El otoño extremo de los refugiados en los Balcanes

La Vanguardia.- Los inmigrantes en tránsito deberán sobrevivir a temperaturas bajo cero en los próximos meses en Serbia ante el cierre de las fronteras, alerta el Dr. Albert Bellvert

Los días en Šid con la ONG No Name Kitchen continúan y, con el otoño, aparecen los primeros resfriados.

Las personas en tránsito tendrán que sobrevivir a temperaturas extremas en Serbia durante el invierno si no se les ofrece ninguna otra alternativa.

En la actual situación de pandemia por la Covid-19, se ha restringido mucho más el acceso al sistema sanitario para dichas personas. Esto provoca que sea más difícil poder ofrecerles una buena asistencia médica.

Además, se añade el poco material sanitario que tenemos o la dificultosa gestión para obtener ciertos medicamentos que muchos de ellos precisan para enfermedades crónicas, tales como el asma, gastritis, reflujo gastroesofágico, diabetes mellitus o hipertensión, entre otras.

Muchos de los que intentan cruzar la frontera presentan problemas traumatológicos, ya sean esguinces, tendinitis o fracturas por caídas y muchas horas andando o incluso tras violencia policial en distintos puntos fronterizos.

Lamentablemente, algunos han perdido la vida, ya sea electrocutándose con los cables del tren o ahogados intentando cruzar ríos.

También nos encontramos, durante el periodo que he estado sobre el terreno (septiembre de 2020), con múltiples problemas dermatológicos (micosis, pie de atleta, urticaria, dermatitis, eczema, impétigo, abscesos, etc), traumatológicos, además de gastrointestinales y nutricionales, entre otros, como la mala higiene dental, infecciones oculares, otalgias y, obviamente, problemas mentales tales como la ansiedad y el estrés postraumático.

Uno de los mayores retos para mí como médico es ofrecer una correcta atención sanitaria en campo abierto, en vez de un hospital o centro de salud, y hacerlo en condiciones no siempre cómodas para los pacientes, lo que demuestra la falta de humanidad por parte de ciertas administraciones hacia ellos.

La higiene básica personal es pésima por lo que intentamos lavarles la ropa a menudo y ofrecer duchas con tanques de agua que llevamos en la furgoneta para lavarse, beber agua y cocinar.

Es necesario que mantengan una buena higiene, sobre todo para evitar la sarna, muy frecuente en dichos lugares.

Por ello, les entregamos jabones, champú, maquinillas para cortarse el pelo o cuchillas para afeitarse, entre otras, aunque muchas veces sin poder hacerlo por falta de material.

La mayor necesidad para la mejora de la salud en dicha población es ofrecerles un mayor acceso a medicamentos, así como políticas de salud pública dirigidas a prevenir las múltiples deficiencias nutricionales e infecciones que presentan por vivir en lugares perjudiciales para la salud.

Sin embargo, esto pasa por una reforma de las políticas en Derecho de Asilo en la Unión Europea, pues no todos los países de la UE están utilizando actualmente las mismas prácticas en los procedimientos y aceptación de peticiones.

Y así se demuestra en las devoluciones en caliente que se practican en la frontera de estos países, denunciadas ya por múltiples organizaciones como Border Violence Monitoring Network.

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