Niños con baja autoestima, frustrados e irascibles, ¿usan los menores de 14 años las redes demasiado pronto?
- Aunque la edad recomendada para que empiecen a usarlas son los 14 años, la mayoría se adelanta
- Un uso descontrolado en edades tempranas puede derivar en problemas de ansiedad y frustración
Rtve.- En la primera década del siglo XXI la sociedad comenzó una transición meteórica entre el mundo analógico y el digital. Desde el 2010 al 2021, el uso de los smartphones, las tabletas y las redes sociales se ha extendido por todos los ámbitos de la población mundial.
Sin embargo, mientras que la mayoría de las personas -incluso aquellos adolescentes pertenecientes a la generación Z– han experimentado un salto de lo analógico a lo digital, ya existe un sector de la población que ha nacido y crecido prácticamente con un dispositivo móvil bajo el brazo.
Se trata de la denominada generación Alfa, la prole de los millennials, y su inicio se establece con los nacidos en el año 2010. Estos menores de 11 años han conocido el mundo que les rodea con acceso a Internet en la palma de su mano.
Por esta razón, son capaces de aprender a utilizar las herramientas digitales de una forma más rápida que sus predecesores y tienen más confianza en sí mismos a la hora de realizar las mismas acciones que ven de los adultos por las redes sociales.
Pero, ¿son realmente conscientes de las consecuencias de sus actos en los medios digitales?
El caso trágico del reto viral de TikTok en Italia
En la ciudad italiana de Palermo, Sicilia, una niña de tan solo 10 años murió al intentar realizar el #BlackoutChallenge. Este “desafío del desmayo” consiste en aguantar la respiración el máximo tiempo posible para ganar a tu oponente, todo ello grabándolo.
Antonella Sicomero, que es como se llamaba la niña, fue encontrada por su hermana pequeña en el suelo del baño con un cinturón de un albornoz atado al cuello. La menor había sufrido un desmayo mientras aguantaba la respiración y en el traslado al hospital entró en un coma del que no pudo salir.
A pesar del impacto que tuvo esta trágica historia en todo el país, pocos días más tarde otro menor italiano, de 9 años, acabaría con su vida realizando el mismo reto en su casa, y un tercero pudo salvarse gracias a la intervención de sus compañeros que lo encontraron colgado en el baño del colegio.
La ley italiana impide hacerse perfiles sociales a los menores de 14 años, por lo que, tras los hechos acaecidos, solicitó a la red social TikTok -donde subían sus publicaciones estos menores fallecidos- bloquear a aquellos usuarios que no tenían registrada la edad.
La aplicación originaria de China ha querido dar un paso más y actualmente, si en su buscador escribes la etiqueta del desafío, salta un mensaje advirtiéndote de que en TikTok no permiten “la realización, la imitación ni el fomento de acrobacias peligrosas por parte de aficionados”, así como de “ningún tipo de comportamiento arriesgado que pueda causar lesiones graves o incluso la muerte”. Además, piden a los usuarios que denuncien aquella clase de contenidos que vulneren las normas de la comunidad.
¿Está regulado en España el uso de las redes sociales por parte de un menor?
A la hora de analizar qué dice la ley sobre el uso que puede hacer un menor de edad de las redes sociales, la abogada experta en derecho digital, Beatriz Patiño, observa un gran problema y es que «la normativa no es clara».
Patiño ha explicado a RTVE.es, que aunque el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) de la Unión Europea -que se aplica desde mayo de 2018- establece en 16 la edad mínima para que un menor pueda crearse un perfil en redes sociales sin la necesidad del consentimiento de sus padres o tutores, esa edad se redujo a los 14 años en España – en la Ley Orgánica de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales-.
Y a su vez, cada una de las aplicaciones desarrollan sus normativas internas de uso en función de la ley que rige en el país de su sede. En el caso de Estados Unidos, la edad mínima se establece en los 13 años.
¿Qué hacen las redes sociales cuando se incumple la normativa?
A pesar de que su uso en España está prohibido para aquellos menores que no alcanzan los 14 años y no tienen el consentimiento de sus padres, la mayoría de los niños y niñas a estas edades tempranas ya saben saltarse los controles y falsificar su edad, como atestigua a RTVE.es una profesora de primaria de un colegio de Écija, Sevilla.
Amor Santana no dudó en hablar con sus alumnos de 5º de primaria sobre el caso de Antonella para advertirles de los riesgos de Internet. Cuando les pregunta sobre cómo consiguen crearse perfiles sociales si no tienen la edad permitida, los niños no tienen reparo en decirle que «ponen otros datos con los que saben que podrán acceder».
Para solucionar este problema, Patiño cree que «la responsabilidad de quienes administran las redes sociales debe encrudecerse y así poder sobre proteger a los niños».
La abogada señala que estas empresas «se escudan en las condiciones de uso, donde ellos indican que los menores no pueden utilizar la aplicación sin el consentimiento de un tutor y que esto se cumpla o no, ya no es su responsabilidad», cuando en realidad «sí que tienen la capacidad técnica de establecer una serie de filtros con los que poder cancelar las cuentas de los usuarios que no verifiquen su edad», explica.
El abogado especialista en propiedad intelectual e industrial, Alejandro Sánchez, recuerda el caso de Tuenti: «Hizo un rastreo en su día para ver qué usuarios eran menores de 14 años y solicitó que acreditasen su DNI, su edad o, en caso de no tener la edad mínima, que pudieran facilitar el consentimiento de un tutor. Automáticamente, todas esas cuentas que no pudieron acreditarlo fueron bloqueadas«.
Sánchez lamenta que esa labor de cerciorarse de la identidad de los usuarios «actualmente no se está cumpliendo, de ahí que el problema no sea la normativa, sino el control real de su implementación».
Aunque el abogado también recalca que «si bien las compañías se suelen lavar las manos en estos asuntos, con el nuevo reglamento europeo se arriesgan a sanciones de hasta el 4% del volumen de negocio de la empresa si no respetan todos los apartados de su cumplimiento».
En definitiva, a Patiño le parece que «desgraciadamente, en temas tan novedosos y cambiantes como las redes sociales, hay que aprender a base de errores como el que se ha vivido en Italia».
¿Los menores de 14 años son capaces de interpretar lo que ven en Internet?
La ley ha dejado el límite en la marca de los 14 años, pero es importante entender por qué. Aunque esta nueva generación haya comenzado a utilizar las nuevas tecnologías desde una edad más temprana que sus antecesores, no quiere decir que puedan entender el verdadero significado y las consecuencias de su uso.
El psicólogo italiano residente en Madrid, Giuseppe Iandolo, explica que durante la infancia tardía -de los 6 a los 12 años- «los niños no tienen la capacidad de abstracción para entender las intenciones secundarias del resto de personas con las que interactúa». Es decir, a esas edades todavía son muy inocentes y por ejemplo no entienden las frases con doble sentido de los adultos.
«Con 12 años exponerse a un mundo tan abstracto como el digital y a intenciones que los pre-adolescentes no siempre logran interpretar es un riesgo«, alerta Iandolo. Es por eso que los menores caen con mayor facilidad víctima de actividades ilegales como el grooming (pederastia), el sexting o las ciberestafas.
«Estas nuevas generaciones están más expuestas a un abuso y a un uso inadecuado de la tecnología. Se exponen a convertirse en ‘consumidores pesados’ de tecnologías» desarrolla el psicólogo italiano, que además avisa que «aunque estos niños sean nativos digitales tienen que pasar por un aprendizaje multisensorial, no solo visión y audición a través de la pantalla».
Otra advertencia de Iandolo es que «la dimisión tangible la puedes ampliar a través de la tecnología, pero si te sumerges al 100% en lo digital, esto te lleva a un mundo abstracto que puede ser muy peligroso si todavía no has desarrollado tu identidad social en el ‘mundo real’«.
«Toleran menos la frustración y son más impacientes»
Una vez que estos menores han accedido a Internet y a la comunicación virtual antes de la edad recomendada, ¿qué trastornos emocionales llegan a experimentar?
Mariano De Vena, psicólogo que lleva trabajando desde el 2005 con niños, adolescentes y familias, ha observado en su consulta que los menores que acceden a las redes sociales y se dan cuenta de que no pueden alcanzar el nivel de vida de sus referentes «sufren de baja autoestima, y constantemente se sienten frustrados e irascibles«. «Es una generación más impaciente, no son capaces de esperar para lograr sus objetivos», indica.
Otra problemática que se cierne en torno a la generación Alfa es la relación paterno/materno-filial: «Que los hijos tengan más sensación de poder o control que sus padres respecto a las redes o el mundo virtual, les hace menos tolerantes a recibir órdenes de ellos», explica De Vena. A su vez, son menos capaces de mantener relaciones de tú a tú con sus amigos porque «no llegan a buscarlas con la insistencia que sería necesaria en esas edades».
Para aquellos niños que con 8, 9 o 10 años ya son adictos a los móviles, De Vena recomienda tratarlos igual que se hace con quienes tienen síndromes de dependencia a las apuestas o a las drogas. Para evitar llegar a esta situación es necesario establecer «unos límites muy concretos, en los cuales se vayan acostumbrando a convivir con la frustración para aceptar la autoridad de los padres y alternar actividades que tengan componentes virtuales y con otras que no».
La responsabilidad de los padres
Aunque haya casos en los que los menores accedan a las redes sociales a escondidas de sus padres, en muchas otras situaciones este uso viene consentido por sus progenitores, que incluso les prestan sus cuentas personales para que naveguen por ellas.
Alejandro Sánchez considera que «las redes sociales están siendo criminalizadas por culpa del uso irresponsable de los usuarios» y que los padres «deben educar a sus hijos en el uso correcto de las mismas, puesto que si los niños llegaran a cometer algún tipo de delito por estas vías, serían los tutores legales quienes responderían por ellos».
El siguiente nivel es el de aquellos padres que aprovechan el éxito de sus hijos como influencers para sacar rédito económico. Tanto Sánchez como Patiño ponen de ejemplo los canales de YouTube en los que niños de menos de 10 años prueban los productos de las fábricas de juguetes antes de que salgan al mercado.
Los menores que observan como espectadores esa clase de vídeos creen que pueden llegar a alcanzar el éxito fácilmente y pronto terminan frustrados. Aquellos que sí consiguen convertirse en influencers, en ocasiones se muestran vistiendo ropa y realizando actividades propias de los adultos, lo que crea un mal precedente para el resto. «Un chaval no puede ser adulto, dejémosles ser niños que ya tendrán tiempo de ser adultos», pide Patiño.
La recomendación de Mariano De Vena a los padres es «que esperen a que sus hijos pasen la infancia tardía para darles un teléfono con acceso a redes sociales, al menos desde una perspectiva psicológica y educativa».
«Su comprensión oral y escrita se está dañando»
Al final, tanto los expertos jurídicos como los psicólogos creen que la clave para que los niños no corran riesgos en Internet es educarles en el colegio.
Amor Santana indica que ya hay una asignatura integrada en el plan escolar para atender estas temáticas, llamada Cultura y Práctica Digital. Sin embargo, solo se imparte en 6º de primaria, cuando en realidad, casi la totalidad de sus alumnos de 5º de primaria utilizan el móvil a diario y también los de cursos inferiores.
Ella los ve como «nativos digitales de uso y abuso», que no saben establecer por sí mismos «qué deben y qué no deben hacer». En su colegio solían organizar charlas formativas tanto para padres como para alumnos, pero han tenido que ser canceladas por la pandemia.
Santana observa «un salto generacional muy grande» entre su hijo y su grupo de amigos de 16 años y los niños de 11 años a los que da clase. Les ve realizar los bailes típicos de TikTok en los descansos e incluso les pilla utilizando el móvil en mitad de clase por el sonido de las notificaciones, cuando está totalmente prohibido.
«Les cuesta desarrollar la capacidad de analizar, reflexionar y pensar, y es peligroso porque se creen todo lo que sale en Internet. Además, su comprensión oral y escrita se está dañando y apenas son capaces de leer libros tanto en físico como en digital», explica con preocupación Santana.
En esas edades tan tempranas, ya la mayoría de sus alumnos quieren ser youtubers o streamers y quieren likes y seguidores desde ya. «No tienen capacidad de discernir que una vez que lo suben a la red eso es de dominio público y piensan que a ellos no les pasará nada. Los casos ocurridos en Italia los ven muy lejanos».
Desde el ámbito educativo saben que es bueno que empiecen a manejar las herramientas digitales desde pequeños para situaciones como la que se ha dado con la pandemia, pero siempre fomentando un uso responsable y controlado. Y para ello es importante la colaboración de los padres, porque a los maestros, dice Santana, «no nos da la vida para educarles en todo lo que no tienen que hacer«.
Con todo este análisis, a la pregunta de si los menores están utilizando las redes sociales demasiado pronto, Santana responde «rotundamente sí, pronto y con descontrol«.