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«He recibido trato vejatorio en la Policía por ser mujer y lesbiana»

El Plural.- Sonia Vivas denuncia «compadreo» de policías con agresores de violencia de género y proxenetas

Es policía por vocación y lo seguirá siendo toda la vida, a pesar de que ha pedido una excedencia y se plantea abandonar el Cuerpo porque “la Policía que está en mi cabeza y en mi corazón no existe”. Sonia Vivas sufrió durante años trato vejatorio por su condición de mujer y lesbiana, según ratificó una sentencia de la Audiencia Provincial de Palma, que condenó a prisión a dos de sus compañeros.

“La Policía es un espacio más opresor que el resto de la sociedad por el ideario que construye como cuerpo identitario. Son espacios que se han construido sin nosotras. En la comisaría donde trabajo, la presencia de mujeres es del 8%. Los acosos no son casos puntuales”, afirma Sonia Vivas, en declaraciones a El Plural.

El «compadreo» de policías con agresores

“Hay muchos policías que no tienen la formación suficiente para abordar una situación de crisis en un primer momento en los casos de violencia machista”, añade esta agente, de la Policía Local de Palma desde hace 14 años.

En su cuenta personal de TwitterSonia Vivas ha denunciado lo que ha vivido en su comisaría en casos de violencia machista. “Ser mujer policía es tener que aguantar que muchos compañeros compadreen con los agresores machistas detenidos. Es venir toda removida de hablar con la mujer víctima que está destrozada por los golpes y escucharles reírse juntos como si estuvieran en un bar”, escribió.

Dos víctimas por día

Falta sensibilización, formación y recursos para hacer frente a una media de dos denuncias de violencia de género diarias, al menos en Palma. Además, hay una “victimización institucional” porque se permite que “víctimas y agresores coincidan” en los mismos espacios, por ejemplo durante los juicios.

En 2016, Sonia Vivas interpuso una denuncia contra tres de sus compañeros, uno de ellos, comisario por “acoso constante a lo largo de los años. Fui perseguida por mi condición de mujer y lesbiana”.

“He sufrido una serie de violencias, una situación complicada dentro de la policía, donde no se me vio como víctima. ‘Ellos son inocentes hasta que se demuestre lo contrario. La víctima puede decir la verdad o no’”, ese era el planteamiento.

«Me tiraron huevos y me preguntaron si me gustaba la tortilla»

Una larga etapa de “acoso y hostigamiento”, en la que abundaron los insultos por ser lesbiana. “Me tiraron huevos sobre la moto de trabajo y me preguntaron después de si me gustaba la tortilla. Cosas así”.

La sentencia llegó el Día del Orgullo del año pasado, con una condena de seis años y medio de prisión para dos policías. El comisario se libró por “prescripción del delito” en su caso.

“Me abrieron expedientes disciplinarios por escribir artículos, por hacer uso de mi libertad de expresión. Dijeron que estaba dañando la imagen de la Policía por decir que hay machismo. Hay una panda dentro de  la policía que no quiere que cambie. Se me ha perseguido internamente por explicar lo que es una realidad, desde el amor a mi profesión”, subraya Sonia Vivas.

«No he tenido apoyo por miedo a ser señalados»

El apoyo de sus compañeros en la Comisaría de Palma ha sido “por parte de un pequeñísimo grupo de compañeros, pero a escondidas. Las mujeres no han querido posicionarse para no ser señaladas. Dentro de la Policía, las consignas dicen que si denuncias a un compañero ya no eres un compañero”.

La Policía “tiene que cambiar”, pero “desde dentro no me ha sido posible, por eso sigo intentándolo desde fuera».

Policías amigos de proxenetas

Las mujeres no pueden confiar en policías que “no las respetan y las aíslan. En Palma se juzga ahora a 100 policías que presuntamente han colaborado en casos de corrupción, prostitución o trata de mujeres. Eso pone sobre la mesa que algunos policías no se relacionan con una actitud respetuosa con mujeres que están en una situación de  prostitución. Un policía tiró dentro de un contenedor a una de ellas, como si fuera basura, según publicaron los medios. Las mujeres no saben a quién recurrir porque ven que las mismas personas que deberían ayudarlas se relacionan con proxenetas”.

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