo’ en la que varios artistas de hip-hop unieron sus voces en contra de la discriminación racial.
El Chojin, 44 años. Nacido en Madrid, con ascendencia ecuatoguineana.
«Esta es la historia de un chaval que nació a mediados de los setenta, hijo de padre africano y madre extremeña, según le cuentan, no fue fácil para la pareja”. Así suenan los primeros versos del tema Cara Sucia, una de las últimas creaciones de este rapero español de ascendencia ecatoguienana con más de 20 años de experiencia a sus espaldas. Esta entrevista forma parte del reportaje: «La huella invisible de la discriminación racial en España».
National Geographic España: ¿Cómo definiría el racismo?
El Chojin: Es una muy buena pregunta. Quizá el problema más importante que encontramos a la hora de enfrentar el racismo sea precisamente la falta de acuerdo a la hora de definirlo. Esa ambigüedad es enemiga de la lucha antirracista porque permite que pensamientos y actos racistas sean vistos por una parte importante de la población como otra cosa. El racismo no es quemar cruces, colgar a personas negras de los árboles o esclavizar a gente por su color. Eso son crímenes. Crímenes con motivaciones racistas, desde luego, pero no es el acto lo que define si existe racismo o no, sino la ideología tras él. En mi opinión, el racismo es parte fundamental del sistema que reconoce que hay personas que son naturalmente mejores que otras y por lo tanto merecen más. Esto jusfifica la diferencia de trato. Todo un sistema económico y social se ha basado en esta premisa. De aquí surge la esclavitud de personas africanas desde el siglo XVI por parte de las potencias europeas, sí, pero también el colonialismo, el neocolonialismo y la aceptación por parte de los países que se autodenominan blancos de que los niños en la India o Vietnam pueden trabajar por una miseria para grandes empresas europeas en condiciones que no se aceptarían bajo ninguna circunstancia en sus países de origen. El racismo no es insultar a un jugador de fútbol negro, sino el marco en el que esa opción es posible.
NG: ¿Qué estigmas cree que sufre la población racializada en España?
NG: ¿Ha experimentado algún tipo de discriminación o ataque racista?
ECH:Es importante señalar que la discriminación es muy difícil de probar por la falta de acuerdo a la hora de definir el racismo de la que hablábamos antes. La discriminación no requiere de actos espectaculares, puede ser una sensación que sobrevuela tu día a día. Esa sensación suele ser menospreciada por tus vecinos blancos que no quieren verse como parte de una sociedad con prejucios. Respondiendo a tu pregunta: sí he sufrido, tanto una discriminación como ataques. Desde actos aparentemente no demasiado relevantes, como que no te paren los taxis o que no te dejen entrar en una discoteca, a persecuciones por parte de grupos de personas con simbología nazi al grito de “¡Negro te vamos a matar!”
NG: ¿Ha sido víctima de comentarios o valoraciones sesgadas o estereotipadas?
ECH: Siento decir que la propia pregunta es descorazonadora. Llevamos toda la vida denunciando comentarios y valoraciones sesgadas y esteriotipadas, pero parece que seguimos en la misma casilla del principio sin que nada se mueva, en esa casilla en la que aún te siguen preguntado si tal cosa ocurre. Y es descorazonadora porque da la sensación de que nunca se nos ha escuchado, de modo que uno se cuestiona cómo puede ser que importemos tan poco. No podemos pretender avanzar en la lucha antirracista si todavía debemos convencer a nuestros vecinos de que el racismo es real, está aquí y sí, claro, nos afecta
NG: ¿Qué prejuicios cree que existen hacia la comunidad afrodescendiente en España?
ECH: Esto daría para mucho… en España se ve a la comunidad africana y afrodescendiente como inferior intelectualmente, torpe, vaga, pedigüeña y subvencionada. No es poca cosa. No se la entiende como parte integrante de esta sociedad y se espera de ella que acepte situaciones, actos, circunstancias y comentarios que los que se autodenominan como blancos no aceptarían.
NG: ¿Tiene o ha tenido conflictos identitarios? ¿Cómo los ha gestionado?
ECH: He tenido y aún tengo problemas identitarios que gestiono como puedo, pero que han marcado radicalmente mi personalidad y mi comportamiento. Sé dónde nací y dónde me crié, pero también sé que eso no me hace de aquí a ojos de muchos de mis conciudadanos de manera que mi identidad la he construido a partir de lo que me hace diferente y no de lo que me hace igual a la mayoría de la gente de mi entorno.
NG: ¿Cuáles cree que son las principales dificultades a las que se enfrenta la población racializada en España? ¿Ha notado algún cambio en los últimos años?
ECH: Actualmente hay una nueva/vieja dificultad que tiene que ver con la normalización del señalamiento por motivos de color o procedencia. En los últimos 20 años había un consenso según el cual ser racista era negativo, de manera que la gente se esforzaba en parecer no serlo. Hoy, como ocurre en otros países europeos, hay partidos políticos que hacen bandera del derecho del español a criminalizar a todo el que a sus ojos sea distinto. En cierto modo se ha abierto la veda para exteriorizar pensamientos racistas. Eso no puede traer absolutamente nada positivo al país. A mí me preocupa.
NG: ¿Qué medidas cree que podrían contribuir a erradicar esa discriminación?
ECH: He pensado mucho en esto, y tengo que decir que no lo tengo del todo claro. Sé que lo que se espera normalmente tras esta pregunta es hablar de la educación, pero no estoy seguro de que eso sea suficiente… la mayoría debe estar abierta a conocer a las minorías, no a exigir que dejen de serlo mimetizándose con ella. Creo que la única manera de respetar sinceramente a alguien es conociéndole tal y como es, no a través de estereotipos. Si en España nos acostumbráramos a ver afrodescendientes en los medios, el entretenimiento, o la política podría normalizarse nuestra existencia. En cualquier caso, lo primero que debería darse para erradicar esa discriminación es el reconocimiento de la misma por parte de las instituciones. A partir de ahí podría abrirse un debate, hasta que eso no ocurra es difícil soñar con cambios a mejor.