La ‘ley trans’ desde ángulos opuestos
El País.- El borrador de la nueva ley sobre transexualidad llega envuelto en polémica. Parte del feminismo recela de una norma que las afectadas demandan para mejorar sus vidas. Una partidaria y una detractora debaten la propuesta
El borrador de la Ley para la Igualdad Real y Efectiva de las Personas Trans, conocida como ley trans, vio la luz esta semana envuelta en polémica. Es una norma incluida en el acuerdo de Gobierno, pero que divide a los socios, PSOE y Unidas Podemos. Diferentes colectivos trans la aplauden pero parte del feminismo recela de su contenido. EL PAÍS invitó el viernes a dos mujeres a debatir a través de Zoom sobre el contenido, los posibles riesgos y los aspectos clave. Ángeles Álvarez, exdiputada del PSOE y activista feminista, es una de las integrantes de la plataforma Contra el Borrado de las Mujeres. Marina Sáenz es activista LGTBI y fue la primera mujer transexual que consiguió una cátedra en España, la de Derecho Mercantil de la Universidad de Valladolid.
¿Por qué está a favor / en contra de la ley trans?
Ángeles Álvarez (Á. Á.). Quienes ponemos en cuestión algunas de las medidas que se proponen no estamos en contra de las leyes sobre transexualidad, sino de un borrador de proyecto de ley que en realidad pone en cuestión otros derechos. Estamos haciendo un llamamiento a la sociedad española para que tengamos en cuenta que esta ley no es exclusivamente sobre transexualidad sino que trasciende ese concepto. Bajo la etiqueta trans, se viene a negar y a anular, entre otras cosas, el sexo como realidad biológica y como categoría jurídica. Son los dos aspectos que fundamentalmente nos están preocupando.
Marina Sáenz (M. S.). Estoy a favor de la ley porque finalmente vamos a hacer algo por la inclusión social de un colectivo muy marginalizado, porque cumpliremos con el mandato de las sentencias del Tribunal Supremo y del Constitucional en materia de menores, con el Tribunal Europeo, con las recomendaciones de la Agencia Europea de Derechos Fundamentales. Y esto siguiendo la senda de países como Portugal, Grecia, Irlanda, Dinamarca, Suecia, Noruega o Argentina, que han dado ya este paso sin que se haya producido ninguna de las amenazas que se nos anuncian. No es cierto que cuestione los derechos de nadie ni que afecte a los derechos de ninguna mujer.
¿Por qué es importante esta ley?
M. S. Porque por fin vamos a atender y proteger a las infancias de los menores trans siguiendo las indicaciones de las asociaciones pediátricas. Porque vamos a intentar hacer algo con el paro de este colectivo que ronda el 75%, según informes de la Organización Internacional del Trabajo. Porque vamos a poner fin al caos en los tratamientos sanitarios, que se ofrecen o no según en qué comunidad [autónoma] vivas. Porque se dejará de considerarnos sujetos que necesitan tutela, que parece que tenemos una peligrosidad social, para tratarnos con la misma dignidad que al resto.
Á. Á. Es un texto absolutamente tramposo que se sirve de las personas transexuales para introducir una visión del mundo que pone en cuestión realidades incontestables. Desde luego, el feminismo no pone en cuestión los derechos de las personas transexuales. Hemos acompañado esas reivindicaciones mucho tiempo, pero no es cierto que no se estén dando problemas. Lo que está ocurriendo en el deporte femenino es verdaderamente escandaloso. La incorporación de personas que tienen ventajas competitivas está poniendo en riesgo los podios de las mujeres. Lo que aquí estamos poniendo en cuestión es que hay elementos de las propuestas legislativas que cuestionan los derechos que a las mujeres les ha costado muchas décadas conseguir. Tenemos un problema y es legítimo que la sociedad española lo conozca y que el legislador lo sepa para evitar conflictos.
M. S. En las normas del Comité Olímpico Internacional se nos admite en relación a los niveles hormonales desde 2015. No hay ni una sola persona transexual que haya tenido esa ventaja competitiva y haya obtenido una medalla. Se alega la amenaza fantasma. Los hechos son contumaces y no justifican todo este ruido.
Á. Á. En lo que nos estamos fijando es en lo que está ocurriendo en terceros países y haciendo una alerta, porque estamos a tiempo de hacer una legislación respetuosa con los derechos de todas las personas sin necesidad de que colisionen con los derechos conquistados de las mujeres.
¿Qué supone la libre autodeterminación de género?
Á. Á. En realidad supone la libre autodeterminación del sexo, que es una de las trampas que nos están haciendo. Es decir, viene a legislar la subjetividad y niega la realidad biológica. Manifestar las diferencias no tiene por qué suponer una discriminación. Ahora, este borrador del ministerio de Irene Montero utiliza sinonímicamente sexo y género y cuando habla de autodeterminación del género en realidad está refiriéndose a la autodeterminación del sexo. Eso supone eliminar una categoría biológica como algo constatable en términos jurídicos y abre un melón cuyas consecuencias iremos viendo.
M. S. Significa que se va a dejar de considerarnos trastornadas, necesitadas de tutela y en su lugar se va a dar peso a nuestra declaración, que era la única prueba que tenían los psiquiatras cuando hacían nuestros diagnósticos. No va a traer una elección de sexo arbitraria o banal. Y no es verdad que estemos negando la realidad del sexo, lo que pasa es que el sexo es algo más que la genitalidad que se tiene al nacer, otros factores también nos hacen seres sexuados. Y esto es reconocido por el Tribunal Supremo desde 1987, en la primera sentencia que reconoció la transexualidad. En el Registro Civil se va a seguir registrando a los hombres y a las mujeres igual que ahora, eso no va a desaparecer. No entiendo, están proponiendo una sociedad en la que no queda muy claro qué lugar podemos ocupar ni siquiera en un váter. Porque parece que se nos puede preguntar sobre qué tenemos en la bragueta cuando vamos a entrar a él si le pareces a alguien poco femenina.
¿Por qué cree que ha causado polémica?
M. S. No alcanzo a entenderlo, porque el PSOE ha defendido la libre autodeterminación de género desde 2014 en todas sus proposiciones de leyes autonómicas y en la proposición de reforma de la ley de 2007 que entró en el Parlamento en 2017 y que la señora Ángeles Álvarez firmó como parlamentaria cuando era la portavoz de la Comisión de Igualdad. Lo que vemos también hasta cierto punto es una lucha por la hegemonía del feminismo, por el control de las instituciones, pero nos parece inmoral que se estén utilizando nuestras vidas como campo de batalla.
Á. Á. El feminismo en general no estuvo atento a todo esto que ocurría. Lo que ha hecho es tomar conciencia y la toma de conciencia no es ninguna fobia. Ese papelito del que habla es un informe de ponencia que no se votó nunca en comisión. El PSOE y esta que habla comenzaron a tomar conciencia de algunos problemas justo cuando se empezaron a debatir esas leyes. Es legítimo que el feminismo lo plantee y es obligado que la sociedad española lo conozca.
La parte sanitaria referida a los menores, por ejemplo, nos va a poner de manifiesto cómo el modelo de atención de esta ley Montero viene a colocar a los profesionales que estarían casi obligados a aceptar una respuesta única y homogénea casi desde el principio: que mi identidad no coincide con mi cuerpo sexuado y esto es lo único que tiene valor. Cuando en el sistema educativo, en paralelo, les estamos diciendo a las niñas que si tienen comportamientos no acordes con su sexo eso puede concursar con transexualidad, estamos generando una bomba de relojería. Una niña que juega al fútbol ni es una niña lesbiana ni es una niña transexual, es solo una niña que está jugando al fútbol, como dice el colectivo Feminista Ilustrada. Estamos abocando a una generación hacia no sabemos dónde, sinceramente.
M. S. Se está frivolizando eso de que en cuanto una niña juega al fútbol o tiene un comportamiento un poco marimacho se le reconduce hacia la transexualidad. No es verdad. No es un capricho y hablar con las familias de los menores trans es muy revelador. Son padres que se han preocupado por los menores, que han intentado evitar esto de cualquier manera porque lo veían como una opción no deseable, no se lo han estado alentando. La mayoría de las veces ha habido hasta una resistencia. Y al final lo que pasa es que cuando a una persona le sale que su identidad de género es la que es, no le puedes quitar a un tigre las rayas. Algunas hemos intentado durante años omitir eso y no se puede.