Las lesbianas que huyen de la homofobia de Rusia y conviven con ucranianos en Valencia
El Confilegal.- Altn y Bartia están muy lejos de casa. A casi 5.000 kilómetros de Kalmukia, la república rusa de la que proceden y que hace mes y medio decidieron abandonar huyendo de la homofobia y el racismo de su país. No se expresan en inglés, no entienden el castellano y dependen de una traductora armenia afincada en Valencia y con conocimientos de ruso para comunicarse con su entorno. Sus rasgos faciales, con los ojos rasgados, revelan su origen. Situada casi en la frontera de Asia central, Kalmukia es el único territorio europeo donde el budismo es la religión mayoritaria. Pero este hecho diferencial en el vasto territorio que es la federación de repúblicas rusas no la exime de un denominador común en la política y la retórica institucional del país presidido por Vladimir Putin: el rechazo y la discriminación de los homosexuales y lesbianas.
«Aquí nos sentimos seguras. Hemos sufrido humillaciones y nuestros hijos han sido aislados en el colegio», explican desde el jardín de la Casa de Acollida que el Ayuntamiento de Valencia y el de Rocafort comparten en este municipio, en un área residencial de chalets y adosados.
Aterrizaron en avión desde su país atraídas por el entorno ‘friendly’ español con la comunidad LGTBI, fueron atendidas por el servicio atención a urgencias sociales y colaboración en emergencias del Ayuntamiento de Valencia (SAUS), en coordinación con Cruz Roja, y están a la espera de recibir el estatus de protección internacional para poder obtener la documentación necesaria para regularizar su situación y tratar de iniciar una nueva vida en España. Una es enfermera; la otra peluquera. No superan los treinta años. Los pequeños ya han sido escolarizados por los servicios sociales. «Nosotras estamos en contra de la guerra. Huimos de Rusia por nuestra orientación», explican.
Altw y Bartia atienden a medios de comunicación que habían llegado a la Casa de Acollida por una razón muy distinta: para hablar con refugiados ucranianos atrapados en España por el estallido de la invasión rusa.
La intransigencia ha unido a estas personas, de nacionalidades ahora enfrentadas por la pulsión belicista de Putin, que ha desbordado todos los límites del derecho internacional al atacar y ocupar militarmente el país vecino. En Rocafort, la familia de lesbianas y sus hijos comparten techo con una famiia de Georgia, y también con un grupo de siete jóvenes estudiantes ucranianos y un matrimonio de Kiev que se han quedado sin poder volver a casa. La guerra les ha cogido a contrapié, con el espacio aéreo cerrado en Ucrania y sin opciones por ahora de regresar. Confusos y desconcertados, los chavales prefieron no hablar y evitan a las cámaras.
Olena, que observa con tensa espera los acontecimientos junto a su marido Volodymyr (mismo nombre de pila que el del presidente de Ucrania, Zelensky), aun confía en que sirvan de algo las negociaciones en la frontera con Bielorrusia mientras enseña vídeos de lo que está ocurriendo en Kiev. Un adolescente toca la trompeta desde el balcón de un edificio cuando comienza a escucharse disparos y explosiones. «Mis hijos -una chica de diecisiete años y otro de veinte- están con sus abuelos, fuera de Kiev, en una zona más tranquila. Se trasladaron hace algunos días, cuando vimos que las cosas se ponían tensas». Ellos decidieron emprender su viaje y esperaban regresar a Ucrania hace dos días, pero fue imposible.
-¿Pensáis volver en coche a Ucrania?
-Bueno, quizás en avión, explica Olena con algo de ingenuidad, a la vista de cómo se está complicando el conflicto.
«Estamos en contacto con nuestros familiares y amigos por Telegram o Wechat. Lo que nos dicen es que la gente duerme en los refugios y que no hay comida suficiente. Hay muchas personas sufriendo en los hospitales. Los jóvenes se están preprarando para la lucha. Todos tiene armas. Pero nosotros somos un país que abandonamos hace treinta años las armas nucleares y que queríamos ser pacíficos», señala.
Tras la decisión de la Unión Europea de abrir las fronteras y dar asilo temporal a todos los refugiados procedentes de Ucrania, España se prepara para recibir a miles de desplazados. En la Comunidad Valenciana, ONG como Juntos por la Vida, con experiencia en procesos de acogida e intercambios con niños y adolescentes del área de Chernóbil y el Donbass, ha anunciado la puesta en marcha de un corredor junto con el Consulado de Ucrania en Valencia para organizar la evacuación de menores ucranianos junto a sus madres y abuelas a través de Polonia y repartirlos en los hogares de las familias españolas colaboradoras.
Atención a refugiados
También la Vicepresidencia y Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas de la Generalitat valenciana convocó para este miércoles la Comisión Mixta de Atención y Acogida a Personas Refugiadas para valorar y analizar la crisis humanitaria que se está viviendo en Ucrania tras la invasión de Rusia y coordinar las acciones del Consell.
Esta comisión está formada por distintos departamento de la Admnistración autonómica y forman parte de ella la Federación Valenciana de Municipios y Provincias, las tres diputaciones provinciales, la Universitat de València, en representación de las universidades públicas valencianas, y las entidades vinculadas al sistema de protección internacional del gobierno de España, Accem, Cepaim, Cruz Roja, Cear, Cáritas y Acnur.
La intención es hacer un análisis de los recursos existentes con el fin de coordinarlos para recibir desplazados de la guerra de Ucrania y prestarles atención y servicos básicos.
El operativo que ha puesto en marcha la Fundación Juntos Por la Vida para la evacuación de menores ucranianos y sus madres hacia Valencia se está complicando debido a la grave situación que viven, según ha explicado la entidad, que continúa con su objetivo de traer a España «el mayor número de familias con menores». El estado de las infraestructuras a causa de los bombardeos, que provocan cortes de carreteras, está impidiendo que puedan desplazarse desde distintos puntos de Ucrania hasta la frontera con Polonia las personas que huyen por la guerra.
Así lo atestigua Lidia, una joven ucraniana que vive en València y que recibe noticias de su familia en Ivankiv. En declaraciones facilitadas por Juntos por la Vida y recogidas por Europa Press, Lidia relata que «en toda la provincia de Ivankiv piden mucha ayuda, dicen que están bajo el control total de los ocupas rusos y la gente tiene muchísimo miedo de salir a la calle porque están disparando a los civiles, están matando a los civiles», denuncia