«Gorda, a ver si adelgazas»: Fiscalía de menores investiga a un instituto de Valencia por un caso de bullying
El Día.- María, de 14 años, cayó desplomada en el suelo del patio por un ataque de pánico cuando sus acosadoras empezaron a amenazarla. La ola de miedo fue tan fuerte que le inmovilizó una pierna y se quedó tirada. Una ambulancia de Soporte Vital Básico llegó rápido a su IES y se la llevaron para ingresarla. Las constantes vitales al límite por el bullying.
«Mamá, estoy encerrada en el baño porque tengo miedo de que me peguen, ven a por mí por favor». Así suele llamar por teléfono a su madre desde el instituto, mientras sus acosadoras esperan a volver a acorralarla. «Gorda, a ver si adelgazas. Te pegaba una paliza que te mataba», son algunas de las cosas que le dicen mientras ella corre o se encierra en un lavabo.Toma tranquilizantes por las noches, tiene ataques de ansiedad y ya no se atreve a salir sola a la calle. Según la versión de su madre, ha tenido que recogerla hasta tres veces la misma semana por ser presa de ataques de pánico en el instituto.
Así es el día a día de María desde octubre de 2022. Sufre bullying desde hace más de un año, hecho que su madre denunció ante el centro. Sin embargo, al no estar contenta con la respuesta del instituto denunció a sus acosadoras ante la policía y después llevó las pruebas a la justicia. Fiscalía de menores lo ha aceptado a trámite y ha abierto una investigación a este instituto para esclarecer lo sucedido.
Fuentes del centro educativo consultadas por este periódico aseguran que han hecho todo lo posible en este caso, que hubo una reunión con orientación educativa y que la inspección está informada de lo sucedido. Sin embargo, el equipo directivo no apoya la versión de la madre, que ha protestado en repetidas ocasiones en el centro. Por este motivo han prohibido la entrada a la mujer al centro y aseguran que van a denunciarla por «injurias y calumnias a un docente«.
«Por favor, creedme»
Lo más doloroso para María es que las docentes y equipo directivo no la crean. «Me dicen que hasta que no vean algo por las cámaras no me van a creer, y las otras chicas me dicen que estoy loca. Yo les digo que por favor me crean, que lo que me pasa es verdad. Pero nada«, cuenta la niña, que se siente desamparada por el centro y sus profesores.
Recientemente sufrió una nueva crisis de ansiedad y está en casa guardando reposo. Explica que el bullying la ha cambiado por completo. «Antes sacaba sietes, pero el año pasado repetí, y este sigo con 1 y 2…», lamenta María. Cuenta que el año pasado decidió dejar de comer por culpa del acoso y de los insultos, que perdió 16 kg de golpe y estuvo a punto de ser ingresada. «Al final mis padres y el médico me ayudó, y ahora como bien», explica.
El acoso tampoco ha parado durante el verano, y menos en una localidad pequeña, donde las acosadoras la perseguían por las calles. Pese a todo, ella grabó todo con el móvil y gracias a eso fiscalía ha admitido todo a trámite. Sin embargo, esto ha provocado que le hayan prohibido llevar el móvil al IES, mientras ella defiende que lo necesita por si sus acosadoras deciden hacerle algo.
Autolesiones
No es muy habitual, pero a veces la adolescente paga su nerviosismo con ella misma y se ha llegado a autolesionar, según explica su madre. Ha acudido a pediatría varias veces y tiene recetados tranquilizantes en forma de gominola para conseguir superar la ansiedad de ir al instituto un día más y poder dormir por las noches.
El acoso escolar llega dentro y fuera del instituto, ya que «aunque tengo un autobús escolar que para en la puerta de mi casa no puede usarlo por miedo a que le pase cualquier cosa. Ni siquiera se atreve a bajar a la calle sola porque sabe que las otras niñas le están esperando», añadía su madre.
Pese a todo, explica que quien la está ayudando mucho es la psicóloga municipal, a la que acude cada semana y donde está haciendo muchos progresos para afrontar la situación. Su madre asegura que ya está estudiando la manera para cambiar a su hija de centro el curso que viene, algo que considera injusto. «No veo otra salida porque no nos ayudan, pero al final mi hija se irá y las acosadoras se quedarán», explica.
No son casos aislados
Las estadísticas de Conselleria de Educación dicen que una de cada tres familias conoce de un caso de bullying en la clase de su hijo o hija. Entre 2018 y 20222 cerca de 2.000 alumnos han tenido conductas autolíticas, es decir, que se han autolesionado, han fantaseado con quitarse la vida, o se han intentado suicidar. En el penúltimo curso escolar valenciano hubo 12 suicidios y 344 intentos, además de 78 niños y niñas que se autolesionaron.
La última comisión contra el acoso escolar de Les Corts se mostró preocupada porque durante el confinamiento, los casos se dispararon. A pesar de la distancia, mediante el contacto online, el profesorado denunció 88 incidencias en el Previ, muchas de ellas en este sentido. «Eran autolesiones, ideaciones suicidas, ciberacoso y maltrato infantil, detectado cuando los niños se conectaban con los tutores», afirmó entonces la directora del Previ Mónica Añón. «No podíamos creer que estuviera pasando en ese momento», añadió.