Imputado un cazador furtivo por abatir y decapitar 15 ciervos y gamos en una finca de Villamanta
El Mundo.- La Guardia Civil llevaba dos años tras su pista y uno de los ejemplares abatidos es ciervo medalla de oro valorado en más de 8.000 euros
La Guardia Civil ha imputado a un hombre de 38 años por abatir a 15 ciervos, gamos, corzos y a un muflón durante los dos últimos años en una finca del municipio de Villamanta. A todos los animales les decapitó para hacer trofeos de caza con las cabezas. Se le acusa de un delito relativo a la protección de la flora y fauna (furtivismo) y se enfrenta hasta a dos años de prisión y a multas de multas de 10.000 euros. Al cazador se le ha incautado un rifle, cartuchos del calibre 308, varias vainas de diferentes calibres detonadas, ropa de camuflaje, una emisora portátil, focos y cebo para animales, así como una bolsa con restos de sangre.
Las pesquisas comenzaron en 2018, cuando el guarda de la finca de Villamanta interpuso varias denuncias donde señalaba del hallazgo de diferentes cuerpos de animales que habían sido decapitados. El Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA) estableció un dispositivo y los funcionario del Instituto Armado de Villamanta fueron reuniendo datos que le permitieron localizar a un posible sospechoso vecino de la localidad de Valmojado (Toledo).
Gracias a este despliegue, los agentes de la patrulla de San Martín de Valdeiglesias descubrieron durante la noche del pasado mes de febrero el vehículo todo terreno del posible culpable en una carretera cercana a la finca y lo inspeccionaron.
Dentro del automóvil encontraron las armas y restos de sangre. En ese momento no se encontró ningún animal o pieza abatida, por lo que no se pudo proceder contra él, pero ante las sospechas de que pudiera haber ocultado el trofeo en algún lugar cercano, los agentes decidieron explorar la zona.
A la mañana siguiente se consiguió localizar en el interior de la finca el cadáver reciente de un ciervo decapitado, del que se obtuvieron restos de ADN que fueron remitidos al laboratorio de criminalística de la Guardia Civil para compararlos con los restos de sangre obtenidos de las pertenencias del sospechoso. La prueba biológica determinó que la sangre del maletero correspondía al cuerpo del ciervo decapitado. Se trataba además de un ciervo medalla de oro que puede alcanzar un precio de 8.000 euros por la longitud de sus cuernos. En la actualidad, continúan las investigaciones para conocer el destino final de las cuernas.