El ‘islamismo para niños’ que horroriza a Holanda: «Esto solo es la punta del iceberg»
El Confidencial.- El libro ‘¡Ayuda! Estoy creciendo’, escrito por una holandesa convertida al islam, se ha convertido en escándalo público tras una investigación contra las aulas islámicas en el país
El temario es propio de la Edad Media, pero algunos alumnos de Primaria en Holanda lo estudian en pleno 2019. Un total de 44 escuelas islámicas oficiales reconocidas y subvencionadas por el Estado utilizan un manual educativo en el que se insta a los niños y niñas a subrayar sus diferencias, a condenar la homosexualidad o a considerar el contacto visual entre ambos sexos como un acto prohibido de ‘zina’ (adulterio, en árabe).
El libro de educación sexual ‘¡Ayuda! Estoy creciendo’ se ha convertido en escándalo tras la publicación hace unos días de una investigación de los dos grandes grupos de comunicación nacionales, Nieuwsuur y NRC Handelsblad. El material didáctico, elaborado por una holandesa conversa al islam, Asma Claassen, y desarrollado bajo el paraguas de la Organización de Juntas Escolares Islámicas (ISBO), cuenta con una versión para chicos y otra para chicas y explica, entre otras cosas, por qué Alá “aborrece a los homosexuales” y “prohíbe la unión con alguien” del mismo sexo.
Un ejemplo es este fragmento de la página 75: “La gente del pueblo de Lot se había desviado por completo del camino de Alá. Los hombres de Sodoma habían comenzado a tener relaciones sexuales entre ellos, en lugar de con sus esposas… Esto nunca antes había sucedido en la historia y Alá lo aborreció y lo consideró un gran pecado. Alá instruyó a Gabriel para destruir las siete ciudades de Sodoma con todos los edificios, personas y animales… Dejó que llovieran las piedras de arcilla dura, en cada piedra estaba el nombre de la persona a ser golpeada con ella”.
Espiar a las propias niñas
Otro de los apartados polémicos de este libro se centra en la prohibición de mirarse entre niños y niñas y la necesidad de que las chicas no usen “ropa de los no creyentes”, lo que incluye prendas ajustadas, ausencia de un pañuelo cubriendo el pelo e, incluso, condenas al maquillaje o la depilación de cejas. Además, en un pasaje del libro, se aconseja a las niñas que recopilen fotos de musulmanas que van vestidas de forma adecuada y otras de mujeres que van “mal vestidas”. Según la televisión holandesa NOS, que hizo una investigación sobre el temario de estas escuelas, las chicas tuvieron que colgar estos recortes en los baños del colegio.
La Inspección de Educación alegó en un principio “no ver razones” para intervenir estos libros porque «no entran en conflicto» con los valores básicos del Estado constitucional democrático. Sin embargo, la asociación de defensa de los derechos LGTBI (COC) instó al Gobierno a revisar el libro porque a los niños homosexuales se les está diciendo «que no son bienvenidos». «Es horrible, inaceptable y contrario a la ley. Los estudiantes tienen derecho a una escuela donde se sientan seguros y aceptados”, afirmó la presidenta de esta organización, Astrid Oosenbrug.
Ante las denuncias públicas del contenido de este libro, que se lleva utilizando en estas escuelas desde 2013, los editores enviaron un manual adicional a los profesores para ‘aclarar’ conceptos.
En el apartado sobre la homosexualidad, introdujeron algunos cambios: “Alá envió un castigo a la gente porque no escuchaba ni mejoraba. Si observamos el comportamiento de los dos profetas que vivían en ese momento de la historia —Abraham y Lot— vemos que tratan a la gente de Sodoma de una manera cortés y amable. Permanecieron tranquilos, firmes, justos, amables y educados y no fueron tentados por un mal comportamiento o un lenguaje inapropiado”, añaden, en un intento de suavizar el temario.
Escuelas salafistas y la muerte con espada
Mientras que los colegios islámicos de Primaria están sometidos a la Inspección del Ministerio de Educación y reciben financiación estatal al ofrecer un currículo reconocido por el Estado, hay otras escuelas coránicas y extraescolares instaladas en mezquitas salafistas que escapan al control oficial. La misma investigación periodística, que se publicó en dos entregas, concluyó que se educa a los niños en “alejarse de la sociedad holandesa” y “buscar un país islámico” al que recurrir cuando crezcan.
Los investigadores se hicieron pasar por padres que estaban pensando inscribir a sus hijos en varias escuelas coránicas para pedir material didáctico de estos centros, tildados de ‘clubes’ por el Gobierno. Gracias a ello, pudieron escuchar alrededor de 70 horas de grabaciones de audio y vídeo de lecciones en donde los maestros glorifican un sistema donde se aplica el castigo de la ley islámica (la sharía) a todos los infieles y pecadores.
Estas organizaciones enseñan a los jóvenes musulmanes qué grupos y tipos de personas son “enemigos” y “no creyentes”, y señalan “la pena de muerte que merecen los adúlteros, los homosexuales, los apóstatas y los brujos”. Para ello, los niños tienen que hacer ejercicios de relleno y preguntas de opción múltiple, donde deben elegir qué castigo es el correcto para cada pecado cometido: latigazos, lapidación o muerte con una espada.
El salafismo, el movimiento fundamentalista y ultraconservador por excelencia dentro de la educación islámica informal, se está volviendo cada vez más influyente en Holanda y el resto de Europa, promovido por la financiación extranjera procedente de diferentes países del Golfo. La investigación ha identificado al menos 50 centros de enseñanza salafista en Holanda, que ofrecen este tipo de lecciones a más de 1.000 niños durante las tardes o los fines de semana.
Los liberales de VVD y Unión Cristiana, ambos partidos de la coalición del Gobierno holandés, proponen hacer cambios en la Constitución que aclaren los límites de las escuelas informales y que permitan a la Inspección de Educación intervenir en estos centros en caso de que haya señales de irregularidades.
«Solo es la punta del iceberg»
Otros son más tajantes. La principal voz contra el salafismo en el Parlamento holandés de los últimos 10 años, Ahmed Marcouch, insta al Gobierno de La Haya a tomar medidas más radicales y prohibir el movimiento salafista en Holanda. Marcouch, actual alcalde de Arnhem y musulmán, pide “llevar ante la justicia” a las organizaciones salafistas y alerta de que lo que ha salido a la luz sobre estas escuelas es «solo la punta del iceberg”, porque “si esto nos asusta, qué habrá detrás. El problema es mucho más profundo”, explica este holandés de origen marroquí a El Confidencial.
Marcouch considera que los salafistas “usan la máscara religiosa para difundir estas ideas y envenenar a los niños pequeños y a los adolescentes, aprovechando que todavía están en una etapa en la que se intentan conocer a sí mismos, buscando su identidad”. Además, recuerda que muchos jóvenes se han radicalizado en estos centros “y han acabado tomando las armas contra su propia sociedad, o emigrando a territorios de la yihad” como Siria o Irak. Solo en su municipio, unos 70 jóvenes se han unido a un grupo terrorista.