Marina Marroquí: «Los adolescentes han normalizado aspectos de la violencia de género como el control y los celos»
- La educadora social y experta en violencia de género aborda en esta entrevista diferentes pautas para prevenir y detectar las relaciones tóxicas entre los más jóvenes.
- «A las mujeres nos inculcan que perdonar es de buenas personas pero no que hay cosas que no podemos perdonar».
- «Por desgracia la mayoría de las mujeres que vivimos violencia de género salimos de ella en el último de los estadios».
En la adolescencia y durante tres años sufrió en sus propias carnes el azote de la violencia machista. Tardó otros siete en romper su silencio, recomponer los pedazos y volver a vivir. Decidió convertirse en educadora social y, desde entonces, dedica toda su energía a impartir talleres a los más jóvenes dirigidos a la prevención y detección precoz de la violencia de genero.
En esta entrevista con Marina Marroquí charlamos sobre la importancia de detectar y cortar por lo sano una relación tóxica en la adolescencia y sobre como los falsos mitos sobre el amor romántico que se empeña en promover la sociedad actual enmascaran las primeras señales de la violencia de género.
¿Qué caracteriza a la persona tóxica en su conducta?
Normalmente el maltratador lo que quiere es el control sobre la víctima. Ir haciéndola pequeña e ir minando su personalidad y su autoestima para creerse superior. Es una cuestión de poder y de control, no tanto de violencia. La violencia es lo que utilizan cuando pierden ese control. Por eso la violencia de género no se puede atajar únicamente de manera particular o de pareja, hay toda una sociedad que casi la ha convertido en una cultura, que la avala y la permite. Es muy importante no solo preguntarse por qué el maltratador maltrata sino por qué la sociedad no es capaz de identificarlo o por qué el maltratador en muchas ocasiones lo que más repite es ‘yo no he hecho nada malo’. En mi taller Detección precoz de violencia de género, por el que han pasado hasta la fecha 80.000 adolescentes, empiezo trabajando precisamente por eso. Es imposible que identifiquen la violencia de género si cuando les pongo una escena de 50sombras de Grey o A tres metros sobre el cielo hay un suspiro general.
Necesitamos ver cómo nos va educando la sociedad porque con cierto tipo de publicidad, de música, de cine… lo que hace es crear la trampa perfecta para que la víctima no pueda identificar una relación tóxica. Lo más peligroso de la adolescencia, además, es que han normalizado muchos aspectos de la violencia de género como el control y los celos: el confío en ti para tener todas tus claves de redes sociales o yo ya no voy a subir ninguna foto a mi Instagram como hacía antes porque tengo novio está totalmente generalizado en la sociedad.
De hecho, en tus talleres muchas chicas identifican entre las cualidades de su chico ideal ‘el punto chulo’ o que sea ‘celoso’.
Hay que trabajar la sociedad y la cultura porque éste es el modelo que les venden como ideal pero no nos enseñan, sin embargo, que si alguien parece un chulo es porque a lo mejor lo es. Hay que desmontar todo eso y, sobre todo, ver el riesgo que tiene porque puede ser que no veas que una relación te va consumiendo y no eres feliz porque ese es el ideal de ‘malote’ en esta sociedad. Y esta es una de las cosas que estoy abordando en los últimos años de manera brutal porque la violencia de género se representa en los adolescentes a través del control de celos pero también se está inoculando de manera muy peligrosa la violencia sexual. En muchas ocasiones cuando les explico en mis talleres lo que es una violación o lo que es un abuso ellos no lo reconocen como tal. Tienen totalmente normalizado que si es tu novio lo tienes que hacer porque sí o que tienes que hacer prácticas que a ti no te gustan como el sexo anal porque sino eres una estrecha.
Muchos adolescentes se están educando sexualmente a través de la pornografía y toman como normales algunas prácticas que en realidad no lo son.
Es el principal problema. Los adolescentes comienzan a consumir pornografía a partir de los diez años, a partir de los doce ya lo hacen prácticamente de manera diaria. Cuando en mis talleres me comentan los vídeos que ven o que reciben describen auténticas barbaridades. Estamos hablando de violaciones con asesinatos escenificados, de videos de pederastia o con un contenido de violencia que no tiene nada que ver con la idea de pornografía más blanda que podemos tener la mayoría en la cabeza. Ellos ven sadismo. El deseo es una construcción social y ellos han construido su deseo a través de la pornografía y a base de violencia. Y las chicas también ven esa pornografía para conocer cuál es su papel en el sexo. Hemos dejado abandonada una educación sexual adaptada a los tiempos que corren y a las necesidades que ellos tienen, ya no solo cómo ponerse un preservativo sino todo lo demás, toda la cuestión de deseos y de educación afectivo-sexual. ¿Qué ha pasado? Que los adolescentes no conciben lo afectivo-sexual, lo sexual forma parte del ocio con todos los peligros que esto conlleva.
Me encuentro muchísimos casos de chicas que me dicen: mi novio es maravilloso, le quiero muchísimo, no me trata mal pero para hacerlo y que le guste me tengo que poner a cuatro patas y me tiene que tirar del pelo o estrangular. Ellos han construido su deseo con violencia y cuando se tienen que enfrentar a relaciones afectivas no saben hacerlo. Y muchos chicos me cuentan problemas de erección o de deseo sexual porque no saben enfrentarse a esto: pueden estrangularlas o pueden eyacular en su cara pero no pueden darle un beso o abrazarla cuando lo hacen. Solo hay que ver los últimos años en violencia sexual en este país. Si algo tienen en común los violadores de La Manada, la Arandina o de Manresa es que ellos dicen que no han hecho nada, que solo estaban escenificando su película porno. ¿Hasta qué punto por no trabajar culturalmente el machismo vamos a crear una generación de ‘violadores buenas personas’? Porque el dolor de la víctima es igual le viole una buena persona o una mala persona. El trauma de la violación es exactamente el mismo. La cuestión es que la otra persona piensa que no pasa nada porque en todas las películas que ve ella dice ‘no, no, no’ y llora hasta que al final le gusta.
¿Están padres y escuela educando a los niños en una idea de amor romántico que no corresponde a la realidad y les puede hacer más vulnerables a la hora de aceptar relaciones que no les convienen?
El amor romántico está basado en el machismo que nos ha educado y es un amor que nos cuenta que el amor todo lo puede, que pase lo que pase el amor va a triunfar, que te enamoras a primera vista y ese amor va a ser para siempre, que quien bien te quiere te hará llorar o que el amor vale la pena. ¿Y por qué vale la pena el amor y no la alegría? ¿Por qué tenemos un concepto de amor ligado al sufrimiento? A las mujeres nos inculcan que perdonar es de buenas personas pero nunca nos dicen hay cosas que no podemos perdonar. ¿Dónde está esa línea roja? En mis talleres me contestan: ‘si me pega o me pone los cuernos’. Son los dos únicos motivos que tienen los adolescentes y también muchísimos adultos para dejar una relación. El amor está tan idealizado que hasta cuando lo criticas te tachan de no ser romántica o de no creer en el amor pero está tan inoculado un amor ligado al sufrimiento y que siempre vale la pena que lo que hace es que no puedas identificar las primeras señales de violencia de género y lo enmascares en ese amor maravilloso que lo puede todo.
Los datos son demoledores: 1 de cada 3 adolescentes sufre violencia de género. ¿Cómo es posible que el nivel en las nuevas generaciones sea similar al de las anteriores con todo el trabajo social que se está realizando? ¿Qué es lo que falla?
Esto ha sido el gran chasco generacional. Creímos que esta nueva generación iba a ver cerrado el racismo, el machismo, la lgtbifobia y nos hemos dado cuenta de que no es verdad porque eso no pasa por mutación genética. No hemos trabajado lo suficiente, en las escuelas no hay una asignatura que trabaje con la igualdad. He pasado por la vida de 80.000 adolescentes pero soy solo unas horas en los institutos a los que voy. Los profesores salen sin formación en igualdad y prevención de violencia de género de las universidades. ¿Qué estamos haciendo realmente? Hemos descuidado la educación afectivo-sexual y hemos dejado que eduque la pornografía pero también programas, películas o series como Hombres Mujeres y Viceversa, 50 Sombras de Grey o La que se avecina. Los padres están muy concienciados a lo mejor en pornografía pero no en otros contenidos que quizás sus hijos ven durante horas todos los días. Sinceramente, creo que las familias y las escuelas públicas están haciendo un sobreesfuerzo por inocular la igualdad pero hasta que no se haga un cambio cultural, mientras se sigan escuchando canciones que sigan diciendo que ‘ella era para mí y yo le di lo suyo y lo de su prima’… La cultura, el cine, la música también construyen y en la etapa adolescente puede influir más lo que dice el youtuber de turno que toda tu familia. El sistema educativo ha empezado con mucha voluntad por parte del profesorado pero a nivel institucional todavía no se ha implantado ninguna asignatura y es urgente. Hay que dejar los vetos morales a un lado porque la adolescencia y esta nueva generación necesita dar carpetazo al machismo, la legtbifobia, el racismo… porque todos ellos se rigen por el mismo principio: una persona que se cree superior a otra.
Antes de llegar a la violencia física existen otros muchos factores de riesgo. ¿Cuáles son las señales que podrían hacer sospechar a una adolescente que está inmersa en una relación tóxica?
Es importantísima la detección precoz e insisto mucho ella porque ahora mismo por desgracia la mayoría de las mujeres que vivimos violencia de género salimos de ella en el último de los estadios, cuando es más grave y cuando el maltratador ya ha destrozado por completo tu autoestima, tu personalidad, tus vínculos sociales y tu estabilidad emocional. Sales por vida o muerte, cuando te ha dejado tan destrozada que o te mata él o te tiras tú por un puente.
Para erradicar la violencia de género lo que tenemos que trabajar es la detección precoz. Estando uno o dos meses con una persona puedes saber que no va a salir bien y que no tienes por qué seguir aguantando ni perdonando por amor. Lo que yo hago precisamente es contar mi historia, como sufrí violencia de género y me maltrataron desde los 15 a los 19. Y si les llega tanto es porque soy sincera, porque no intento dar lecciones de nada, porque soy el ejemplo a no seguir y porque les cuento cómo me vi envuelta en un infierno del que casi no salgo. Y a partir de ahí, ofrezco pautas sobre cómo detectar a un maltratador en doce sencillos pasos antes de que llegue a la violencia: es un persona que te hace sentir culpable constantemente de todos sus problemas, es una relación en la que siempre tienes que ir de puntillas evitando broncas, en la que tienes que pensar todo lo que dices por si se enfada, por si te hace sentir culpable o lo utiliza en tu contra, es una persona que siempre estropea las ocasiones especiales, ya sea tu cumpleaños o Nochevieja, que tiene que sacar su marrón para que acabes llorando, que tiene celos de cualquiera, que te chantajea o te insiste hasta que tienes relaciones sexuales y si no, es que no vales par nada. Al final, se trata de atajar esas primeras violencias para que la víctima pueda salir antes de tener secuelas de por vida.
¿Qué pasos debe dar la adolescente cuando toma la decisión de alejarse de esa relación tóxica?
En cada taller me encuentro con chicas que han sufrido violencia de género o violencias sexuales. Hay casos demoledores y como los suelo hacer en espacios con grandes aforos siempre recomiendo a los institutos que esté el equipo psicopedagógico allí. Porque si algo tienen en común la inmensa mayoría de los casos es que las adolescentes siempre dicen que eso a sus padres no se lo pueden contar. No por falta de confianza o porque tengan unos padres malos sino porque en la adolescencia el miedo a defraudar a los padres es muy grande. Aunque los padres piensen que sus hijos pasan de ellos si algo les frena es el miedo a defraudar y a avergonzarles, a no estar a la altura de lo que ellos esperaban. Por eso es muy importante el trabajo del centro una vez que me yo me voy y se ha detectado algún caso porque la violencia de género es un problema integral en el que tienen que unirse el grupo de iguales: las familias, los amigos y la escuela para hacer un bloque contra el maltratador y proteger a la víctima.
Como padres, ¿qué ayuda podemos ofrecer a nuestros hijos para que salgan de esa relación o bien para que no entren en una?
El papel más difícil de todos lo tiene la familia porque estás viendo como tu hija se está metiendo en una relación que la está destruyendo y no te hace caso. Los padres y las amigas suelen ser las primeras personas en identificar la relación de maltrato porque dejas de salir con las amigas, empiezas a vestir diferente, tu vida gira únicamente en torno a él, dejas tus aficiones… Aquí hay dos cosas fundamentales. La primera que la violencia de género hay que prevenirla. Posiblemente no puedas evitar a través de la educación que tu hija conozca a un maltratador pero sí puedes construir una relación de confianza para que con las primeras señales pueda hablar contigo y, entonces, poder sacarla. La comunicación, la confianza y la compresión son clave desde la infancia para que tener una relación no sea tema tabú. El sexo y las relaciones siguen siendo temas tabú en las familias y si no es tan tabú ya que tengas novio si lo es que si no te gusta un chico puedas dejarlo y irte con otro. Por eso cuando a los 16 les empiezan a tratar mal no saben dejar a su novio porque creen que dejarle es como fracasar.
Obviamente, a las familias lo que les pide el cuerpo es quitarle el móvil, la tablet, encerrarla y no dejar que ese tío vea más a su hija. Lo que pasa es que el maltratador es un manipulador, un victimista y un chantajista profesional y si los padres optan por la oposición a esta persona posiblemente la lances más a sus brazos. Por eso es muy importante tener otro tipo de pautas que básicamente consisten en jugar a su juego. Por ejemplo, si el maltratado estropea todas las ocasiones especiales hay que invitarle a las fiestas porque probablemente la va a liar y no va a poder echar la culpa a nadie. Hay que reforzar mucho los vínculos, organizar muchas actividades de ocio, muchos momentos divertidos… para que su cerebro se de cuenta que la felicidad no es lo que el maltratador le pinta y es un proceso muy doloroso porque no hay una frase mágica que le haga sacar la venda de los ojos y ver la realidad. Lo único que se puede hacer es acortar los tiempos e intentar que esa relación se acabe cuanto antes.
Una adolescente que se ha visto inmersa en una relación tóxica, ¿será más propensa a caer en otra?
Cuando damos las estadísticas de violencia de género muchas mujeres se escandalizan y cuando decimos 1 de cada 3 la han sufrido nos dicen es imposible. ¿Por qué? Porque hay una falsa definición de violencia de género en la sociedad, solo tenemos en cuenta los casos en los que te intentan apuñalar o te intentan matar, los casos más extremos. Muchísimas mujeres han tenido relaciones de violencia de género pero han salido de ella en las primeras etapas por mil razones: porque alguien les ayudó a hacerlo o porque el destino hizo que escaparan a tiempo y ellas nunca reconocerán que fueron víctimas de violencia de género. ¿Qué pasa? Que si diez años después, cuando te lo encuentras por la calle te sigue dando un vuelco el corazón o te sigues acordando del capullo que te perseguía no era solo una relación mala, era una relación de violencia de género.
A las mujeres nos cuesta muchísimo identificarnos como víctimas y necesitas, además, mucha ayuda psicológica. En mi caso aunque me llevé palizas, cortes, violaciones y quemaduras tardé cinco años en poder decir la palabra maltrato en voz alta porque no quería identificarme como mujer maltratada. Cuando sales de una relación en la que se te ha anulado psicológicamente aunque no seas consciente, si no tienes ayuda profesional y no vuelves a recuperar esas herramientas psicosociales que el maltratador anuló eres carne de cañón para cualquier otro. Por eso es muy importante cuando salen de la relación tengan ayuda profesional porque necesitamos reestructurar esos valores tóxicos que el maltratado ha inoculado para poder volver a tener una relación sana.