Latinoamérica acogería 29 millones de nuevos pobres por la pandemia

La Razón.- La contracción de un 5% de la economía y el aumento de más de 11 puntos en el desempleo en la región harán de esta la mayor crisis del último siglo, según la ONG Acción contra el Hambre

Un reciente estudio realizado por la ONG Acción contra el Hambre, asegura que en la región latinoamericana se contabilizaría cerca de 29 millones de nuevos pobres producto de la pandemia por coronavirus.

Hace un poco más de dos meses que el virus se instaló en el continente y hasta el momento ha superado el número de contagios de todo Europa. En Sudamérica, Brasil encabeza la lista de los países más afectados seguido por Perú, México, Chile y Ecuador.

América Latina tiene más miedo al hambre del coronavirus que a la enfermedad en sí. “En una región en la que una de cada tres personas se encontraba en inseguridad alimentaria ya antes de la aparición de los primeros casos de COVID-19, la contracción de un 5% de la economía y el aumento de más de 11 puntos en el desempleo, según un informe reciente de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, harán de esta la mayor crisis del último siglo”, explica Benedetta Lettera, responsable regional de Acción contra el Hambre.

 Las limitaciones de movimientos y los confinamientos preventivos son cada vez más difíciles de sostener por su impacto sobre la alimentación diaria de millones de personas: “en Lima no tardó en reaparecer el mercado ambulante tras más de 40 días de aislamiento, y ya no se respeta el aislamiento social obligatorio», explica América Arias, directora de Acción contra el Hambre en Perú, donde hay cerca de 100 mil casos confirmados.

Desde Colombia, nuestro director país, John Orlando, muestra su preocupación por los cientos de venezolanos que están intentando regresar a su país: “llegan buses de diferentes partes del país a los departamentos fronterizos como Norte de Santander, y en estas situaciones es fundamental garantizar los medios de protección para minimizar los riesgos de contagio de ambos lados de la frontera”.

Hace un poco más de dos meses que el virus se instaló en el continente y hasta el momento ha superado el número de contagios de todo Europa. En Sudamérica, Brasil encabeza la lista de los países más afectados seguido por Perú, México, Chile y Ecuador.

América Latina tiene más miedo al hambre del coronavirus que a la enfermedad en sí. “En una región en la que una de cada tres personas se encontraba en inseguridad alimentaria ya antes de la aparición de los primeros casos de COVID-19, la contracción de un 5% de la economía y el aumento de más de 11 puntos en el desempleo, según un informe reciente de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, harán de esta la mayor crisis del último siglo”, explica Benedetta Lettera, responsable regional de Acción contra el Hambre.

 Las limitaciones de movimientos y los confinamientos preventivos son cada vez más difíciles de sostener por su impacto sobre la alimentación diaria de millones de personas: “en Lima no tardó en reaparecer el mercado ambulante tras más de 40 días de aislamiento, y ya no se respeta el aislamiento social obligatorio», explica América Arias, directora de Acción contra el Hambre en Perú, donde hay cerca de 100 mil casos confirmados.

Desde Colombia, nuestro director país, John Orlando, muestra su preocupación por los cientos de venezolanos que están intentando regresar a su país: “llegan buses de diferentes partes del país a los departamentos fronterizos como Norte de Santander, y en estas situaciones es fundamental garantizar los medios de protección para minimizar los riesgos de contagio de ambos lados de la frontera”.

La preocupación socioeconómica y sanitaria se hace extensible por partida doble a la cuestión migratoria: “las remesas de dinero enviado por los migrantes guatemaltecos en el exterior se reducirán al menos un 25% justo cuanto más lo necesitan las familias.

Por otro lado, los Gobiernos de EEUU y México han continuado con las deportaciones hacia Guatemala de migrantes detenidos en sus fronteras, pero sin las debidas verificaciones de salud. Esto ha provocado que un número indeterminado de estos migrantes hayan regresado enfermos de COVID-19, en un momento en el que el sistema asistencial y de salud se encuentra sometido a su mayor presión”, añade García.

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