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Estrellas del fútbol inglés dicen basta a los ataques racistas que reciben: «No quiero que más jugadores pasen por esto»

Diario.es Figuras como Raheem Sterling o Danny Rose, que jugará la final de la Champions League con el Tottenham, han dado un paso al frente para pedir medidas más enérgicas contra los ataques racistas durante los partidos

«No vamos a quedarnos al margen mientras las autoridades del fútbol y las redes sociales hacen muy poco para proteger a los jugadores de este abuso asqueroso»

«Durante años los jugadores negros se enfrentaban a abusos sin decir nada, esto significa un mundo para muchos jóvenes», dice el Foro de Fútbol para Negros, Asiáticos y Minorías Étnicas 

Quedaban cerca de diez minutos para el pitido final. Raheem Sterling corría a celebrar con sus compañeros del Manchester City el cuarto gol en Brighton, poco antes de declararse campeones de la Premier League el pasado 12 de mayo. Se fijó en uno de los aficionados del equipo rival en la grada. Iba a gritarle algo. Intercambiaron miradas y el tipo se calló. «Sí, mejor no digas nada’, pensé», recuerda el delantero en una entrevista reciente con el Financial Times.

Sterling ha pasado a encabezar la lucha contra el racismo en el fútbol dentro y fuera de Reino Unido. Porque aquella vez no ocurrió, pero otras muchas sí. Como en diciembre, cuando el delantero se acercó a recoger el balón a la portería y fue increpado por un grupo de hinchas del Chelsea. O en marzo, cuando los insultos racistas empañaron la victoria de la selección inglesa ante Montenegro, con Sterling respondiendo con burlas a los aficionados locales que estaban haciendo ruidos de monos –el ataque más frecuente– contra sus compañeros Callum Hudson-Odoi o Danny Rose, defensa del Tottenham. El equipo londinense se enfrenta este sábado al Liverpool en la final de la Champions en Madrid.

Tras el encuentro en Montenegro, cansado de ser foco de acoso racista desde la grada en cada partido, Rose confesó que quería retirarse del fútbol «cuanto antes» y se mostró molesto por la falta de «suficiente» mano dura contra este tipo de comportamientos. La UEFA ha castigado a Montenegro con una multa de 20.000 euros y tendrá que jugar contra Kosovo el próximo viernes en un estadio vacío. «Cuando los países son castigados solo con una multa equivalente a lo que yo puedo gastar en una noche de fiesta en Londres, ¿qué se puede esperar?», dijo el futbolista inglés.

No ha sido el único. Los incidentes racistas durante los partidos de fútbol han ocupado las páginas de los medios británicos en los últimos meses. También, la respuesta de futbolistas de primer nivel que han roto el silencio sobre este tema. «No quiero que ningún futuro jugador pase por lo que he pasado en mi carrera», ha asegurado Rose. «No estamos dispuestos a mantenernos al margen mientras las autoridades del fútbol y las compañías de redes sociales hacen muy poco para proteger a los jugadores de este abuso asqueroso», afirmó en declaraciones recogidas por la BBC.

Para solidarizarse con ellos, profesionales del fútbol de todo el país se unieron a finales de abril a un «boicot» de 24 horas a las redes sociales con una imagen en la que se podía leer ‘Enough’ [basta]. ¿Qué pasó? Los jugadores que protestaron por los ataques racistas recibieron más insultos en sus publicaciones, según informó la Asociación de Futbolistas Profesionales, impulsora de la campaña.

Para Sterling, sin embargo, el apagón fue un gesto, pero no fue suficiente. A su juicio, el racismo en el fútbol solo puede combatirse con sanciones más duras. «Fue solo un día. Dos días después, todo se olvida. A veces nos hacen ponernos camisetas, pero de nuevo no es suficiente. Es necesario que haya más castigos», dijo en una entrevista con The Wall Street Journal en Nueva York el pasado 22 de mayo. Castigos como «deducciones de puntos, expulsiones… es entonces cuando la gente comienza a tomárselo en serio», explica el delantero del Manchester City. «Si voy a un partido de fútbol, no quiero ser esa persona que decepcione a mi equipo con comentarios tontos en un estadio. Si sabes que a tu equipo le van a descontar nueve puntos, no vas a hacer comentarios racistas aunque los tengas en la cabeza».

El joven de 24 años –elegido mejor jugador de la temporada por la prensa británica–  ha asegurado, además, que está dispuesto a reunirse con la Asociación Inglesa de Fútbol y los dirigentes de la Liga para poner sobre la mesa estas propuestas. «Sabemos que hay mucho más por hacer y estamos comprometidos en esto junto a otros socios. Esperamos poder hablar más formalmente con Raheem cuando termine su compromiso con Inglaterra esta temporada», señaló un portavoz de la Asociación Inglesa a la BBC. En un comunicado, la Premier League reconoció que «si bien se ha realizado una buena labor, aún queda mucho por hacer para promover la inclusión y la diversidad en el fútbol».

En su cruzada contra la discriminación que sufren los jugadores racializados en el fútbol, Sterling no solo ha apuntado a los organismos que dictan las normas, sino también a los medios de comunicación, por «alimentar el racismo y el comportamiento agresivo» con representaciones negativas de los jugadores negros y las diferencias que, a su juicio, presenta la cobertura mediática sobre los futbolistas blancos. Asimismo, a raíz del debate surgido en el país, hay quien ha puesto de relieve las barreras que se encuentran los profesionales del fútbol racializados para acceder a puestos directivos o convertirse en entrenadores de grandes clubes, como ha denunciado también el exdelantero del Barça Samuel Eto’o.

«Necesitamos a nuestros héroes ahora»

Desde la organización BFF [Foro de Fútbol para Negros, Asiáticos y Minorías Étnicas], que brinda apoyo a jugadores racializados en el fútbol de base, subrayan la importancia de que las estrellas de la liga inglesa den un paso al frente contra esta discriminación que permea todos los ámbitos de la sociedad. «Cuando se trata de ponerse de pie y hablar contra el racismo en el fútbol al nivel profesional, no hay muchos jugadores que lo hagan. Pasa muy a menudo que comienzan a abordar el problema cuando se retiran. A todos los profesionales negros, asiáticos y de las minorías étnicas les diría que necesitamos a nuestros héroes ahora», defiende Ivan Liburd, presidente de BFF a eldiario.es.

«No sé si se está entendiendo realmente la gravedad de que alguien como Raheem hable y lo que eso significa para muchos jugadores jóvenes. Esto significa un mundo. Durante años hemos visto en la tele a jugadores negros enfrentándose a abusos sin decir nada y nos preguntábamos por qué. Un adolescente que juega al fútbol en un parque y es víctima de abusos se siente apuñalado por la espalda cuando los jugadores a los que admira no tienen el valor de abordar el problema de frente», recalca Liburd. «Entonces, ¿en quién recae la lucha? ¿En el fútbol de base? donde no hay dinero, no hay recursos y a nadie le importa… pero lo hacemos de todos modos».

El presidente de BFF coincide en que los ataques racistas no se tratan con «suficiente firmeza» y considera que, en gran parte, el revuelo causado por este problema se debe a que la Premier League «está clasificada como una de las mejores ligas del mundo». Sin embargo, pide no perder de vista que, como en muchas partes del planeta, quienes compiten en las categorías inferiores sufren abusos similares. Ahora, la organización está recabando testimonios para conocer la dimensión del problema en su totalidad.

Su compañero de organización, Ahmed Maravia, que entrena a un equipo juvenil en Leicester, ha contado a los medios británicos cómo «niños pequeños» tienen que soportar desde la grada comentarios islamófobos o ruidos de monos. Algunos de sus jugadores, adolescentes, han abandonado en alguna ocasión el terreno de juego llorando. El fútbol femenino tampoco se libra del problema. En marzo, la exjugadora del Sheffield United, Sophie Jones, fue sancionada sin poder jugar cinco partidos por hacer ruidos de mono contra la defensa del Tottenham Renee Hector.

De Italia a España

La discriminación que sufren los jugadores por su color de piel en el mundo del fútbol no es nueva, ni solo ha generado polémica en Reino Unido. En abril, una semana después de los ataques racistas en Montenegro, el joven italiano Moise Kean, la gran revelación de la temporada en la Juventus de Turín, tuvo que escuchar cánticos racistas, silbidos y abucheos por parte de ultras del Cagliari. Tras marcar un gol, lo celebró plantándose ante los aficionados con los brazos abiertos, quieto, en silencio y mirándolos fijamente. Los insultos racistas se multiplicaron. Las autoridades futbolísticas italianas no han sancionado al Cagliari.

Los incidentes racistas también son recurrentes en los estadios de fútbol españoles. En enero, Jefferson Lerma, centrocampista colombiano del Levante, denunció que el delantero del Celta de Vigo Iago Aspas le había dicho «negro de mierda» durante el encuentro. Uno de los episodios más famosos lo vivió el exjugador del Barça Daniel Alves en 2014, cuando le lanzaron un plátano por el público y él optó por comérselo. Figuras destacadas como el propio Eto’o o Carlos Kameni han sido muy críticos con los insultos racistas durante los partidos de fútbol en España.

Contra los insultos que reciben en cada partido que juegan se han rebelado esta semana los miembros del equipo de fútbol de Jerez ‘Alma África’, que cambiaron su equipación habitual en su último partido de la temporada. Sus integrantes, de más de 12 nacionalidades distintas, salieron al campo con camisetas contra el racismo. En vez de sus nombres, aparecían inscritos los ataques más habituales: «mono», «sin papeles», «esclavo», «gorila», «gitano», «negrata», demostrando que, aquí también, la discriminación no solo impregna la Primera División.

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