Encerradas con su maltratador
El País.- Los expertos alertan de que el confinamiento es un caldo de cultivo para la violencia machista y temen un repunte de homicidios
Alicia, 19 años, accede a contar por WhatsApp cómo se encuentran ella, su madre y su hermana. No puede hablar por teléfono porque su padre podría escucharla. Desde que empezó el confinamiento por el decreto de estado de alarma la situación en su casa, que ya era difícil, ha empeorado. “Ahora, lo más que podemos hacer es evitar estar en el mismo sitio que él y agachar la cabeza para que no llegue a más”, escribe en un mensaje. Siente angustia, “de no saber dónde meterte si pasa”, explica. Lo que “pasa” es el maltrato psicológico y físico, en su caso, de su padre, que en una situación de encierro en su casa de Córdoba se hace aún más asfixiante. “Nos humilla a las tres. Nos deja en ridículo, nos trata como si fuéramos un trapo”, teclea. Entra otro mensaje: “Las peleas son muy fuertes y dos de cada tres veces llegamos a las manos”.
El confinamiento ha encerrado a las víctimas de violencia de género con sus maltratadores. Como advierte la asociación feminista Femen, estas mujeres “enfrentan dos pandemias: la Covid-19 y la violencia machista”. El maltrato, según los expertos, se agrava en un contexto en el que víctimas y agresores no pueden salir de su domicilio salvo para lo imprescindible, porque hay más horas de convivencia, sin posibilidad de interrumpirla con las rutinas del día a día, y “los agresores perciben impunidad y seguridad, porque el encierro dificulta salir de la relación o interponer una denuncia”, apunta Miguel Lorente, exdelegado del Gobierno contra la violencia de género.
Mercedes, de 41 años (nombre ficticio) sí se ha atrevido a salir en pleno confinamiento. El martes por la mañana acababa de llegar a casa de sus padres en Madrid con su hijo de siete años huyendo de su agresor. Su maltrato, psicológico, se había agudizado desde el encierro. “Me perseguía en silencio por la casa”, relata. “El machaque psicológico era horrible”, explica al teléfono. “Estaba tan alterada que tuve que llamar a mi psicológica, tenía temblores y sensación de fiebre. No sabía si era coronavirus, y lo que tenía era una crisis de ansiedad”, cuenta entre sollozos.
Mercedes pide que se facilite a las mujeres abandonar a sus agresores a pesar del estado de alarma. “Tenía miedo a salir de mi casa por si me iba a decir algo la policía. Mi abogada no estaba ni siquiera segura. Siento que me he arriesgado por el hecho de venir a casa de mis padres. Hay que ayudar a las personas a que si quieren salir, puedan”. A pesar de las dudas de los primeros días, el Gobierno confirma que en situaciones de peligro o emergencia, siempre que la salida del domicilio esté justificada para pedir ayuda pública, no existirá sanción por salir a la calle.
Las expertas señalan lo importante que son en este contexto las denuncias de los entornos familiares y de los vecinos, que ahora están en casa y pueden escuchar episodios violentos. Apenas el 2,5% de las 168.057 denuncias por violencia machista en 2019 fueron registradas por familiares de la víctima, según el informe anual del Observatorio contra la violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial. “Es necesario recordar que se trata de un delito público. Las personas que ahora pueden tener conocimiento de que una mujer puede estar sufriendo violencia de género, si oyen gritos, golpes; tienen el deber cívico de denunciar”, subraya Lucía Avilés, jueza y fundadora de la asociación Mujeres Juezas de España. La directora de la asociación Ana Bella avisa, además, a las mujeres de que “si quieren dejar al maltratador, pidan ayuda, en el 016, pero no le digan a él que quieren dejarle”. “La mayoría de los asesinatos suceden en casa cuando la mujer le dice al maltratador que le va a dejar”, enfatiza Ana Bella, exvíctima de violencia de género.
El temor de los especialistas es que el confinamiento provoque un repunte de los asesinatos machistas. En China, aunque no existen datos oficiales, los expertos consideran que se ha producido un aumento de la violencia doméstica durante las semanas de cuarentena, informa Macarena Vidal Liy. La ONG Maple Leaf, especializada en la atención a las víctimas de la violencia de género en Pekín, asegura que ha detectado un aumento de llamadas a su número de teléfono de asistencia para este tipo de casos. El abogado Lü Xiaoquan, de la firma QianQian, confirma haber recibido varias llamadas en su número de teléfono personal, adonde se han desviado las peticiones de ayuda durante el parón por cuarentena: “No puedo calcular cifras, pero por nuestros socios en las distintas comunidades sabemos que este fenómeno se está dando”.
En España, “durante el tiempo de confinamiento la violencia va a aumentar como mecanismo de control de los agresores. Me preocupa que se esté acumulando la violencia y que, cuando las mujeres perciban que pueden salir, se produzca un incremento de homicidios”, alerta Miguel Lorente. El especialista pide un seguimiento continuo en el confinamiento de las mujeres que ya se han puesto en contacto con los servicios de asistencia en el pasado. La asociación de mujeres juezas reclama habilitar espacios nuevos para poder alojar a las mujeres que necesiten salir de su domicilio, porque las casas de acogida “son pocas y no dan abasto”.
Alicia teclea al otro lado del teléfono desde su casa de Córdoba. Antes de despedirse envía un último mensaje: “Supongo que voy a tener que esperar a que termine el encierro, pero lo haré. Voy a hacer todo lo posible para salir de esto y para sacar a mi madre de esto”.