Contra la discriminación y el acoso de las niñas en el aula
Fuente: El País
Fecha: 14/03/2018
Los centros promueven talleres de sensibilización y campañas contra el machismo, pero la perspectiva de género está lejos de haberse hecho un hueco en clase
Igualdad entre niños y niñas. Trabajo contra la violencia de género en la escuela. “Es lo que se está fomentando en los últimos años en la Comunidad de Madrid, pero en esta legislatura se está potenciando mucho más por la importancia de la igualdad de oportunidades y para prevenir la violencia de género”, señala Lola Moreno, al frente de la Dirección General de la Mujer de la Comunidad de Madrid, dependiente de la Consejería de Políticas Sociales y Familia, “pues cada vez nos llegan más denuncias y casos de víctimas de violencia de género por lo que se están incrementando las órdenes de protección para darles respuesta”.
Aunque la equidad entre hombres y mujeres no tiene un espacio propio en el currículo escolar madrileño, desde este curso se está introduciendo la nueva asignatura respeto y tolerancia en 3º y 4º de la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO), que incluye un bloque de derechos humanos donde se tratan específicamente igualdad y violencia de género, sostiene Isabel Serrano, responsable de Convivencia y Acoso Escolar de la Consejería de Educación e Investigación de la Comunidad de Madrid. Aún es pronto para comprobar su efectividad. “Todavía es un área que está en pañales. Con propuestas muy buenas, aunque aún escasas porque no hay formación para el profesorado sobre temas de género y tampoco hay conciencia en las escuelas. Depende de la sensibilidad de los docentes”, advierte la orientadora del instituto Menéndez Pelayo de Getafe, Alicia Bernardos.
Frente al ‘bullying’
Donde sí se han mostrado resultados de las actuaciones preventivas, dice Serrano, es con la herramienta SociEscuela para detectar el acoso escolar (este programa dibuja un sociograma o mapa social del aula, que muestra cómo están los alumnos, sus niveles de autoestima y de exclusión), a menudo relacionado con desigualdad de género. Instalada el año pasado en 250 centros regionales, explica, ha conseguido reducir un 53% los casos de acoso escolar, por lo que este curso llegará a 859 colegios e institutos. El próximo, la herramienta contará con ítems específicos para detectar la violencia de género, avanza la representante de Educación.
Directamente enfocados en la igualdad entre niñas y niños y en la erradicación de la violencia de género, los centros, que tienen autonomía pedagógica, se apresura a advertir Serrano, llevan tiempo impartiendo talleres de sensibilización, “aunque son insuficientes”, opina. Desde que se pusieron en marcha el Plan de Lucha contra el Acoso Escolar y la Estrategia contra la Violencia de Género, en 2016, la Dirección General de la Mujer propuso unos módulos formativos para 150 centros educativos al año. Constan de nueve sesiones de trabajo por aula y cinco a dividir entre profesores y familias, explica la directora general de la Mujer.
Arrancaron el pasado curso y se están repitiendo este. Primero se ofertaron solo a institutos, “porque es en secundaria cuando saltan los problemas, cuando las niñas tienen novio”, indica Serrano, pero los colegios reclamaron su participación y se les dio cabida. “Se ha descuidado mucho la primaria, y al comprobar con los estudios que los picos de violencia de género, o sea, cuando se detectan más casos, es en 5º de primaria, se ha comenzado con los cursos”. La experta calcula que habrán pasado por estos talleres unos 12.600 alumnos de 10 a 17 años en 2016-2017.
Los objetivos de estos cursos de sensibilización son detectar factores de riesgo de violencia de género, sobre todo el sexismo y el mito del amor romántico, y trabajarlos en las aulas, que es lo más importante, señala la responsable de Convivencia. “Primero hay que identificar los riesgos y reflexionar sobre ellos en clase y luego desarrollar factores de protección, animando a niñas y niños a romper el silencio, a pedir ayuda y evitar la palabra resignación”, agrega Serrano.
Esquemas patriarcales
Para Pablo Martín, director del colegio público Salvador Dalí de Fuenlabrada, “la experiencia de los talleres ha sido muy positiva. Hay que trabajar en los centros para generar actitudes de igualdad entre los chavales porque se reproducían muchos esquemas machistas”. Su escuela acoge las formaciones de la Comunidad de Madrid desde el curso pasado, pero lleva más de cinco años impartiendo talleres promovidos por el Ayuntamiento de Fuenlabrada y la policía nacional y “permanentemente tenemos decorado el colegio haciendo campaña por la igualdad, contra el acoso escolar… Además de contar con un buzón para que los niños denuncien casos de violencia y bullying”, agrega Martín. El pasado curso hubo más de una veintena de denuncias, pero solo una propició intervención del colegio, explica su director. De los 560 alumnos del Salvador Dalí, al menos el 80% pasan por estos programas de sensibilización.
Algo similar ocurre en el instituto de educación secundaria Humanejos de Parla, pionero, según la Comunidad de Madrid, en trabajar la igualdad. Allí, cuenta Virginia Moreno, responsable de Orientación, se está impartiendo un seminario de prevención de conflictos para profesores y se sopesa crear un equipo de mediación, además de programas para erradicar la agresividad dirigidos a los alumnos y facilitados por el Ayuntamiento de Parla y por la policía.
En los centros escolares son conscientes de que los problemas de acoso y violencia de género se están dando cada vez en niños más pequeños, como así reconoce Rufino Ranchal, director del colegio El Quijote, de Villa de Vallecas. Sin embargo, los trabajos de prevención tradicionalmente se han desarrollado en los institutos, donde se están desarrollando la mayor parte de las iniciativas innovadoras.
Este curso el instituto Menéndez Pelayo de Getafe ha puesto en marcha un proyecto, Comunidad de Cuidados, con el que Alicia Bernardos, orientadora del centro y una de sus artífices, cree que se ataca la raíz del problema de la desigualdad: el mal reparto de papeles y responsabilidades. El programa crea una estructura que hace visibles a las personas que realizan los cuidados de las personas (compañeros más jóvenes, aislados, vulnerables, con discapacidades…) y del centro, que son reconocidas por la comunidad educativa. Son los alumnos responsables de convivencia y los delegados y delegadas ambientales, cuenta Bernardos, todos voluntarios y mediadores en conflictos. 70 estudiantes de los 800 del instituto, que están encantados de participar en la Comunidad de Cuidados, a través del cual están sintiendo al instituto suyo, explica la orientadora. “De esta forma intentamos que la perspectiva de género sea estructural”, zanja.