Marsiyach: “Se han reído de mí muchas veces por patinar”
La Vanguardia.- Pere Marsiyach, subcampeón del mundo en el 2018, buscará este sábado la medalla de oro en el Palau Sant Jordi
Pelear contra los estereotipos y derribar barreras que la sociedad impone por cuestión de género es una tarea titánica. Pero hay quien, como Pere Marsiyach (1996), se encarga de ello desde que se levanta hasta que se acuesta. Este matemático de Cardona es además campeón de España 11 veces, tricampeón de Europa y subcampeón del mundo en el 2018 de patinaje artístico sobre ruedas, su verdadera pasión.
Pese a su descarada juventud, Marsiyach es una estrella en su deporte, del cual se enamoró por una atracción innata por el arte. “Vengo de Cardona, donde no hay muchas opciones. Mis padres me llevaban a ver el festival de patinaje y yo me quedaba las tres horas embobado”, recuerda emocionado. Le deslumbraron la parte artística, “la creatividad, la música, la pasión, el sentimiento, la expresión… que muchos otros deportes no tienen”.
Los comienzos de Marsiyach en el patinaje fueron tardíos. No fue hasta su adolescencia cuando dejó su timidez a un lado y aceptó que lo importante era disfrutar con lo que hacía. Ahí decidió entrenarse más y comenzó a competir. “Para mí era una extraescolar más, me entrenaba sólo un día a la semana. Poco a poco me di cuenta de que no era un hobby sino un estilo de vida y ahí fui yo el que decidí que quería más”, señala en una conversación con La Vanguardia.
Pelear contra los estereotipos y derribar barreras que la sociedad impone por cuestión de género es una tarea titánica. Pero hay quien, como Pere Marsiyach (1996), se encarga de ello desde que se levanta hasta que se acuesta. Este matemático de Cardona es además campeón de España 11 veces, tricampeón de Europa y subcampeón del mundo en el 2018 de patinaje artístico sobre ruedas, su verdadera pasión.
Pese a su descarada juventud, Marsiyach es una estrella en su deporte, del cual se enamoró por una atracción innata por el arte. “Vengo de Cardona, donde no hay muchas opciones. Mis padres me llevaban a ver el festival de patinaje y yo me quedaba las tres horas embobado”, recuerda emocionado. Le deslumbraron la parte artística, “la creatividad, la música, la pasión, el sentimiento, la expresión… que muchos otros deportes no tienen”.
“Estamos en una sociedad en que no tiene sentido decir que algo es de chicas y algo es de chicos”
Los comienzos de Marsiyach en el patinaje fueron tardíos. No fue hasta su adolescencia cuando dejó su timidez a un lado y aceptó que lo importante era disfrutar con lo que hacía. Ahí decidió entrenarse más y comenzó a competir. “Para mí era una extraescolar más, me entrenaba sólo un día a la semana. Poco a poco me di cuenta de que no era un hobby sino un estilo de vida y ahí fui yo el que decidí que quería más”, señala en una conversación con La Vanguardia.
Sin embargo, la sociedad todavía no parecía preparada para aceptar determinados cambios que muchos deportistas promueven, algo que pasó factura a Marsiyach desde muy pronto. “Siempre he defendido que el patinaje artístico no es sólo un deporte de chicas, pero estamos en una sociedad que injustamente asocia todo, tanto el deporte, como los juguetes o actitudes, a los sexos. Y hace que muchas personas tengan que sufrir insultos. Se han reído de mí muchas veces o me han dicho que era un deporte de chicas, sobre todo en secundaria. Pero esto me ha servido para hacerme más fuerte y lo importante es hacer lo que a uno le gusta”, sentencia.