Según nos ha contado a Cope, Virginia, ella y su pareja estaban paseando a sus perros por la entrada a la Casa de Campo que está en el barrio de Batán cuando se encontraron con el desagradable episodio. Su chico intentó pararlos y, en cuestión de segundos, se vio rodeado por unos 15 menores: “le dieron en la cabeza, vino el SAMMUR, le estuvieron viendo y nos tuvimos que ir al hospital a que le pusieran cuatro grapas. El brazo también lo tiene con golpes al intentar separar al chico al que estaban pegando”.
Él ha tenido más suerte que el otro chico al que estaban agrediendo para robarle el móvil y la cartera, ya que ha tenido que ser ingresado en el hospital con una fuerte contusión. De momento, hay 8 menores detenidos.
Según nos ha contado Sara, otra vecina de la zona, es un problema que llevan sufriendo desde hace más de año y medio, cuando convirtieron el antiguo albergue juvenil de la Casa de Campo en un centro de acogida para menores. Era una medida provisional que con el tiempo se ha convertido en permanente, en un centro, nos explica Sara, que no está preparado para esta cumplir esta función: “no tienen control ninguno, es un centro abierto, es un albergue que no está preparado para este tipo de casos. Ellos se escapan y se hacen con el arma de turno que encuentran”.
Los vecinos reconocen que se ha reforzado la presencia policial en la zona con drones, con patrullas normales y hasta con policía secreta. Pero vecinos y agentes coinciden en que la Casa de Campo les permite esconderse muy bien por la noche y con mucha rapidez, por lo que se hace más complicado todavía dar con ellos. Han pasado de casos más aislados antes del confinamiento, a registrar hasta dos y tres robos al día en estas últimas semanas, siempre a colectivos más vulnerables, como personas mayores, jóvenes y hasta mujeres embarazadas Y casi todos con violencia, que es lo que más preocupa a los vecinos. Por eso están uniendo fuerzas y preparando una manifestación para darle más voz a su problema con un recorrido por el barrio. «Estamos intentando aunarnos con otras asociaciones de los barrios vecinos como Lucero, Paseo de Extremadura e, incluso Aluche, porque también nos han llegado casos de allí. Ya somos más de 400 miembros que intentamos buscar una solución porque hay muchísimos afectados”, concluye Sar