‘Lola’: el viaje de una chica trans y su padre hacia la comprensión
El Correo.- El belga Laurent Micheli consigue grandes interpretaciones de la actriz trans Mya Bollaers y del veterano Benoît Magimel.
‘Lola’ (‘Lola vers la mer’, ‘Lola hacia el mar’, en su título original) se adscribe a ese subgénero en el que los protagonistas emprenden un viaje para arrojar las cenizas de un ser querido que les sirve como catarsis. La originalidad en este caso reside en los personajes. Lola es una chica transexual de 18 años a la que han expulsado de casa y vive en un albergue. Lleva unos meses hormonándose y se encuentra a las puertas de operarse para completar la transición. Su padre nunca ha podido digerir que Lionel ahora se llame Lola. Aunque solo saben insultarse, ambos se aferrarán a las cenizas de la madre y viajarán hasta la playa para esparcirlas al viento.
El segundo largometraje del belga Laurent Micheli cuenta como gran baza con el protagonismo de Mya Bollaers, una actriz trans que debuta ante las cámaras. «No tenía ninguna técnica de actuación y para colmo es disléxica», apunta el director. «Su cerebro realmente funciona al revés. Es un gran desastre, pero muy animado. Ella tenía la verdad que me interesaba y eso es lo que quería capturar». Aferrada a su ‘skate’ y con su pelo rosa, Bollaers aporta una emocionante vulnerabilidad al personaje. La secuencia en la que se cuela en su antiguo cuarto y revisa fotografías suyas de chico es un buen ejemplo.
Sin embargo, ‘Lola’ acaba por bascular el interés de su protagonista a la figura del padre, encarnado por un soberbio Benoît Magimel, gran estrella del cine francés. Del dibujo del monstruo inicial pasamos poco a poco a descubrir a un hombre herido y con miedos, que emprende un camino para recuperar a su hija. «Mi impulso inicial fue hacer justicia para Lola, pero el papel de Philippe eclipsó esa trama principal y me obligó a reexaminar mis pensamientos sobre la paternidad y la masculinidad y a profundizar en ellos para evitar caer en el cliché», reconoce el director, que incurre en algún tópico del cine queer, como la presencia de Antony and the Johnsons en la banda sonora.
