Gordofobia: ¿Cómo afecta y por qué debes combatirla?
La Vanguardia.- El activismo contra una sociedad que humilla y maltrata en función del peso gana fuerza
Hablar de gordofobia es hacerlo de una sociedad que humilla, invisibiliza, maltrata, ridiculiza, excluye y violenta a un grupo de personas por el hecho de tener una determinada característica física: la gordura. Así lo relata Magdalena Piñeyro, autora de Diez gritos contra la gordofobia (ed. Penguin), un libro que denuncia la discriminación a la que somete la sociedad a las personas gordas, o más que una discriminación es una “opresión que es omnipresente: ocupa todos los espacios todo el tiempo”.
Piñeyro, en conversación con este diario, explica cómo hace unos años hablando con otras personas gordas vio que todas compartían los mismos sentimientos de dolor, un dolor silenciado. Que era la sociedad la que depositaba en ellos una mirada de desprecio e invisibilidad proyectando una carga de culpa. Este hilo común les hizo ver que éste no era un “problema personal” sino una “cuestión política” que había que convertir. Nació entonces la iniciativa Stop Gordofobia.
La plataforma fue creada inicialmente como una herramienta con la que buscar y unir a personas gordas y tomar conciencia de una discriminación tan extendida como poco denunciada. La iniciativa creció inmediatamente y hoy cuenta con 75.000 seguidores en Facebook. Mujeres y hombres aunque la discriminación pesa más sobre ellas.
El discurso, la denuncia de la autora opera en una sociedad que ha ido exagerando el canon estético de la delgadez pero pese a ello considera que el activismo iniciado a través de la plataforma está haciendo camino. Escribe, explica, pensando en su yo adolescente para dirigirse también a las y los jóvenes, para decirles que no sientan culpa y que tienen derecho a existir.
Por ello es importante cómo la autora aborda el debate sobre la salud, un manto sobre el que se cobijan un buen número de discriminaciones. En la plataforma Stop Gordofobia se relatan miles de casos en los que debido a esta discriminación tan extendida se sufre ansiedad, depresión, agorafobia. Personas que han caído en trastornos de conducta alimentaria. Personas que suben de peso debido a un tratamiento médico y que son rechazadas… “Nuestro cuerpo está expuesto, como un buzón donde cualquiera puede dejar su cometario, opinión o queja”.
Mi salud, explica, Piñeiro sólo me importa a mi y a mi familia. Al resto del mundo le da igual si mañana me muero por lo que las opiniones sobre la salud “son solo una excusa para tapar la moral gordófoba. La cuestión, subraya, no es estar sana sino cumplir con la norma de la delgadez. El peso del estigma es mucho más dañino. La autora denuncia la cultura de la dieta, y citando a Noami Wolf recuerda que la fijación por la delgadez de las mujeres se basa en la búsqueda de su obediencia.
Plantea así la salud como una reconexión con el propio cuerpo, maltratado por una sociedad gordófoba.La misma Piñeyro tomó unas cuantas decisiones cuando pudo quererse, como dejar de fumar, hacerse vegana y lanzarse al senderismo. Inquiere así porqué las personas se obsesionan con el peso de las demás, y no les preguntan otros aspectos vinculados con la salud.
Los gritos que lanza la autora buscan un mensaje de liberación para las personas gordas, y la para que la sociedad entienda unas cuantas cosas. Sí, somos gordas y no es ningún insulto, escribe. Habla de unirse en una “alianza gorda”, de no esconder el cuerpo. Por ello subraya que no se trata de sólo quererse sino de querer y que te quieran, habla del respeto y disfrute del propio cuerpo, de dar un paso al frente y, sobre todo, del derecho a existir y a ser feliz. Con un poema cierra su narración, un poema que invita a reflexionar a todas las personas gordas. “Y yo no quiero llegar al final de mi vida abrazada al deseo de haber sido otra”.