Hacia la despatologización trans: sin tutelas para certificar la identidad
Madrid, 17 oct (EFE).- Las personas trans demandan una ley que acabe con la patologización de la transexualidad en España y las convierta en «ciudadanos de primera», de manera que puedan reivindicar su identidad, algo tan básico e íntimo, sin que un tercero tenga que decretar que padecen un trastorno para certificar quiénes son.
Este sábado, Día de la Despatologización Trans, se reivindica precisamente que esto también cambie en España.
La directora general de Diversidad Sexual y Derechos LGTBI, Boti García Rodrigo, critica que «tratar a una persona de enferma solo en atención a su identidad supone una gran humillación, humillación que se aumenta al exigir la ley que sea una tercera persona quien determine esa identidad».
«Tanto desde un punto de vista médico como desde una perspectiva de derechos humanos, resulta totalmente obsoleta e intolerable la patologización de la realidades trans que implica nuestra legislación», destaca a Efe.
La presidenta de la Federación Estatal de Gais, Lesbianas y Transexuales (FELGTB), Uge Sangil, denuncia que las personas trans siguen siendo patologizadas en España: «se nos sigue exigiendo hormonarnos y que un profesional certifique quién soy para poder cambiar mi DNI. No necesitamos tutelas, todos sabemos quiénes somos», indica.
«El derecho a la identidad es algo fundamental y básico porque es el derecho a ser quien eres. Si una persona no puede colocarse en el mundo y presentarse tal y como es, con sus rasgos, no puede habitar los espacios de una manera cómoda», reclama la cantautora y mujer trans Alicia Valtra.
UNA LEGISLACIÓN CONTRA EL ESTIGMA
El Ministerio de Igualdad ha anunciado que impulsará una ley trans en ese sentido. La ministra Irene Montero reiteraba tras el último Consejo de Ministros el «compromiso» del Gobierno para acabar con la patologización de la transexualidad.
La despatologización y la autodeterminación del género formarán parte de la legislación española.
Este viernes, Montero sostenía en una entrevista en televisión que con la ley se pretende acabar con la vulneración de derechos que padecen las personas trans: situaciones de acoso, «bullying», desempleo, falta de reconocimiento…
Montero insistía en que la OMS ya no considera la transexualidad como una enfermedad y por ello «no tiene sentido» que la legislación española sea patologizante y debe «adaptarse».
Ocho comunidades autónomas ya reconocen la autodeterminación de género para todos los ámbitos de la vida de las personas, excepto la mención registral del sexo, que es competencia estatal.
La directora general de Diversidad Sexual asegura que el Ministerio trabaja en una ley trans que pondrá a España al nivel de los estándares internacionales de derechos humanos, «que establecen que el acceso al cambio registral de sexo y nombre ha de hacerse de una manera rápida, eficaz y no abusiva».
Recuerda además García Rodrigo que el Tribunal Supremo también argumentaba en una sentencia que «no puede condicionarse el reconocimiento de la identidad de género» al sometimiento a una terapia hormonal.
La autodeterminación del género ha sido objeto de un amplio debate en el seno del feminismo, especialmente a raíz de un documento interno en el que el PSOE aseguraba que la autodeterminación del género pone en riesgo «los derechos, las políticas públicas de igualdad entre mujeres y hombres y los logros del movimiento feminista».
En él, se afirmaba que el sexo es un hecho biológico y el género una construcción social.
A pesar de la polémica y de las posturas enfrentadas, el Gobierno ha reiterado su propósito de sacar adelante una legislación que proteja los derechos del colectivo trans.
La presidenta de la FELGTB cree que esta polémica responde a que se ha deshumanizado la reivindicación y se ha teorizado demasiado al respecto sin bajar a ver quiénes son realmente las personas trans.
«Tenemos que acercarnos a la ciudadanía, que nos reconozca y sepa de nuestras vidas de nuestros testimonios para que empatice. Hay mucha ignorancia de lo que vivimos», subraya Sangil, que lamenta que la sociedad sea «estructuralmente transfóbica».
Alicia Valtra enfatiza en que la ley es vital para acabar con los maltratos que el sistema ejerce «constantemente» sobre el colectivo.
«Es necesaria por muchos motivos, pero el principal que engloba todo lo demás es que somos ciudadanas y ciudadanos de segunda para muchas cuestiones en cuanto a derechos: derecho a que te llamen por tu nombre, derecho a tener el mismo acceso al trabajo, derecho a no sufrir tantas trabas administrativas…», reflexiona.
Pero Valtra va más lejos e incide en que no sólo es necesario que la situación cambie sobre el papel, también erradicar la discriminación social y cultural: «exijo la ley y, más allá de eso, que se cumpla».
MÚLTIPLES DISCRIMINACIONES
Además de necesitar que un tercero acredite su identidad de género y someterse a tratamientos y pruebas que no se exige al resto, las personas trans padecen estigma, desigualdad social, así cómo múltiples discriminaciones y vulneraciones de sus derechos.
El nivel de desempleo del colectivo ronda el 80 % y su tasa de fracaso escolar duplica al de la media.
Según estudios de la FELGTB, el 50 % de las personas trans retrasa o anula sus citas médicas para evitar un trato discriminatorio y el 60 % de los menores trans sufre insultos, acoso, amenazas o agresiones físicas en el ámbito escolar.
Los insultos, la negación al acceso a un empleo, el no ser llamado por el nombre propio cuando se acude al sistema sanitario, las amenazas, los delitos de odio o el maltrato psicológico son situaciones frecuentes que padece el colectivo, que Sangil califica de «realmente abrumadoras».
Alicia Valtra sostiene que es necesario un cambio en la educación y en la cultura, la existencia de referentes diversos y la visibilización de esta realidad, de manera que los niños tengan acceso a información que les ayude.
«Cuando transitamos de adultas es porque de pequeñas no teníamos ni idea de que esto se podía hacer, yo lo consideraba algo irrealizable. (…) Es la falta de referentes, esa designación desde que eres pequeña con un género que no te deja moverte», concluye. EFE