Más de la mitad del alumnado trans sufre transfobia fuera de las aulas
El Correo.- Según un sondeo elaborado por La Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (FELGTB) el 60% de los jóvenes trans no realiza actividades en el ámbito de la educación no formal por miedo al rechazo
Los delitos y discursos de odio contra el colectivo LGTBI están en el punto de mira. El asesinato de Samuel Luiz en A Coruña a manos de una manada de jóvenes que le propinaron una brutal paliza, o la manifestación un centenar de ultraderechistas en Chueca al grito de «fuera, maricas, de nuestros barrios» o «fuera, sidosos, de Madrid» son las evidencias más recientes de una de las mayores lacras de nuestra sociedad. Lo preocupante es que este tipo de situaciones llegan a espacios que deberían estar totalmente libres de cualquier tipo de violencia. La Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (FELGTB) ha presentado los datos extraídos de una encuesta realizada a una muestra de jóvenes y menores trans de todo el territorio estatal y sus familias que revela que el 52% de las personas trans ha sufrido transfobia en actividades de educación no formal como campamentos o actividades extraescolares.
El sondeo, que se realizó entre 70 jóvenes de entre 18 y 25 años y 27 familias, ofrece datos significativos sobre los obstáculos que afrontan: un 63% de las personas trans que participaron en actividades de educación no formal denunció que nunca o rara vez se dirigían a ellas según su identidad de género y su nombre. Además, una de cada cuatro no realizó actividades en el ámbito de la educación no formal, el 60% de ellas, por miedo al rechazo por ser trans. Además de no ver respetada su identidad de género, denuncian que sufrieron preguntas inadecuadas sobre cómo era su cuerpo, genitales u otros tipos de curiosidades inapropiadas (36%) y se vieron en la obligación de usar los aseos correspondientes al género que se les asignó al nacer y no al propio (33%), entre otras discriminaciones. Por otro lado, el 35% de los encuestados nunca informaron a nadie sobre la situación que estaban viviendo.
Es reseñable que en plena era de las libertades y en un país situado entre los cinco que mejor protege los derechos y la integración de las personas del colectivo LGTBI, según un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que apunta a que las leyes y normas españolas cumplen el 69% de los estándares internacionales marcados en 2019 de cara a la igualdad y la integración de esta comunidad, continúa habiendo una cifra negra muy elevada que corresponde a todos aquellos delitos de odio que no se denuncian, por reticencia o miedo, y que «impiden conocer el verdadero alcance de la victimización».
Impacto emocional
Según el último informe sobre la evolución de los delitos de odio en España (Ministerio del Interior, 2019), ese año se registraron 1.706 delitos de esta índole. De ellos, 278 fueron por orientación sexual e identidad de género. Es decir, un 16,3% del total, siendo la tercera causa de todos los tipos de discriminación que motivan los delitos de odio. Las personas trans que han participado en este estudio afirmaron que este tipo de situaciones les generaron un fuerte impacto en su estado emocional. El 94% experimentó un aumento del malestar que sentían con su identidad de género; el 88% sufrió emociones intensas de miedo o tristeza; el 61% tuvo ideaciones suicidas; el 50% se autolesionó tras estas experiencias y a un 17% le condujo a un intento autolítico.
Ante estos datos, el vicepresidente de FELGTB, Mané Fernández, ha solicitado que, en el marco de las competencias autonómicas, «se revise la regulación de las políticas públicas en materia de educación no formal para que haya medidas que integren la diversidad afectivo-sexual, de género y familiar». Del mismo modo, reivindicó como «trascendental» que personas tituladas en monitoraje, coordinación, dirección de tiempo libre o perfiles profesionales con este enfoque «reciban formación en diversidad afectivo-sexual, familiar y de género y que esta materia sea abordada en los cursos de capacitación de una manera efectiva».
Educar en la diversidad
Una de las claves para tratar la raíz de esta problemática y la mejor herramienta para combatir la LBTGifobia que últimamente reputa en las calles, según indicó el coordinador de Educación de FELGTB, Alberto Alba, consiste en abordar una educación sexual integral e inclusiva. Alba ha recordado que, «a pesar de ser obligatoria según la ley actual, la realidad es que se imparte de manera muy minoritaria en España y solo gracias al esfuerzo económico de las entidades LGTBI».
Para promover los beneficios de la educación en diversidad entre el alumnado, los centros educativos, las familias y la sociedad en general, FELGTB ha lanzado una campaña que busca recaudar fondos para seguir impartiendo charlas sobre diversidad afectivo-sexual, de género y familiar en centros de enseñanza de la mano de expertos en la materia. «Supuso una oportunidad de construir en nuestro instituto un ambiente más abierto y respetuoso»; «después de aquello dejé de sentirme rara»; «te hace ser conscientes de que tú misma puedes salir del acoso escolar» o «entendí que si no era parte de la solución sería parte del problema», son opiniones reales de jóvenes de distintos puntos de España que han recibido este tipo de charlas. Con esta iniciativa, la Federación también ofrece materiales educativos como El abecedario de la diversidad o Libros contra el odio a todo aquel docente interesado en luchar contra la LGTBIfobia con la mejor arma, la educación.