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Margot Frank también escribió un diario

El País.- La donación de dos fotos de la hermana de Ana Frank arroja algo de luz sobre la adolescente, que sufrió el mismo final

“Escuchamos a menudo la radio porque estamos en un momento difícil, al tener frontera con Alemania y siendo [Países Bajos] pequeño; nunca nos sentimos seguros”. Margot Frank, la hermana mayor de Ana, plasmó así la preocupación de la familia en una carta escrita en Ámsterdam el 27 de abril de 1940 destinada a Betty Ann Wagner, una adolescente que vivía en Danville (Estados Unidos) y tenía su misma edad: 14 años. Es de los pocos testimonios de Margot Frank que han sobrevivido porque el diario que llevó durante sus días en Ámsterdam se ha perdido, a diferencia de lo ocurrido con el de su hermana pequeña. En julio de 1942, y poco antes de ocultarse con su familia y otras cuatro personas, Ana escribió en su diario que su hermana llevaba uno propio y la describe con admiración: “Si hubiera una mención cum laude, se la habrían dado. Así es de lista”.

Las dos hermanas tuvieron el mismo espantoso final, con pocos días de diferencia, en febrero de 1945 en el campo de concentración nazi de Bergen-Belsen, pero la fuerza (y la supervivencia) del relato elaborado por Ana durante su encierro ha eclipsado la figura de Margot, casi una desconocida. La reciente donación de dos fotografías en las que aparece sonriente, antes de que todo diera un vuelco irreversible, aportan algunos detalles sobre su vida.

Margot Frank nació en 1926 en Fráncfort, igual que Ana, y emigró con sus padres, Otto y Edith, a los Países Bajos en 1933, cuando comenzaron las medidas contra los judíos en Alemania. Hitler fue elegido canciller ese año, y Otto Frank abrió en Ámsterdam la sucursal de una fábrica de pectina —un espesante utilizado en la alimentación— y especias. Margot tenía entonces siete años y, a pesar de que llegó a clase sin saber neerlandés, sobresalió pronto en los estudios. Tras la primaria, asistió al instituto de secundaria municipal femenino, y destacó en ciencias y matemáticas. Una de sus compañeras, Jetteke Frijda, decía de ella que “es la mejor en todo, pero no presume; puedes fiarte y aprender de su ejemplo. Habla poco de sí misma y poco en general”, según se recoge en la documentación expuesta de la Casa de Ana Frank.

Cuando los nazis expulsaron a los judíos de las escuelas públicas, Margot fue al Liceo Judío. Poco después, la joven recibió una orden para ser trasladada a un campo alemán de trabajo, y sus padres, decidieron esconderse en la parte de atrás de una casa. Antes habían intentado sin éxito marchar a Estados Unidos.

Las imágenes donadas, en blanco y negro, están fechadas en el verano de 1941. En la primera, Margot, que tenía entonces 15 años, aparece a la derecha, junto a una amiga del club de remo. En la otra, está en el centro, en uno de los botes. Las imágenes fueron tomadas por Roos van Gelder, la instructora de remo, que trabajaba en la Asociación para la Promoción de los Deportes Acuáticos de Ámsterdam. Un mes más tarde, todo cambió: ninguna de las dos hermanas pudo regresar al club por ser judías. Las fotos han sido cedidas a la Casa de Ana Frank por Paul Mesinga, sobrino de la instructora.

A Margot le habría gustado ser comadrona, y en 1941 se sumó al club sionista neerlandés para jóvenes que deseaban emigrar a Palestina y fundar un Estado judío. En el escondite, hasta su arresto por la Gestapo, el 4 de agosto de 1944, la relación con su hermana pequeña tuvo altibajos. “No me llevo bien con Margot (…) su manera de ser y la de madre son tan distintas a la mía”, anota Ana en el Diario. También dice que bromea sobre “lo doña perfecta” que parece Margot, porque “tal vez le enseñe a no ser tan buenecita”. A pesar de las tensiones, la convivencia mejoró finalmente. Se impuso el afecto: “Anoche estuvimos juntas en mi cama. No cabíamos, pero eso mismo hizo que fuera muy divertido”. El pasado 16 de febrero, Margot Frank habría cumplido 94 años.

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