Menores: una vida violenta vinculada a drogas, armas y redes sociales

Fuente: LA Nación
Fecha: 21/06/2017

Tienen fácil acceso a las drogas y a las armas. No dudan en matar. Son hiperviolentos y activos usuarios de las redes sociales, en las que se muestran con pistolas y con parte del botín obtenido en un asalto. Al contrario de lo que ocurría hasta hace dos décadas, los menores delincuentes cometen la mayoría de los robos en el barrio en el que viven. Ése es el perfil de los chicos de menos de 16 años acusados de estar vinculados con los homicidios más resonantes de este año.

Rodrigo, alias «Pipi», de 16 años, no tenía problemas en subir fotos en la red social Facebook posando con una pistola calibre 45. Con esa arma asesinó de un balazo al remisero Ricardo Almeyda, de 65 años, en San Justo. Sentado en la butaca del conductor del Fiat Siena, le disparó al vecino que le había entregado el auto, porque el hombre le recriminó que no sabía manejar y le rompería la caja de velocidades. La vaina del proyectil fue secuestrada por la policía dentro del vehículo.

«Pipi» vive en el barrio 20 de Junio, a siete cuadras del lugar en el que mató al remisero. Su cómplice, Alexis, alias «Owen», reside en el barrio Puerta de Hierro, en Isidro Casanova. «Pipi» fue detenido a partir de las pistas que dejó en su perfil de Facebook. En el momento del crimen tenía 15 años. Mientras que «Owen», de 16, todavía sigue prófugo. En un video, grabado con un teléfono celular, que se difundió por distintas redes sociales se podía observar al menor delincuente disparando al aire su pistola calibre 45, mientras su novia lo alentaba.

Por este hecho fue detenido el 18 de mayo pasado. Debido a que, por su edad, es inimputable, fue liberado y entregado a sus padres, pocos días después. «Pipi» cumplirá 16 años el viernes próximo y registra antecedentes desde hace dos años. En ese tiempo nadie lo dejo detenido más de 15 días.

«El ciento por ciento de los menores que cometen delitos graves tienen un alto grado de compromiso con sustancias adictivas. Además, consiguen armas en cualquier lugar, como, por ejemplo, porque se las dejan debajo de un banco de una plaza. Esas armas se las acerca un adulto u otro menor», explicó Rodolfo Brizuela, ex juez de menores de La Matanza, con 36 años de experiencia en ese fuero.

Carrera delictiva

Antes de que lo detuvieran por el homicidio del remisero Ricardo Almeyda, «Pipi» desarrolló una carrera delictiva que comenzó el 19 de abril de 2016, cuando fue detenido a raíz de que un vecino denunció que dos chicos quisieron robarle el auto, en Hipólito Irigoyen y Bermejo, en San Justo.

Diez días después, fue detenido otra vez. Un grupo de policías lo persiguió hasta León Gallo y Salta, en San Justo, luego de que le robaron el Chevrolet Agile a un vecino. «Pipi» volvió a ser apresado el 25 de septiembre de ese año por asaltar con un arma a una mujer.

El 18 de mayo pasado fue detenido por quinta vez en un año. Un vecino dijo que lo vio circulando en la moto que le había robado a punta de pistola. Tal como ocurrió en las otras cuatro oportunidades, la Justicia volvió a poner a «Pipi» en la calle. El 3 de junio, en compañía de su cómplice de siempre, «Owen», mató a Almeyda.

La nieta de la víctima, de 9 años, estaba a 20 metros. Estuvo contenida en un centro asistencial por los ataques de pánico padecidos tras ver el asesinato de su abuelo.

Según fuentes policiales, «Pipi» cometió todos los asaltos en un radio de pocas cuadras alrededor de su casa. Como tenía 15 años era inimputable. Si hubiera demorado dos semanas en concretar el ataque contra el remisero Almeyda, habría tenido la edad para enfrentar un proceso penal, debido a que el 16 de junio cumplió los 16 años.

«La cuestión de los menores que cometen delitos no se soluciona con la baja de la edad de imputabilidad. Falta una política de Estado para erradicar las armas y las drogas y llevar a los chicos a la escuela. Se trata de un plan a 30 años cuyos resultados no verán los responsables de la administración que comience a aplicar esas medidas», explicó Brizuela.

En la misma semana que «Pipi» mató al remisero Almeyda, en San Justo, un menor de 16 años llamado Axel fue detenido, acusado de asesinar a Agustín, de tres años, cuando le robó $ 180 a su padre que regresaba a su casa, luego de comprar pizza, en Lomas de Zamora.

Tanto el padre de Axel como su tío coincidieron en que el chico delincuente es adicto al paco. El adolescente integra una banda de menores conocida como los «Toritos», que roban a los vecinos del barrio.

Trascendió que Axel podría quedar en libertad por falta de pruebas. Sin embargo, fuentes policiales descartaron esta versión. Sostuvieron que Martín, el padre del chico asesinado, reconoció a Axel como el autor del disparó y dijo que después de asesinar a su hijo se reía.

Características compartidas

La droga, siempre presente

El consumo cotidiano de sustancias psicoactivas es un rasgo común entre los adolescentes en conflicto con la ley penal. En los últimos casos de asesinatos en los que se vieron involucrados menores inimputables quedó en evidencia el consumo de paco.

Acceso a las armas

Para estos jóvenes es muy fácil conseguir una pistola y construyen su personalidad con el imaginario de poder personal que da ese arma.

Redes sociales

Al igual que una parte importante de la sociedad, los menores delincuentes comparten sus actividades en las redes sociales, en las que transmiten fotos y videos con sus armas. También relatan las peripecias de sus delitos y reciben la aprobación de sus amigos.

Territorialidad

Esos adolescentes roban y matan en los alrededores de sus barrios. No les incomoda ser reconocidos por sus vecinos. Además, pertenecen en general a familias ensambladas y varios de sus familiares pasaron por prisión.

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