Los álbumes infantiles que sobrevivieron al Holocausto
Fuente: El Mundo.
Fecha: 27/01/2017
A diferencia de parte de sus jovencísimos autores asesinados, los álbumes infantiles sobrevivieron al Holocausto constituyendo un emotivo testimonio. Señales de la tormenta nazi, deseos rotos, letras esperanzadoras y dibujos inocentes que expresan momentos de alegría, miedo y tristeza en un intento de rutina en la época salvajemente menos rutinaria marcada por guetos, trenes de la muerte, campos de exterminio, cámaras de gas y fosas comunes.
Varias décadas después, una muestra online en español del Museo del Holocausto de Yad Vashem exhibe álbumes infantiles y diarios personales recuperados en un homenaje visual y virtual al millón y medio de niños judíos asesinados por la maquinaria nazi.
‘No me olvides’ es el nombre de esta emotiva ventana que tiene como prólogo un extracto del libro ‘El comprador de aniversarios’ escrito por el español Adolfo García Ortega.
Uno de los ocho álbumes recogidos por el centro de Jerusalén- creado para recordar a los seis millones de judíos exterminados en la Shoá- es de Natan Rom que nació en 1929 como Norbert Kurzmann en el seno de una familia polaca burguesa judía de Katowice.
Tras una larga odisea huyendo de las garras nazis y de los centros de detención de la Siberia soviética, Rom integró el llamado grupo ‘Los Niños de Teherán’ llegando en marzo de 1943 a la ciudad costera de Atlit. «En total, recorrimos unos 50.000 km», comenta.
El anciano israelí vive en la ciudad de Natania, no muy lejos del lugar donde llegó por primera vez hace 74 años. En conversación con EL MUNDO, Rom recuerda su largo viaje por tierra y mar y algo que entonces quizá no dio tanta importancia: las dedicatorias escritas durante la odisea. Para este superviviente de golpes, disparos, hambre, maltratos y trabajos forzados, esas palabras son un tesoro. Primero, personal y después colectivo tras donarlo al Museo del Holocausto.
A sus 87 años, ¿conmemorar el Día Internacional en Recuerdo a las Víctimas de la Shoá es una victoria? «Nada de victoria. Casi toda mi familia se fue….», responde sin dudarlo y con mucho dolor.
Su madre Ethel, su hermana mayor Szuzana-Ziva y el hermano pequeño, Stefan-Uzi y él sobrevivieron. Su padre, Karol, alejado de su familia por la persecución nazi y la Segunda Guerra Mundial, murió de hambre en Samarcanda.
«Muchos familiares fueron asesinados en la Shoá. Por ejemplo, un primo mío en Polonia intentó defender a su madre en Polonia. Fue muy valiente pero le asesinaron ante la mirada de su madre. Tenía sólo ocho años», cuenta en Natania días después de sufrir un doloroso golpe: el fallecimiento de su hermana mayor con la que llegó a estas tierras en 1943 dejando atrás a su madre y hermano.
El reencuentro familiar tuvo lugar en Israel en 1948. «Durante cinco años, no había visto a mi madre y a mi hermano pequeño sin saber si estaban vivos o no. Cuando les vi, apenas conseguí tartamudear algo en alemán. Hablamos pero no era mismo. Sentí que faltaba la conexión», recuerda. Tampoco olvida esos primeros años en los que israelíes-sin conocer aún la dimensión exacta de la brutalidad nazi- veían con mirada crítica a sus hermanos judíos europeos por su supuesta debilidad ante el régimen de Adolf Hitler.
«Confía en Dios con todo tu corazón»
Jiri Bader nació en Kylov en 1930 y fue asesinado en Auschwitz cuando apenas tenía 14 años. Con motivo de su Bar Mitzvá (ceremonia ritual y social judía celebrada en la edad de los 13 años) en el gueto de Terezín, sus amigos escribieron en un álbum que resistió lo inimaginable. Su hermana Vera, que sobrevivió junto a su madre Grete, donó el documento a Yad Vashem. En su última carta, Jiri escribió:
«Queridos tía y tío,
Desafortunadamente, papá y yo hemos sido obligados a viajar a un destino desconocido. Queridos tía y tío, ahora depende de Uds. cuidarnos para que tengamos salud, enviándonos a nosotros y a mamá pequeños paquetes. Contamos con Uds.
Esperamos verlos pronto,
Suyo
Jiri»
Erika Hoffman nació en Viena y tras huir con su familia encontró escondite en la casa de Corrie Stolker en el pueblo holandés de Doorn. En abril de 1943, fue detenida junto a su madre, abuelos y tía. En mayo, fueron deportados y asesinados en el campo de exterminio de Sobibor. Erika tenía sólo 11 años.
Repasando su álbum se lee un mensaje a Erika escrito el 4 de agosto del 41 por Corrie Stolker:
Ojos abiertos
un corazón de oro
una consciencia clara
ten cuidado de conservarlos
y si la vida trae a veces
dificultades y tristeza
confía en Dios con todo tu corazón.
Su abuela Matilde Kohn, también asesinada en Sobibor en 1943, firma el último mensaje de un álbum donado al Museo de Yad Vashem por la sobrina de Corrie Stolker.
«Continúa tu camino con una sonrisa»
Nacida en Lodz en 1927, Franka Kleczewska logró sobrevivir. No así, sus padres, tres hermanos y muchos familiares. El 8 de enero de 1943, su amiga Ruti escribió en su diario personal en el gueto de Lodz:
«Recuerda, nada es permanente en este mundo. La maldad y la bondad siempre tienen sus límites- Así que continúa tu camino con una sonrisa»
Franka emigró a Israel en 1948 donde se cambió el nombre por Hedva y se casó con otro superviviente del Holocausto. Hace 21 años, decidió compartir el álbum con el mundo a través de Yad Vashem. En el Marysin II, el Hogar de los Niños (Kinder Kolonie) en la zona del gueto, Ilana Redlich comparte los sufrimientos del día a día dando ánimos a su «dulce» amiga:
Un recuerdo perpetuo
con palabras vemos sólo lo que queremos.
Es en la acción donde reside el coraje.
Es más difícil vivir bien un día
que escribir un libro entero.
A la dulce Franka
«Esta exposición es una forma de homenajear a los que escribieron y tenían álbumes y acabaron siendo asesinados o con el paradero desconocido. Queríamos darles un recuerdo auténtico y muy emocionante sobre todo al tratarse de niños. No sólo recordamos sus nombres sino dejamos también una huella física», nos comenta la curadora Yona Kobo que destaca: «Los álbumes nos muestran que incluso en una época tan oscura y terrible, las personas encuentran un espacio de luz, optimismo y amor».
Y también crudo realismo mezclado con esperanzas florecientes como se desprende del mensaje escrito en el álbum de Franka:
Una vida de sufrimiento parece durar eternamente
¡Lema! Amar no significa ser feliz
sino hacer a otros felices.
Te deseo un mundo agradable
y una vida feliz
que tu senda esté cubierta de flores
desde hoy en adelante, te mereces memorias dulces
y una suerte mejor
porque hasta ahora el destino nos fue cruel.
Hemos sufrido bastante.