La prostitución se extiende a la totalidad de las niñas acogidas en algunos centros
Diario de Mallorca.- Educadores han detectado que menores internadas en hogares de protección son explotadas de una forma «extendida y generalizada» – «Hace más de tres años que lo venimos denunciando, pero el IMAS no ha tomado ninguna medida», dicen
No son dieciséis casos, como admite el Institut Mallorquí d’Afers Socials (IMAS). Ni unas pocas decenas. Educadores de los centros de protección denuncian que la prostitución de las niñas acogidas en los centros de protección de menores de la isla está «totalmente extendida», y que en algunos casos llega a la práctica totalidad de las menores ingresadas. Muchas de ellas son captadas por chicos también menores, que las convencen para que se escapen y mantengan relaciones sexuales con adultos para conseguir dinero o droga. Estas prácticas se conocen desde hace al menos tres años, han sido denunciadas reiteradamente por los trabajadores, han sido investigadas por agentes policiales. Y el IMAS no ha tomado ninguna medida efectiva para ponerle freno.
El fenómeno, como denunció en exclusiva DIARIO de MALLORCA, es conocido desde hace años por educadores y agentes policiales. Muchas de las niñas acogidas en centros de protección del Consell son prostituidas por adultos cuando se escapan. Se trata, como explican los expertos, de una conducta normalizada por parte de los menores, más que de la existencia de una red organizada. En muchos casos las niñas, que tienen entre trece y diecisiete años, son captadas por sus propias compañeras o por chicos ingresados en otros centros, tanto abiertos como cerrados.
El IMAS tiene actualmente bajo su protección a 359 menores, de los que 278 son adolescentes, repartidos entre 30 centros, propios o concertados, repartidos por toda la isla. La institución admitió tener conocimiento de que 16 de ellos han sido víctimas de explotación sexual. Sin embargo, los expertos consideran que la cifra real de niñas que son prostituidas cuando se escapan de los centros es muy superior.
Mallorca cuenta con cinco centros en los que se practica Pedagogía de Alta Intensidad. Este eufemismo se refiere realmente a los menores más conflictivos. En total acogen a una sesentena de adolescentes. En las inspecciones realizadas en varios de estos centros especiales se ha detectado que la práctica totalidad de las niñas ingresadas habían tenido contacto con la prostitución cuando se escapaban.
Los expertos consultados, entre los que hay trabajadores de este ámbito y agentes policiales, constatan que este fenómeno extendido se viene detectando desde hace unos tres años. «Antes podía haber algunos casos aislados, pero no con una incidencia tan elevada». Desde entonces se han sucedido los informes internos. Cuando una menor regresa al centro tras una fuga y relata que ha sido prostituida, se realiza un informe interno que se eleva a los puestos de decisión del IMAS, a la Dirección General de Menores o a la Fiscalía de Menores. Estos informes se han repetido a lo largo de los últimos tres años. Por lo general, desde la dirección de la institución se responde con la petición de otro informe. Hasta ahora no hay constancia de que haya tomado ninguna medida concreta.
La única iniciativa por parte del IMAS ha sido la puesta en marcha de cursos de formación para prevenir la explotación sexual de menores. Estos cursillos explican a los trabajadores cómo detectar casos de menores que están siendo utilizadas sexualmente y cómo disuadirlas para que no caigan en estas prácticas.
«La sensación que tenemos muchos trabajadores de este ámbito es de que es una batalla perdida, que no hay nada que hacer, somos muchos los que nos sentimos frustrados y estamos cayendo en el derrotismo», explica uno de ellos.
Los expertos se muestran muy críticos con lo que consideran una «negligencia absoluta» de los escalafones superiores del IMAS. «Elevamos informes cada vez que detectamos uno de estos casos, tenemos informaciones sobre los pisos en los que estas niñas son prostituidas, pero no vemos que se haga nada».
Hasta ahora, la únicas medidas eficaces han sido las tomadas por la Fundación Amaranta, organismo creado por la congregación católica Religiosas Adoratrices, que cuenta con varios centros en España y que traslada a la península a menores que están siendo explotadas sexualmente.