La ética ‘verde’ llega a las aulas
La enseñanza superior afronta el reto de formar a los líderes que cambiarán el paradigma de las compañías ante el cambio climático
No es una moda: la economía mundial pide a gritos un cambio de paradigma. Cambios reales; un crecimiento que tenga en cuenta los límites planetarios y la ética social, parámetros sin los cuales no puede haber futuro para ninguna de ellas. La Organización Internacional del Trabajo asegura que esta economía creará 24 millones de nuevos empleos en una década. Las escuelas de negocios recogen el guante y se ponen un horizonte ambicioso: no se trata solo de nuevas profesiones, sino de repensar el sistema de arriba abajo.
«Hace falta un cambio radical en la forma de hacer las cosas y gestionar servicios y modelos de negocio, salir del área de confort. Los grandes ejecutivos y líderes son los primeros que deben entenderlo, asumirlo y producir de forma distinta», resume Rafael Sardá, científico del CSIC y profesor de ESADE. Para él «estamos ante una cuarta revolución industrial donde la sostenibilidad es un motor de innovación». Según explica, términos como ‘innovabilidad’ se afianzan y los modelos climáticos marcan el medio y largo plazo de la economía. Su escuela lleva décadas realizando este tipo de estudios y ahora es algo transversal en sus planes de estudios. «Va más lento de lo que la naturaleza exige, pero creará nuevas profesiones y hará que otras ganen el puesto que merecen».
Esta escuela empezó su cambio a principio de siglo, al igual que el IE, con sede en Madrid. Este centro también se apoyó en los Objetivos de Desarrollo Sostenible y los hizo parte del plan de estudios. «En 2003 firmamos un pacto mundial con la ONU y desde este año el objetivo es dar prioridad y visibilidad a estos programas y contenidos, incluidos los proyectos de los estudiantes. Era urgente», explica Isabela del Alcázar, Global Head of Sustainability de la IE University. «El mundo está cambiando y las empresas se interesan de forma específica por esto. Los líderes tienen que hacer las cosas de otra forma y generar un impacto positivo». De ahí que no solo los títulos propios, sino asignaturas como finanzas y estrategia «tanto en MBA como asignaturas de grado» incluyan la sostenibilidad.
Tanto Sardá como Del Alcázar lamentan que exista una brecha generacional «que aún pesa» en esta materia. «La gente joven está más familiarizada, pero no los altos ejecutivos», cuenta la docente. Su colega asegura que «un 80% de las empresas» del país no tienen ni idea de lo que hablan cuando hablan de sostenibilidad. «Todas quieren posicionarse ahí , pero no están ahí. Presienten que hay una oportunidad, pero lo ven como un reto. No hay conciencia dentro de las empresas y la verdadera brecha es entre lo que se dice y lo que se hace, que no se mide», resalta Sardá.
El modelo económico al que se están adaptando las escuelas de negocios es un cambio de paradigma, principalmente porque «tienen en cuenta el pensamiento a medio y largo plazo, la ética y la sostenibilidad», añade Del Alcázar. Pero, como dice su compañero, «el mercado tiene una inercia tan grande hacia el otro sistema que impide que el sistema se mueva». Sobran ejemplos. Aunque parezca algo anacrónico, no hay tantas escuelas de negocios que incorporen este paradigma en sus programas. Sí lo llevan en el plan de estudios otras como IMF Business School, que tienen como director del área de energías renovables al especialista en economía circular Álvaro Rodríguez, que además dirige el equipo que tiene en España el exvicepresidente de EE UU Al Gore.
Para él, «si no hay más escuelas pensando en esto es que no están en el mundo real, no están contemplando lo que va a ser el mundo; las empresas y las escuelas que no sean sostenibles, no se van a adaptar a los tiempos y seguirán ancladas en un modelo de empresa de los años sesenta del siglo pasado y eso será lo que enseñarán en sus escuelas. El medio ambiente y la biodiversidad se degrada y el que no tenga las herramientas listas, se hundirá».
Para Rodríguez, experto en circularidad, la nueva economía «no puede quedarse en campañas; debe ser transversal». Y es clave, menciona, «que parta de las escuelas de negocios, que precisan de perfiles académicos y prácticos en la materia, que hagan análisis de las necesidades e investiguen casos prácticos, pegados a la ciencia». Además, exige que «se adapten los sistemas académicos a los nuevos parámetros de éxito y fracaso, pegados a la ética y la sostenibilidad».
Es la opinión de la profesora Susana Vela, que imparte comunicación y lujo en Madrid School of Marketing. Experta en la materia, introdujo un módulo de sostenibilidad en su asignatura hace siete años. «Era un experimento. Creo en ello y aunque eran apenas cuatro horas, me parecía fundamental dar esta formación a los licenciados. A fin de cuentas no formo a diseñadores, sino a ejecutivos». Su sorpresa fue que el primer año, un abrumador número de proyectos de fin de curso se basaban en criterios sostenibles.
«La incorporación de la sostenibilidad en los modelos de negocio le da un valor diferencial que se retorna en economía. Las empresas ya no pueden ser todas iguales ni tampoco usar la sostenibilidad para tapar carencias. Los empresarios deben hacer un esfuerzo, cambiar…», cuenta Vela. «Hablamos de ecodiseño, de cómo hacer un plan de negocio teniendo en cuenta toda la cadena de valor, desde el origen de la materia prima a la distribución. Igual da que sea una bodega, una empresa textil o una perfumería, Aplica a todos los sectores».