Hallan más de 700 tumbas anónimas en otro internado de menores indígenas en Canadá
El Confidencial.- Miles de niños fueron apartados de sus familias e internados en colegios, donde debían aprender las tradiciones de los colonialistas europeos y enfrentaban violencia y abusos sexuales
Grupos indígenas han informado este miércoles del hallazgo de más de 750 de tumbas sin identificar en un antiguo internado para la asimilación forzosa de población india en la provincia canadiense de Saskatchewan.
La Primera Nación Cowesses en Saskatchewan y la Federación de Primeras Naciones Indígenas Soberanas (FSIN) han anunciado el descubrimiento, que se produce después de que recientemente otra investigación haya sacado a la luz los restos mortales de otros centenares de niños en una fosa común de este tipo de centros.
En concreto, el hallazgo se ha llevado a cabo en lo que entre 1889 y 1997 fue la Escuela Residencial Indígena Marieval y, si bien no se ha especificado el número de tumbas descubiertas, se ha advertido de que supone el mayor hasta la fecha, informa el medio canadiense CBC.
Los grupos indígenas ofrecerán este jueves una rueda de prensa en la que darán más detalles sobre el descubrimiento que se ha producido después de que a principio de junio la Primera Nación Cowesses, que se hizo cargo del cementerio de la Iglesia católica en la década de 1970, comenzase a buscar tumbas sin identificar con un radar.
El jefe de la Asamblea de las Primeras Naciones, Perry Bellegarde, que aglutina a los grupos indígenas del país, ha lamentado el hallazgo en su perfil de Twitter. «La noticia de que se han encontrado cientos de tumbas sin nombre en Cowesses es absolutamente trágica, pero no sorprendente«, ha señalado.
«Insto a todos los canadienses a apoyar a las Primeras Naciones en este momento extremadamente difícil y emotivo», ha aseverado.
Los grupos indígenas canadienses han pedido que se investiguen todas las antiguas escuelas residenciales del país tras el descubrimiento el mes pasado de una fosa común con 215 niños indígenas en la Escuela Residencial de Kamloops, en la Columbia Británica, que funcionó entre 1890 y 1978 bajo los auspicios de la Iglesia católica y posteriormente del Gobierno canadiense.
Durante décadas, miles de niños fueron apartados de sus familias e internados en colegios residenciales, donde debían aprender las tradiciones de los colonialistas europeos para olvidar su propia cultura y enfrentaban violencia y abusos sexuales.
Una comisión de investigación concluyó en 2015 que muchos de los menores no regresaron jamás a sus comunidades y reconoció así un «genocidio cultural».
El Proyecto Niños Perdidos ha identificado hasta el momento a más de 4.100 menores fallecidos durante su estancia en los internados y muchos de ellos fueron sepultados en los propios recintos escolares.