Finalmente, los afectados se quedaron fuera a esperar el transporte público e irse a casa. Según cuentan, «cuando nos íbamos nos cruzamos por el camino con otra chica, también negra, que tenía 19 años, y nos contó que a ella tampoco la habían dejado entrar a la discoteca y que le habían dicho lo mismo que a nosotros», denuncia L.

Racismo cotidiano

Esa misma noche, ya en el metro, los afectados sufrieron otro presunto caso de racismo. «Me registraron porque sí. Nos subimos en el metro y el vagón estaba completamente lleno de gente, pero cuando paró de repente entraron 4 guardias y, de toda la gente que había, vinieron directamente hacia mi y me dijeron que me diera la vuelta. Les pregunté por qué e insistieron: ‘date la vuelta’. Me empujaron e hicieron como que me registraban pero solo me pasaron las manos por encima. Ni siquiera buscaron nada. Fue humillante. Les dije que me estaban registrando por ser negro, y me contestaron ‘pues sí’. A mi y a mi amigo». Según relata el afectado «me sentí tan humillado que ni siquiera me atreví a levantar la cabeza el resto del camino».

Pero este no es el único episodio de racismo que han tenido que sufrir el afectado y su amigo, relatan que la discriminación es bastante común. «Fui con mi amigo a comprar a una tienda de ropa y cuando salimos una chica le dijo al guardia que nos registrara porque habíamos cogido algo. Nos pusieron allí en medio y nos registraron insistiendo mucho; ‘saca lo que llevas’. Yo les dije que no llevábamos nada, que mirara las cámaras, pero se negaron». Otro episodio de racismo le ocurrió en el tranvía de Burjassot. «Vino un trabajador de seguridad, me cogió sin preguntar y me sacó a la fuerza del vagón, y fuera me dijo que ‘estaban buscando a uno como yo’, y me volvieron a registrar porque sí, sin haber hecho absolutamente nada».

A estos episodios se le suman, como relata también la madre del afectado, identificaciones policiales en la calle sin ningún motivo. «Hemos denunciado por hartazgo, porque ya está bien. No es la primera vez que le pasa, vamos a identificación en la calle por mes, mi hijo no es un delincuente ni hace nada malo, es un chico normal de 18 años, que estudia y juega en el equipo de fútbol del barrio ¿Por qué le tienen que parar entonces?», lamenta. «Me pone muy nervioso pensar que por ser negro no eres igual que los demás, o que te tienen que tratar diferente», critica el afectado.

Desde Fiscalía de delitos de odio recordaron que prohibir la entrada a un recinto a una persona por su color de piel es un delito de odio especificado en el artículo 512 del Código Penal.