Guadalupe Porras Ayuso: «He llegado a linier de Primera División siendo una más, no por ser mujer»
El Mundo.- Guadalupe Porras Ayuso ya ha hecho historia. A sus 31 años la extremeña, nacida en Badajoz, será la única mujer en saltar a un campo de fútbol de la Primera División masculina como juez de línea. Tras más de media vida dedicada por completo a este deporte, tanto como jugadora como en el mundo del arbitraje, Guadalupe se prepara para entrar en uno de los terrenos con más testosterona de nuestro deporte, los estadios de Primera de la que ella misma considera «la liga más exigente del mundo». Y no le tiembla el pulso: «He luchado y he trabajado igual que mis compañeros. Desde que comencé siempre he hecho lo mismo que ellos, nunca me han pedido pruebas diferentes ni nada distinto. Por eso he llegado hasta aquí», asegura.
Por eso y porque es una mujer llena de pasión por este deporte, al que lleva jugando casi desde que tiene uso de razón, «en el colegio, como extraescolares, en verano en la liga del pueblo…», nos dice. El fútbol la emocionaba tanto que creció pegada a la pelota. «Seguí y seguí jugando, hasta llegué a Selección extremeña«, cuenta. Pero un día, un amigo de un tío suyo le cambió la vida. «Había sido árbitro y al ver cuánto me apasionaba el fútbol me dijo: ‘Si pruebas el arbitraje te va a encantar, es un mundo muy bonito que te va a gustar’. Y le hice caso, me apunté al Colegio de Árbitros de aquí de Badajoz y probé. Enseguida supe que tenía razón, ya no he podido dejarlo, a medida que ha ido pasando el tiempo me he ido enganchando cada vez más», recuerda. Así, durante bastante tiempo fue jugadora y árbitro, pero cuando llegó el momento de decidir en qué lado quedarse dentro del terreno de juego lo tuvo claro: «Arbitrar me gustaba tanto que cuando ya no pude compatibilizar las dos cosas me dije,’voy a seguir aquí’. Y hasta el día de hoy».
En agosto se cumplen 16 años desde que te apuntaste al Colegio de Árbitros de Badajoz. ¿Cómo ha sido todo este tiempo? ¿Difícil?
Bueno, ha habido de todo. La categoría en que más estuve fue en Segunda División B, ocho años, y hubo momentos muy complicados porque tuve bastantes problemas de salud e incluso pasé por el quirófano por un tema de estómago. Fue duro. Pero al final en tanto tiempo vives momentos buenos y malos, como todo en la vida. Me quedo con lo bueno y dejo lo malo solo para seguir aprendiendo y que me sirva para avanzar en este mundo.
Tu caso será parecido al de las deportistas de élite, toda la vida viviendo para ello.
Sí, mi pasión siempre ha sido el arbitraje así que sí, le he dedicado toda mi vida, aunque es verdad que es lo que me gusta.
¿Nunca te has planteado ninguna otra profesión?
También he estado en el Ejército. Me apunté porque piensas que no puedes ganarte la vida siendo árbitro. Cuando comienzas lo ves como un hobby, estás en categorías regionales y no te da para vivir, y como me gustaba todo lo relacionado con el ejercicio físico… Pero a medida que pasaban los años me di cuenta de que no era lo que yo pensaba, y al mismo tiempo fui ascendiendo de categoría en el mundo del arbitraje, así que decidí dejarlo.
¿Y puede uno ganarse bien la vida con este trabajo?
Sí. Al nivel profesional en el que estoy yo ahora, sí, puedes dedicarte exclusivamente a ello.
¿Cómo se vivía esto en casa? ¿Qué te decía tu madre cuando te veía a todas horas corriendo tras el balón?
Bueno…, es verdad que de niña en el colegio me apoyó mucho. El director no veía bien que yo jugara al fútbol con mis compañeros, porque no era lo normal. Y yo lo pasaba muy mal, así que mi madre me defendió e incluso fue a la Federación para asegurarse de que no podían prohibírmelo. Pero después, hubiera preferido que lo dejara, porque le daban miedo las lesiones, las patadas… Los padres al final no quieren disgustos.
¿Y aun así nunca pensaste en cambiar de deporte?
Sí, me apunté a atletismo, por darle el gusto. Y ella estaba supercontenta de que yo me hubiera cambiado. Pero como mi pasión era otra, cuando mi madre creía que estaba entrenando en la pista yo me escapaba y me iba a jugar al fútbol, porque las dos cosas se hacían en el mismo polideportivo. Hasta que se enteró.
Por lo que cuentas, has jugado en todo tipo de equipos, tanto femeninos como mixtos.
Sí, y jugar sin distinción de sexos me ha servido para no pensar nunca eso de «soy chica y no puedo». No, yo solo veía fútbol, todo lo demás me daba igual, no pasaba por mi cabeza. Ni chicas ni chicos, yo era una más. Y eso es lo que me ha hecho a día de hoy estar donde estoy.
¿Crees que es más duro para una mujer que para un hombre llegar a Primera División?
Bueno, yo creo que no. En mi caso al menos. Antes sí que era más complicado porque no existía un escaparate, no había tantas mujeres arbitrando ni jugando porque, entre otras cosas, no se televisaban partidos. Las chicas que arbitraban eran muy pocas y no las veías. Hoy desde la Federación Española se han impulsado el fútbol y el arbitraje femenino, se televisan partidos, ves tríos de chicas arbitrando… hay un escaparate en el que las chicas pueden mirarse y pensar: yo quiero llegar ahí. Cada vez vamos a ver a más chicas. Estoy convencida.
¿Quién te ha ayudado en tu camino? ¿Has tenido algún bastón en el que apoyarte?
Muchos amigos que han estado ahí animándome muchísimo. Y desde aquí en Badajoz gente que siempre ha creído en mí y que me ha instado a seguir. Sí que tengo que sacar a relucir a esas personas, porque siempre han estado a mi lado.
¿A quién vas a dedicar tu primer partido?
A mi familia, que al final es la que te sufre en todo, y a esas personas especiales que me han apoyado durante estos 16 años: mis amigos, las parejas que he tenido… los que han estado conmigo en este camino.
¿Sientes que los hombres te respetan dentro del terreno de juego?
Sí. Yo voy a hacer mi trabajo, y creo que me he ganado ese respeto. Es lo único que he pretendido siempre. He llegado a primera división siendo una más, no por ser mujer. He luchado, he trabajado lo mismo que mis compañeros. Y creo que la gente me ha visto siempre en la banda como asistente, no como una «mujer asistente».
Y qué pasa fuera, ¿cuando cuelgas el silbato se acabó el poder?
No pasa nada, cuando salgo del campo mi vida es absolutamente normal, soy una más. Esto hay que normalizarlo.
¿Has alcanzado tu meta o crees que puedes llegar más lejos?
Yo me planteo las cosas a corto plazo. Siempre me centro en el campeonato en el que estoy, que ahora es la Primera División, y lo que quiero es comenzar la competición, ir cumpliendo partidos, hacer las cosas de la misma manera que las he hecho siempre y seguir en este camino.
¿Tus compañeros árbitros lo ven con la misma naturalidad con que tú lo cuentas?
Sí, saben lo que he trabajado y siempre me han considerado como una más, no como una mujer. Yo creo que es algo que he conseguido también porque desde que comencé siempre he hecho lo mismo que ellos, nunca me han pedido pruebas diferentes ni nada distinto.
¿Y cómo se ve desde la grada?
Las aficiones evolucionan al mismo tiempo que la sociedad. Siempre hay gente que va a hacer daño… Afortunadamente, al haber cada vez más chicas en el fútbol esto se va viendo como algo normal. Es verdad que he recibido insultos por ser mujer, pero mis compañeros también los reciben, aunque sean de otro tipo. Hay que pensar que la intención es ofender a la figura arbitral, y quedarse con eso. Nosotros tenemos que estar por encima de ello y seguir a lo nuestro. Ni las cosas bonitas que escucho me halagan ni las feas me debilitan, yo estoy centrada en el terreno de juego.
¿Recuerdas especialmente algo que te haya sucedido en el campo?Una cosa, para mal, la moneda que me lanzaron el año pasado en Tenerife desde la grada. Me dio a mí, pero podía haber herido a cualquier compañero. Al final solo fue un susto y quedó como una anécdota, y afortunadamente no pasa todos los fines de semana. Son situaciones que te sirven para aprender y reforzar tu posición. A seguir y olvidar.
Qué partido te gustaría pitar? ¿Dónde te apetece debutar?
El que me den, yo encantada. Sea el que sea, yo con las mismas ganas y la misma ilusión. Estamos hablando de la Primera División, cualquiera será fantástico porque todos son fabulosos, tenemos la mejor liga del mundo.
Pero cuando sueñas, ¿en qué estadio te ves?En ninguno en concreto, me veo en la Primera División, eso ya es un sueño.¿Y tienes alguna pesadilla?
No, ninguna, la verdad, no hay nada que me impresione especialmente.¿Qué dirías a las chicas jóvenes que empiezan en este mundo? ¿Las animarías a seguir?
Solo si les gusta, les apasiona y tienen ganas de trabajar y de luchar. Porque claro, este es un mundo… Tienes que ser deportista, y como tal requiere mucho sacrificio. Nada te llega sin hacer nada, tienes que trabajar. Si lo haces sin pensar en más allá puedes conseguir cualquier objetivo que te plantees.
¿Es complicado conciliar en vuestro caso? ¿Te exige renunciar a la familia?
Afortunadamente podemos conciliar, porque tenemos el apoyo de la Federación a través del Comité Técnico de Árbitros. Y eso es muy importante para nosotras, saber que ser madre no es un problema en ningún sentido te hace querer trabajar y seguir en esto. De hecho tengo una compañera, Judit Romano, que lleva cinco años en Segunda División B y que ha sido madre en abril. Tiene dos niños. Ahora va al curso de formación, luego hará sus pruebas, las pasará y seguirá arbitrando.
Has recorrido un camino que tú pintas fácil pero que para las mujeres no lo es. Si estuviera en tu mano cambiar algo para hacerlo más asequible, ¿qué sería?
No es que yo lo vea fácil, sé que es difícil y me ha costado muchísimo llegar a Primera División, pero también sé que si desde el principio tú estás inmersa en algo que te apasiona muchísimo… A mí los palos que me he llevado me han servido para seguir reforzándome, para querer luchar cada vez más, para ser más fuerte. He sido una luchadora toda mi vida. Y no cambiaría nada: si tú te propones algo y luchas, al final lo consigues tarde o temprano. La pasión que siento por el arbitraje me ha hecho estar por encima de cualquier decepción que haya podido llevarme.