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Los medios todavía presentan carencias recurrentes cuando informan sobre la violencia machista

Público.- El nuevo informe de la Asociación de Mujeres Periodistas de Catalunya muestra como todavía aparecen titulares que difuminan o eluden la responsabilidad del agresor o contribuyen a culpabilizar a la víctima, así como informaciones basadas en el sensacionalismo que alimentan los estereotipos.

El tratamiento que los medios de comunicación hacen de la violencia machista todavía presenta ejemplos de carencias importantes, si bien la situación ha mejorado en comparación con años atrás. La formación, la mayor concienciación social y también periodística en torno al tema y la sensibilización llevada a cabo por organizaciones feministas explican unos progresos que, sin embargo, no son suficientes. Estas son algunas de las conclusiones del informe anual elaborado por la Asociación de Mujeres Periodistas de Catalunya (ADPC, por sus siglas en catalán), que se ha presentado este lunes en el Col·legi de Periodistes de Catalunya (CPC).

El estudio, que lleva por título Impacto de las recomendaciones sobre el Tratamiento de la Violencia Machista en los Medios de Comunicación, se ha elaborado por duodécimo año consecutivo y ha analizado todas las informaciones sobre el fenómeno aparecidas durante el 2018 en seis diarios generalistas: El Punt Avui, El Periódico de Cataluña, El País, La Vanguardia, El Mundo y Ara.

«La violencia de género se cobra dos vidas vidas en 24 horas», «Las olas de calor disparan los crímenes por razón de género» o «Otra mujer que denunció muere apuñalada» son sólo tres de los ejemplos de titulares de los medios analizados publicados el año pasado que contravienen las recomendaciones sobre el tratamiento del tema hechas por el CPC. Básicamente porque sitúan como causante de la muerte un concepto abstracto como es la violencia de género, sin señalar al autor real de los hechos, es decir, a un hombre; o, directamente, llega a culpabilizar a las víctimas de los hechos, aunque sea de forma indirecta -«denunció»-. El informe subraya que es imprescindible mostrar que los «perpetradores de los feminicidios son hombres legitimados por un sistema patriarcal que los ampara» y que no se debe disimular eso «con fórmulas que incluyen sujetos abstractos y verbos polisémicos».

Según han destacado durante la presentación Marta Corcoy y Cristina Guiu, dos de las autoras del estudio, la mayoría de piezas informativas se dedican simplemente a describir los hechos y suelen ser de una extensión breve, mientras que las más largas tienen un componente más de balance o sensibilización. En total, la cuestión se ha tratado en más de 400 informaciones, de las que casi todas (94%) son informativas y sólo una pequeña parte (6%) de opinión. Con todo, sin embargo, advierten que aún hay piezas extensas dedicadas sólo a describir la agresión, un hecho que consideran «peligroso» porque «cuando más larga es la información sobre un hecho tan concreto como el asesinato de una mujer, más fácil es caer en el amarillismo«. Ahora bien, destacan que la extensión media de las piezas ha crecido, un elemento positivo porque fundamentalmente es debido al incremento de informaciones de análisis o de balance, que contribuyen a mostrar la violencia machista como un problema estructural y no como un suceso aislado.

Otra de las cuestiones que aborda el informe, y que ha generado cierto debate en la presentación, es el anonimato, que según las recomendaciones debería mantenerse tanto para las víctimas como para los agresores. La realidad, sin embargo, es que a pesar de que se avanza hacia esta línea, aunque se protege más el anonimato de los agresores y, por ejemplo, hay piezas informativas que no mencionan el nombre de la víctima, pero sí su dirección, de modo que el anonimato no se garantiza. Con todo, desde algunos ámbitos -como desde el Master de Género y Comunicación de la UAB- se defiende la necesidad de explicar la vida de las víctimas -siempre con el permiso de la familia-, para mostrar que «eran mujeres normales y que esto [la violencia machista] le puede pasar a cualquiera», aparte de poder identificar al agresor.

Alrededor del anonimato, en las fotografías conviven lo que la ADPC considera «buenas prácticas», como las «fotos de recurso, las institucionales y las fotos sobre actos de rechazo» de la agresión, con las que tienen «relación con la víctima», que representan el 26% del total y que muestran, por ejemplo, los lugares de los hechos, que pueden incorporar detalles «por los que la víctima puede perder el anonimato». Además, el 4% de las imágenes muestran el cadáver de las víctimas o el momento en que se hace el levantamiento, un tipo de recurso que la entidad rechaza mostrar. A nivel de fuentes, se denuncia que todavía hay poca presencia «de expertos y expertas en las informaciones«, mientras perviven, si bien en un porcentaje bajo, las «fuentes no cualificadas», como familiares y vecinos, que no aportan nada significativo a la información. Y, fundamentalmente, lo que hacen es alimentar el sensacionalismo y reforzar los estereotipos.

Poner el foco en el agresor

El trabajo dedica una parte importante al análisis de los titulares y denuncia que hay una quinta parte de las piezas «en que el sujeto de la acción es el autor [de la agresión], éste se presenta como sujeto elíptico, es decir, sin ningún elemento identificable». Para la ADPC, «es necesario poner el foco en quién es el responsable de las agresiones y los feminicidios, porque esconderlo de forma impersonal o eludiendo los sujetos contribuye a desdibujar la realidad de los hechos». También se denuncia que varios titulares -el 6,6% del total- hacen alusión al modus operandi del asesinato, un hecho que no aporta nada más allá de la «morbo» y el «sensacionalismo». Aunque sea en pocos casos -en 13 titulares- aún se mantiene el verbo «morir», que nuevamente «difumina la responsabilidad del feminicidio ocultando al autor material de los hechos».

El informe recomienda a los medios «mostrar que el acto violento tiene consecuencias negativas para los agresores», pero la realidad es que la mayoría de los titulares «no muestran las consecuencias para el victimario«. Según el recuento, menos de tres de cada diez titulares referentes a agresiones lo hacen, ya sea para explicar que ha sido detenido o encarcelado, porque se ha entregado a la policía o porque se ha suicidado o ha intentado hacerlo. La ADPC considera importante mostrar las consecuencias para los victimarios porque así «se les aísla y se eliminan los espacios de convivencia con estos».

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