La mitad de los adolescentes conoce a parejas que se controlan por el móvil
Heraldo.- Internet y las redes sociales se han convertido en uno de los principales instrumentos a través de los cuales los menores, que tienen el primer contacto con el mundo digital sobre los 7 años, ejercen o sufren violencia. Este uso desviado y pernicioso de la tecnología es el pan de cada día de los adolescentes españoles, según certifica un estudio realizado por Save the Children entre un grupo representativo de 300 chicos de 14 a 17 años. La ONG recuerda que entre los 10 y los 15 años el 95% tiene acceso a las redes a través de su propio móvil.
Estos escolares tienen muy claro cuáles son los tres tipos de violencia ‘online’ más presentes en sus vidas, de los que la mitad de ellos son testigos, cuando no víctimas o agresores, con una enorme frecuencia.
La más habitual es el uso de los chats o grupos en línea de la red como instrumento para el ‘ciberbullying’, mediante la exclusión de quien se quiere marginar, algo que han conocido hasta el 51% de los consultados.
Una proporción muy similar alcanza otra de las agresiones psicológicas más frecuentes entre las parejas adolescentes, como es ejercer la violencia de control, la vigilancia y limitación de la vida social y personal de uno de los novios, a través del móvil. Una acción que, en el caso de los chicos, pueden suponer sus primeros pasos en la violencia de género. El 49% de estos estudiantes conoce a parejas que sufren tipo de agresión.
La tercera gran violencia, también conocida de primera mano por el 48%, es la recepción indeseada de mensajes maliciosos, entre los que cabe encuadrar el ‘sexting‘, el envío sin permiso de fotografías o vídeos de contenido sexual o íntimo a un tercero o varios, y chantajes y agresiones como el ‘grooming‘. De hecho, hasta uno de cada tres chicos ha visto grabar imágenes de un compañero sin su consentimiento.
Pero si los peligros del mal uso del mundo digital están claros entre los menores también lo está su muy escasa iniciativa para ponerles freno. La mitad de los consultados no movería un dedo aunque sepa que un joven ha mandado imágenes comprometedoras de su exnovia sin su permiso y con la intención de dañarla. Pero es que la misma inacción sería la respuesta del 40% de los adolescentes ante un caso de ciberacoso. Justifican la no intervención por miedo a que le conviertan a él en otra víctima. Otro 30% avala no hacer nada ante estas situaciones si no se sabe qué hacer o si se considera que no debe meterse en las vidas de los demás, por percibirlo como un hecho privado.